Ouija: El origen del mal

Porque empieza prometiendo mucho, en la mejor línea de la saga Expediente Warren, con ese aire de época, de cine clásico filmado con precisión y con una atmósfera clara y sugerente. Pero al final del segundo acto, misteriosamente, la peli decide saltarse su propia propuesta, la base de su argumento, incluso el tono y se le va la pinza. Pero mucho además.

Se convierte en otra otra cosa que no tiene nada que ver con el inicio, completamente absurda y los autores se quedan tan anchos. De verdad, no exagero. Me llama poderosamente la atención las buenas críticas. Por bien que esté el arranque, es tal el despropósito de la segunda mitad que no hay manera de defenderla. Solo merece la pena esa curiosidad si eres guionista y quieres ver cómo se lo monta la peña con un par cuando no saben salir del callejón.

Haciendo uso de un terror con regusto bastante clásico, Mike Flanagan consigue sacar adelante su película de la mejor de las maneras, superando con creces al espanto de hace dos años de la que es precuela. Con los efectos digitales justos, las típicas subidas de volumen ya habituales y un puñado de buenos sustos, la cinta se convierte en lo mejorcito que hemos visto en los últimos años relativo al tablero dichoso.
El trío de actrices protagonistas y un Elliot de ET crecidito conforman un reparto equilibrado y bastante convincente.
Si a lo anterior sumamos un final para nada convencional por muy made in USA que la peli sea, la cosa resulta de lo mas interesante.

Lo mejor: La hermana mediana.

Lo peor: Perdonables topicazos que eran casi inevitables.

Más que recomendable.

Mike Flanagan es un director al que sigo mucho, tiene buenas películas como Hush y Oculus, las cuáles es un tipo de terror al que no todo el público le gusta. 

Ahora llega con Ouija: Origin of Evil, a la que no le tenía mucha fe porque ya su predecesora fue una bosta, y Flanagan venía de cagarla con Before I Wake, cinta que a mí en lo particular me gustó la idea pero me pareció mal ejecutada y desaprovechada.

Sin lugar a dudas es la sorpresa del año. Ambientada en la época de los 60s, gran detalle del logo de Universal al inicio, el clásico, la ambientación te hace creer que estás en esos años, lo que le faltó, que hubiera quedado genial es que haya estado filmada con el tipo de imagen sesentoso, tal como lo hace el director Ti West (otro que sigo mucho y hace buenas pelis de terror)

Ti West, por ejemplo, tiene buenos productos de terror filmados como si las vieras en los años 70, The House of the Devil, y The Innkeepers, metrajes que recomiendo para aquellos fans del buen terror.

Pero bueno, Flanagan la cagó ahí. Ahora, como producto es buena, bien creepy. Que podría haber sido mejor, si. Pero cumple, y bastante hace con la mala fama que tiene Ouija, y que nadie le daba dos mangos.

La recomiendo.

Ouija: El origen del mal es una cinta que combinando un conjunto de elementos que ya se han visto en otras películas de miedo da como resultado un film mas que interesante. Combina a la perfección casi todos los elementos del genero de "Espíritus y fantasmas", mostrándonos una historia relativamente solida sobre la cual montar los sustos, giros argumentales y situaciones que se dan durante toda la película.

En cuanto a los actores realizan un trabajo mas aceptables, con reseña especial a la niña pequeña sobre la cual, en algunas ocasiones, recae toda la carga dramática de la cinta.

Una película que esta claro que no inventa nada, pero que combina muy bien los elementos ya creados o realizados por otras películas del genero y lo hace de una forma honesta y, a ratos, brillante.

Después de una desastrosa primera entrega, Mike Flanagan entró a rescatar la naciente franquicia de la Blumhouse, con una segunda película, que en realidad es una precuela, que es muy superior a su antecesora, en parte a ese aire a terror clásico de su primer tramo.

La historia que se narra sucede 50 años atrás, en los años 60, donde una familia compuesta por una madre, recientemente viuda, que realiza sesiones espiritistas y sirve de médium de manera alevosamente fraudulenta con la ayuda de sus hijas, la adolescente Lina (personaje de la primera entrega) y la pequeña Doris, esto para sacar dinero para sobrevivir y además ayudar a las personas a cerrar sus períodos de duelo.

Pero todo cambia el día que Lina con sus amigos juega a la ouija y se la recomienda a su madre para las sesiones, la madre llevará una a casa y la pequeña Doris se enganchará rápidamente a ella, ya que dice que puede tener contacto directamente con su padre muerto.

El inicio de ésta nueva película del solvente Flanagan es contundente, se toma su tiempo para ir presentando a sus personajes principales y la situación por la que atraviesan, todo en un tono retro que recuerda a películas clásicas del género como ‘El exorcista’ y otras recientes como ‘El conjuro’, con una atmósfera que de a poco va atrapando al espectador.

Gran parte del mérito se lo llevan las interpretaciones de Elizabeth Reaser como la madre, así como Annalise Brasso como Lina y sobre todo la pequeña y muy convincente Lulu Wilson, a las que se suma el personaje del padre Tom (Henry Thomas, el niño de E.T.), una ambientación bien lograda y los bien construidos climas.

Pero en el último tramo el relato trastabilla un poco, cediendo el paso a los sustos fáciles y los clichés del género, aunque ello no debilita el resultado final de una película que se ubica muy por encima de su predecesora y revitaliza una franquicia que había nacido con los peores pronósticos. Y no abandone la sala, hay que esperar los largos créditos de la película para ver una última escena.


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