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Moana: Un mar de aventuras

6.8
25,928
Animación. Aventuras. Musical. Fantástico La historia se desarrolla hace dos milenios en unas islas del sur del Pacífico. La protagonista es Vaiana Waialiki, una joven que desea explorar el mundo navegando por el océano. Ella es la única hija de un importante capitán que pertenece a una familia con varias generaciones de marinos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 120
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2016
78 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
La eterna historia Disney.
Esa que cuenta el soñador esfuerzo de animadores voluntariosos creando mundos imposibles e historias memorables, que perduran de generación en generación, y la inmensa marea de espectadores que están hartos de ver "lo de siempre".
Sorpresa, no tienes que ir al cine a ver lo que no quieres. Querido espectador hastiado, sabemos que te gustan las historias blandas de contenido, los personajes monos y puros como la leche para adornar tu Tumblr con infinitos gifs, y el enésimo sabor de la semana que se conforma con escribir en letra pequeña en la historia de la animación; tan solo otra de dibujos para entretener a los críos.

Nada de eso vas a encontrar 'Vaiana'.
Esta historia es para los que todavía no han abandonado el sentido de maravilla. Los que disfrutan de un estudio que ha sabido reinventarse a paso firme, sin por ello tener que venderse demasiadas veces.
"Otra historia de princesas", sí, otra historia de princesas para los que no sepan ver que ni siquiera hay una princesa en ella (por mucho animalito que la acompañe, y muchos padres poderosos que tenga).
A los demás les espera una aventura de las que no se olvidan, forjada en un cariño notorio, ambientada en un paisaje de ensueño. No sólo eso, sino que además en 'Vaiana' hay alma, esfuerzo, valentía y la imprescindible pizca de autoparodia: ningún personaje pasará por la pantalla sin que lo recuerdes, ningún momento tiene por objetivo entretenerte sin más.

Es la clase de fantástico relato que da pie a una no menos fantástica heroína Disney: Vaiana puede enorgullecerse de ser la primera que, lejos de guiarse bajo la sombra de figuras paternas, decide hasta dónde la va a llevar su destino, y decide que será más allá.
Ella es la primera cuando de coger un barco para navegar se trata, pero también la que siempre está ahí para ayudar a su gente, y se prepara pacientemente para convertirse en su guía: aquí no existe la figura autoritaria que demanda que te quedes porque debes obedecer a tu padre, si no el papá que pacientemente te explica por qué deberías querer donde estás.
Vaiana aprende temprano que la línea entre obligaciones y tradiciones no es tan gruesa como parece, porque entre ambas cabe disfrutar del lugar al que perteneces. Pero tampoco puede dejar de ver a su abuela bailar en la orilla, y desear estar con ella lejos de las multitudes, en ese espacio tan íntimo que parece sagrado.

Tendrá que ser su abuela la que le diga "si lo sientes, así ha de ser", sin necesidad de ser una maestra pesada o insistente, sin que Vaiana llegue a entender hasta mucho después lo que realmente quiere decir (no conviene olvidar que sigue siendo una adolescente, en formas, gestos y mentalidad).
Y es que lo que ella siente es la necesidad de aventurarse más allá de los límites del coral para devolver el corazón de Te Fiti, una gema perteneciente a la diosa que antes daba vida a todas las islas, extinta cuando se despertó la furia volcánica del demonio Te Ka. Esa misión, encomendada por el mismo océano, choca frontalmente con donde ella también siente que la necesitan, pero aviva un corazón aventurero cansado de sentir por un horizonte lejano.
Será en ese momento cuando la historia nos brinde su momento más tierno y humano: el de una madre comprendiendo que su hija ya creció, y controlando el miedo a que ella encuentre el fracaso marino de su padre. Un agradecido y emotivo oasis de "lo acepto, porque te quiero" en una tradición de princesas que eran "desobedezco, porque te odio".

El océano será su guardián en el viaje hasta Maui, y hasta la saca de algún apuro, pero lejos de ser una fuente de soluciones convenientes, es la mejor manera de juntar una adolescente de 16 años, que todavía vemos inmadura, con un semidiós heroico descaradamente egocéntrico.
La historia sabe que ambos no durarían juntos mucho tiempo, y por eso se permite usar aguas mágicas hasta que descubran que no son tan distintos.
Porque una cosa que acaban compartiendo es estar en el camino por definirse: Vaiana a la búsqueda de la líder responsable que será, y Maui intentando reinventarse tras el valiente bravucón que todos creen que es. Dos que no encuentran una leyenda personal que les dé un motivo, porque se han visto obligados a escribirla, y se dan cuenta de que parece difícil encajar en la que otros ya les han escrito.

En sus mejores momentos, 'Vaiana' es un festín para los sentidos, una aventura inabarcable con monstruos marinos, islas de leyenda e impresionantes secretos milenarios escondidos a lo largo del océano.
Pero en sus mejores momentos de verdad, es la historia de una chica y un semidiós que deciden juntar la mezcla de inseguridades, miedos, deseos y señales que arrastraban para navegar más allá de lo que jamás habían imaginado, para finalmente convertirse en las personas que ellos mismos querían ser.

La leyenda personal no se enseña ni se cuenta.
Solo te llama, no puedes evitar que lo haga.
Y como a ti te define, también lo hace con todo lo demás, hasta el punto de romper las cadenas de la tradición, abrir las aguas del mar o reverdecer el corazón de otro que hace mucho que lo perdió.

Vaiana acaba siendo quien ella quería, sin dejar de ser quien los demás necesitaban.
Dejando una bella conclusión donde las leyendas morían, para nunca más navegar.
Empezando otro glorioso y esperanzador comienzo, en su cadena de historias sin final.
Charles
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30 de noviembre de 2016
48 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de los (leves) agridulces sabores de El Planeta del Tesoro y Tiana y el Sapo, John Musker y Ron Clements se acercan todo lo que pueden a la época dorada de los 90, con aromas a aquellas genialidades que eran La Sirenita, Hércules o Aladdín (que sigue siendo su mejor película).
Viana es una historia hawaiana con mucho encanto, visualmente espectacular, con una protagonista carismática e independiente, que quiere conocer el mar. Disney sigue sin hacer películas sosas y poco imaginativas como otros estudios de animación, pero, aunque la película funcione durante todo el tiempo, Vaiana no intenta sorprender, la historia es imaginativa y rica en colorido, pero no arriesga, y sigue la fórmula Disney. El guión no tiene esas sorpesas que podía tener por ejemplo Zootrópolis, y quizás al principio sea (sólo) un pelín lenta) si bien es cierto que Viana no es una princesa Disney. No es ñoña como Elsa y Ana y por eso no tiene ese toque tan azucarado que tenía Frozen, y eso le da muchos puntos.
Aparte del pollo, no hay tampoco ningún secundario graciosete, ni ningún amorío, y es más, no hay apenas personajes. Y es que eso da igual, porque Vaiana es una película muy disfrutable para los pequeños y para los adultos, técnicamente impresionante, con una animación muy cuidada, y con ese encanto que consigue que yo siga yendo al cine a ver las películas de Disney.
Lo mejor: Ese encanto que no tenían las dos últimas películas de Musker y Clements, la música, la animación y el personaje de Vaiana, con su mensaje.
Lo peor: la única pega es que no sorprende ni arriesga casi nada.

Disney demuestra que sigue muy cerca de Pixar
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Diego_95
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5 de marzo de 2017
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que primero crecimos bajo el influjo de los Clásicos Disney y más adelante supimos apreciar sus valores cinematográficos nos sentimos consternados, primero con la decisión de los estudios de no volver a rodar sus películas en 2-D siguiendo los cánones que el cine comercial de animación marca, y segundo porque desde 'Hermano Oso' ninguna otra peli Disney ha logrado siquiera asemejarse al estilo y a la "gravedad" que el adulto e intenso Disney de los 90 se atrevió a alcanzar. Para fortuna de los que somos y seguiremos siendo seguidores de la factoría del ratón animado, el mayor consuelo que por el momento nos queda es que la tetralogía que conforman sus últimas 4 películas ('Frozen', 'Big Hero 6', 'Zootropolis' y esta 'Vaiana') al menos son capaces de recoger en numerosos momentos la esencia de lo que las viejas películas del Tío Walt supieron plasmar a la perfección: un cine absolutamente para todos los públicos, que maravillara a los niños con historias a veces adultas, y a los adultos supiera devolverles por un rato ese alma de niño que desconocían que aún poseían.

'Vaiana' posee muchas de las virtudes que convierten a Disney en la factoría de animación por excelencia, pero también adereza muchas de las falencias que sufre la empresa y la animación en general. Para empezar, Disney prosigue con su obsesión por ser capaz de abarcar todas las culturas del mundo habidas y por haber, tocándole en este caso a la rica cultura polinesia, que en 'Vaiana' se encuentra plasmada de manera sumamente sentida, en muchos momentos casi coetánea al estilo naturalista de una obra tan poética como 'Whale Rider'. Por otro lado, la historia, aunque de entrada no provoca un gran hype, no tarda en generar una gran aceptación por parte del espectador, con una serie de momentos que imbuyen de lleno al espectador en una aventura que atrapa gracias al carisma de todos y cada uno de sus personajes. A ello contribuirá en gran medida una magnífica banda sonora, con algunas de las mejores canciones que la compañía ha dado luz en los últimos 15 años, y repleta de ritmos tribales que deleitan a nuestros oídos.

Sin embargo, Disney y el cine de animación actual en general chocan contra la misma piedra cuando el guion recae en una cierta infantilización de momentos demasiado chillones o persistentes, que antaño quedaban mejor camuflados o al menos no hacían gala de una estupidez tan extrema (ese gallo estúpido que llega a convertirse en un running gag algo cansino, o esos piratas en forma de coco diseñados directamente como hábil producto de márketing para dar pie a peluches y muñecos), o la falta de peso que se le da a ciertos momentos dramáticos a los que se le introduce humor con calzador y que reducen el impacto emocional (nunca más volveremos a ver algo así como la muerte de Mufasa o el impactante comienzo de 'El jorobado de Notre Dame').

No obstante, 'Vaiana' posee tantas virtudes formales y estilísticas que provoca que sea fácil esquivar sus defectos, presentando a una serie de atractivos personajes repletos de carisma, una heroína algo típica pero dotada de gran fuerza y una amplia gama de estupendos secundarios, como Maui, ese héroe al que le falta de verdad creerse un héroe, o un villano diseñado de manera espeluznante y con una presencia nada amigable, que además cuenta con un giro de guion de lo más sugerente y adecuado. El bueno a veces no es tan bueno ni el malo es tan malo, o lo que viene a ser lo mismo, a veces el dios y el monstruo no son lo que parecen, una gran moraleja que en este caso Disney plasma con gran acierto.

'Vaiana' se convierte en una envolvente experiencia que disfrutarán tanto los más peques como los adultos, que es algo que no pueden decir precisamente todas las pelis de animación actuales. Posee la suficiente magia para que su visionado se disfrute con máximo agrado, y aunque le falta ese último grado de perdurabilidad que sí lograron alcanzar las grandes obras de la factoría, sí que rechaza la ligereza que poseen muchas de las últimas obras de Disney (en ningún momento aspira ser una obra menor, sino que sus pretensiones abarcan mucho más alto). Aún encontrándose un peldaño por debajo de las obras más top, 'Vaiana' es una de las propuestas animadas más ricas y estimulantes de este 2016.

·LO MEJOR: Posee algunos de los momentos más potentes del Disney de los últimos años.

·LO PEOR: Le falta el grado de perdurabilidad que poseen los mejores Clásicos Disney.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dirover
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7 de diciembre de 2016
36 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para alguien que disfruta los clásicos Disney como yo, que defiende su valía y que lucha contra las ideas preconcebidas sobre su cine, encontrarse con esta “Vaiana” es cuando menos un poco decepcionante.
No es que estemos ante una película mala, sino ante un estancamiento, un “stand by”, un acomodamiento o un proyecto que no aporta nada a la trayectoria de la factoría.

“Vaiana” es a Disney lo que “brave” a Pixar.

El principal problema con la historia de esta jefa rebelde y soñadora es que, además de ser totalmente previsible (que no es su principal defecto) es que carece de la fuerza y la agilidad narrativa que es el principal sello de la casa. Quizás hay demasiados guionistas para una historia tan simple, y demasiados directores y co-directores, lo cual trae como resultado un continuo baile de tonos y de estilos que hacen que la película no encuentre su propia personalidad.

No, definitivamente no es un “Disney” con personalidad propia. Bebe de la fórmula que tan bien le funcionó a la casa desde su clásico por excelencia de la segunda época dorada, “la Sirenita”. Ron Clements y John Musker son los directores a la cabeza, responsables de esa fórmula de “La Sirenita”, repetida con éxito en sus otras película como “Hércules”(a la cual recuerda en muchos aspectos esta Vaiana) o “Aladdin”, todas ellas en animación tradicional. Esta es su primera incursión juntos en la animación digital, aunque dudo que sea el medio el responsable de que su fórmula no funcione aquí de la misma manera, porque ya la aplicaron otros en “Enredados” con bastante fortuna y la afianzaron en “Frozen” creando un clásico instantáneo.

No sé cuales son, pero por algún motivo han llevado esa fórmula a sus extremos más caducos.

“Vaiana” es demasiado moralista y sobre todo demasiado evidente y recalcadamente moralista. No hay nada sutil en sus intenciones y cae en los excesos que caen todos aquellos que no son y sólo sueñan con ser Disney.
“Vaina” es un musical que chirría, en que las canciones molestan y ralentizan la historia. Molestan y le dan un aire trasnochado, además de no haber ni una sola de ellas que sea digna de recordar.

“Vaina” desaprovecha el potencial de esos “secundarios” cómicos de lujo que al final son quienes hacen memorables las películas Disney. Sólo el pollo HeiHei, deliciosamente descerebrado consigue traspasar el umbral del olvido y hacerse dueño de la historia en repetidas ocasiones.

“Vaina” fracasa también al crear los vínculos suficientemente creíbles y naturales entre sus protagonistas. Todo parece forzado. La historia huele a producto hecho a medida, sin una base que nazca de donde nacen las buenas historias: de la pasión.

“Vaina” cuenta con escenas y momentos memorables, pero carece del pegamento necesario para que formen un todo también memorable.

“Vaina” cuenta con un exceso de melaza al que sucumbe incluso el deliciosamente cínico y narcisista semi-dios Maui y que aún así, es el personaje más interesante (y desaprovechado) de la historia.

Podría seguir enumerando todos los puntos en que “Vaina” me ha resultado decepcionante, pero no sería justo, porque daría la impresión de que hablo de una mala película, o cuando menos fallida.

No, no es eso. Insisto; se trata de una película de transición en que Disney hace avanzar alguno de los logros que le han llevado hasta donde está, mientras que se estanca sin remedio en otros.

Cuida la animación hasta extremos que parece difícil superar, con una fluidez y una riqueza de movimientos que rayan la maestría y que siguen siendo marca indiscutible de la casa.

El lujo por el detalle, no sólo en los movimientos de los personajes, sino en decorados, ambientación, iluminación, efectos y texturas es exquisito y apabullante.

La música, a pesar del resbalón de las canciones, sigue siendo una de sus grandes bazas.

En definitiva, un espectáculo visual de primera calidad, técnicamente impecable, entretenido y disfrutable que sólo defraudará (y sólo relativamente) a quienes esperamos de cada nuevo “clásico” de Disney sea un clásico, una obra maestra o un paso más allá, y nunca “un pasito p´alante y un pasito p´atrás”…que para eso ya están los demás.
piensaencines
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30 de noviembre de 2016
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney nos vuelve a regalar una película deliciosamente perfecta a nivel visual y estético. Se vuelve a demostrar que la animación poco límites conoce: el pelo de los protagonistas y el movimiento del agua son solo dos ejemplos de un largo etcétera donde se nota que Disney sigue cuidando hasta el más mínimo detalle.

Vaiana tiene todo lo que se espera de ella: acción, emoción,... y ese punto de rebeldía que nos hace despertar en un momento dado. También el humor es parte fundamental de la cinta con el que disfruta grandes y pequeños. Quizás se abuse en exceso de algunas de las gracias.

En cuanto a los personajes, están muy bien creados y muy bien presentados. En todo momento se conocen las intenciones de los mismos, no habiendo incongruencias en sus acciones ni en sus intereses, como sucede en otras películas de animación.

A diferencia de películas Disney de los últimos años (a excepción de Frozen), la música vuelve a ser la auténtica protagonista. Si bien, el tema principal es apabullantemente pegadizo, en casi todos los demás se nota en exceso que las canciones no fueron compuestas en español y lo que queda de ellas es una mera traducción. Aún así, le pondría un notable alto a su banda sonora.

Los directores han trabajado juntos anteriormente en títulos como Hércules y El planeta del Tesoro, cintas a las que supera. Sin embargo, para mi gusto, no consiguen alcanzar su mejor obra, Aladdin.
JaviCC
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