Un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiendo no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndolo a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula "Cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión responde: "No he tenido elección, es mi naturaleza"

Es la fábula del escorpión y la rana atribuida a Esopo

Drive es una rara avis en la filmografia de Winding Refn, pero no por lo extraña, sino al contrario, por ser su obra más cercana al gran público. Intenta conectar con temas comunes en todos como la soledad, la redención, o el amor. Aunque no falta tampoco la violencia extrema que detona desde la pausa y una estética extremadamente cuidada de encuadres perfectos, señas de identidad del director.
Además de una banda sonora hipnótica y una tensión en la que el silencio dice más que las palabras.

Las similitudes entre el protagonista de Drive y el escorpión de la historia van más allá del bordado de su cazadora. Se trata de un ser solitario, sin pasado, sin nombre, y con una naturaleza violenta en su interior.

Al conocer a Irene algo cambia dentro de él, quizá por primera vez ve posible una redención, un posible futuro con alguien y amor.

La escena del ascensor es bella y violenta a partes iguales, un romántico beso de despedida y también el punto de no retorno, el momento en el que las posibilidades o esperanzas de un futuro desaparecen cuando Irene presencia un salvaje estallido de violencia mirándole a los ojos.

Y pese al final abierto, no queda nada más allá de la tragedia que supone la esencia del escorpión, una existencia vacía y solitaria.