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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.332
Críticas ordenadas por utilidad
9
25 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Claro que hay grandes periodistas! Sin duda, entre la gente que ha escrito y aún escribe en los periódicos y revistas, habla en la radio… o se comunica a través de la internet, hay gente profesional, rigurosa, responsable, que conoce el oficio y lleva en la sangre la búsqueda de la verdad; y son ellos, los menos, los especiales, quienes sostienen la maltratada dignidad del periodismo, porque aquí, como en tantas otras profesiones, se mantienen empotrados los mediocres, los oportunistas, los ególatras, los vendidos... aquellos que atraen odio, hacia tan insigne profesión, cuando se valen de información tendenciosa y hasta de infames mentiras... y también cuando callan lo que debiera decirse; aquellos que deforman la verdad porque tienen el alma endosada a su mísero postor y aquellos que causan vergüenza porque solo hablan desde los labios, pero jamás desde el corazón.

Billy Wilder, sabe harto de periodismo y se duele como nosotros cuando ve, al cuarto poder, sirviendo como mercenario de los otros tres poderes o ejerciéndose en función del individualismo más enclenque. Ya nos había mostrado, lo que es capaz de hacer un reportero obtuso, en su brillante película, “Ace in the Hole”; y en 1974 -inconforme, de seguro, por la manera como se estaba informando sobre el caso Watergate; sobre el derrocamiento del presidente socialista, Salvador Allende, en Chile... o sobre los casi 20 mil asesinatos que hubo el año anterior en los EEUU, decidió realizar la tercera, de cuatro adaptaciones cinematográficas, que ha tenido la ya clásica obra teatral que, Ben Hecht y Charles MacArthur, escribieran y estrenaran en 1928.

Adaptada por él mismo, junto a I.A.L. Diamond, Wilder retoma los personajes como los pensaran sus autores, y queda decir que nos asegura un filme que impacta en todo el plexo solar, nos agita con fuerza y ternura el corazón; y deja claramente al desnudo la trapacería, el sensacionalismo y las infamias que pueden llegar a cometerse en aras de mezquinos intereses personales. ¡Periodismo y política agitando la bandera de la mentira para saciar su apetito de poder! ¡Noticia de cada día en pleno siglo XXI!

Como ya es habitual en sus obras más personales: Una impecable dirección de actores. Soberbios Lemmon, Matthau, Gardenia y Pendleton. Una cámara casi invisible, ubicada fundamentalmente en plano general o medio; una ambientación rigurosa y muy efectiva en el desplazamiento de los personajes; y ese toque mágico de los diálogos precisos, mordaces y de una fluidez excepcional que nos legaran Hecht-MacCarthur.

<<PRIMERA PLANA>>, nos deja muy, pero muy satisfechos. Duele la triste realidad que recrea por más que esté ambientada en el Chicago de los años veinte, pero, sus brillantes toques de comedia y ese descreste actoral de casi todos sus intérpretes, hace que pasemos una magnífica velada y que nos quede fijo en la memoria el gran talento que tuvo siempre, Billy Wilder.
Luis Guillermo Cardona
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10
13 de junio de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las formas más efectivas de atraer algo a nuestra vida, es manifestar horror o repudio por ese algo. Atraes lo que temes, acercas lo que odias, se manifiesta lo que rechazas, pues, uno de los secretos de la existencia nos dice que, todo lo que pensamos insistentemente lo convertimos en realidad... y esto vale tanto para lo positivo como para lo negativo.

El profesor, Immanuel Rath, se ha erigido como defensor de la moral en el gimnasio donde enseña inglés y literatura, y se muestra dispuesto a seguir a sus alumnos, para aleccionarlos, hasta un cabaret llamado, “El Ángel Azul”, donde pronto conoce a la estrella del lugar. Se llama, Lola Lola, y es una mujer, ¡con unas piernas y una mirada!, que hacen imposible permanecer indiferente; y ella sabe muy bien qué hacer con ambas cosas, para vendar enseguida todo principio y toda razón. El profesor Rath, tampoco supera la tentadora presencia de Lola Lola… y su vida entra, entonces, en un estado de gloria colmada de exquisita sensualidad, mientras las cosas más relevantes, de una en una, comienzan a apagar su luz en muy poco tiempo.

Ese gran maestro del arte cinematográfico, Josef von Sternberg, consigue una obra cumbre que plasma, con total eficiencia y con sorprendente fuerza dramática, el camino ya trazado para que muchos hombres arruinen lo que de verdad importa. Tratar de negar nuestra propia sombra, intentar demostrar que sólo hay luz en nuestra existencia, acusando todo mal que vemos en los otros, es arrogarse un poder que pronto dará muestra de un eslabón muy frágil que siempre está a punto de desligarse; y bien se ha dicho que, una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones.

Emil Jannings, el inolvidable actor de “El Último”, “Tartufo” y “Fausto”, dirigidas todas por ese otro grande llamado F. W. Murnau, consigue dar vida a un personaje al que, en principio, se desprecia, enseguida se comprende, y finalmente, conmueve hasta lo más hondo. Su interpretación es sensible, poderosa, y su personaje es tan humano como el más humano de los hombres.

Por su parte, esa diva alemana llamada, Marlene Dietrich, se gana con todo mérito su siguiente paso a Hollywood al dar vida a una mujer de impactante presencia que llena de sensualidad y de perversa coquetería cada escena en la que aparece. No sería difícil que, para el propio Sternberg, aquí le haya surgido el título que, pocos años después, utilizaría en otra de sus brillantes películas: “El diablo es una mujer”.

<<EL ÁNGEL AZUL>> es la clase de filme que se guarda para siempre en la memoria. Está sellado y lacrado para su segura conservación.
Luis Guillermo Cardona
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4
25 de septiembre de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adaptación de la novela “Golden Earrings” (1946), que la escritora húngara, Jolán Földes, publicara primero en Inglaterra, a donde se había asilado huyendo de los nazis durante la II Guerra Mundial, fue el primer compromiso que lograra en Hollywood el, por entonces, novel guionista (y luego director) Abraham Polonsky. Sin embargo, otro guion suyo (en solitario) se rodaba simultáneamente en The Enterprises Studios y “Body and Soul” -como se tituló esta segunda película- se estrenó una semana antes y fue un gran éxito que también sirvió de soporte a “EN LAS RAYAS DE LA MANO”, una película menor que Polonsky escribiera junto a Frank Butler y Helen Deutsch.

Aunque la dirige el acreditado, Mitchell Leisen, Polonsky no quedó nada a gusto con este trabajo, pues, además de sentir que, mucho de lo por él aportado se modificó o se dejó de lado, el resultado del filme tampoco es como para dejar muy contento a nadie. ¿Por qué?

El lado positivo de la historia -mérito de la novelista, aquí acreditada como Yolanda Foldes-, radica en su decidida reivindicación de esa minoría racial conocida como los gitanos, quienes durante el auge del nazismo fueron tratados como parias: perseguidos, maltratados, arrinconados, y muchos de ellos, asesinados.

En esta aventura, donde, un coronel inglés, consigue escapar de una prisión alemana dispuesto a cumplir con una difícil tarea que evitará muchas muertes (apoderarse de la fórmula mediante la cual se fabrica el gas con el que se extermina a los judíos), precisamente, una vivaracha gitana, hará llevadera su difícil tarea, brindándole amor, al tiempo que será su soporte y su brazo derecho para salvar los obstáculos que se avendrán en el camino.

Pero, también aquí, se presenta el eslabón más débil de la aventura, pues, Marlene Dietrich, trajeada y maquillada como una gitana, en nada resulta atractiva y más parece sacada de un austero circo… y Ray Milland, por su parte, luce como un seudo coronel al que le falta virilidad, arrojo y pinta de seductor. En su largo recorrido, insulso y muy poco emotivo, el cuento adquiere pinta de comedia con muy poca sal… y no pude evitar recordar las tontas, “Road to…” que protagonizaban, Bob Hope y Dorothy Lamour, porque ¡ni más ni menos!

Sólo cuando el filme adquiere su tono dramático ante cada presencia de los nazis, el río vuelve a su cauce y se alcanza a alentar una esperanza que, lamentablemente, no tarda en desvanecerse. ¿Fue Leisen, los guionistas que revisaron la historia o el productor ejecutivo el que cambió las cosas para aligerarles su peso ideológico? No lo sabemos con certeza, pero, por fortuna, Abraham Polonsky triunfó rotundamente con su magistral guion para “Body and Soul”, y esto abriría la puerta para que, al año siguiente, pudiese además dirigir su siguiente trabajo: “Force of Evil”.

Mención para la brillante interpretación que logra la Dietrich de la cítara, instrumento que apenas aprendió a tocar en sus descansos de rodaje.

Título para Latinoamérica: LOS ARETES DE LA GITANA
Luis Guillermo Cardona
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9
27 de mayo de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con cuatro hijos todavía en edad de formación, Dora Duncan se vio de repente abocada a luchar por la manutención de todos ellos, cuando su marido, el banquero y empresario, Joseph Duncan, les abandonó “por otros intereses”. Pianista de profesión, la señora Duncan tuvo que complementar su arte dedicándose a dictar clases, y en 1984, fundó una escuela de arte en Oakland, California, a donde se fue a vivir con sus cuatro hijos. A la edad de once años y con el deseo de apoyar a su madre, Isadora, la hija menor, abandonó los estudios y emulando a su hermana, Elizabeth, se dedicó a trabajar con ella en la escuela. Todo esto, tendría una profunda influencia en la vida futura de, Isadora Duncan, quien, desde que viviera en San Francisco -donde nació, el 27 de mayo de 1877- ya sentía que las olas del mar la alentaban a mover su cuerpo siguiendo su ritmo. Llegada la adolescencia, Isadora fue matriculada en una escuela de danza clásica en Chicago -a donde la familia se mudó- y también estudiaría teatro en la compañía de Augustin Daly. Desde muy joven, la chica demostró que tenía grandes aspiraciones y un deseo inmenso de libertad… y eso es lo que vamos a ver, en este biopic, magistralmente dirigido por Karel Reisz.

La historia, escrita por Melvyn Bragg y Clive Exton, basados en la autobiografía, “My Life” de Isadora Duncan y en la obra de Sewell Stokes, “Isadora Duncan, An Intimate Portrait”, empieza cuando la bailarina, ya retirada, dicta su autobiografía a un mecanógrafo, y mediante una serie de flashbacks asistiremos a sus triunfos y frustraciones; sus grandes amores e infaltables desamores; y también a las tragedias que marcaron su vida para siempre… pero, nadie puede negar que, Isadora Duncan, fue una gran artista que renovó para siempre el arte de la danza; una mujer apasionada que le chupó el tuétano a la vida con gran intensidad y contra todas las adversidades… y una gran instructora que dio de su ser todo lo mejor, aspirando siempre a una vida mejor para los niños sin oportunidades. Isadora bien sabía que, todo ser humano necesita alimento para el cuerpo y para el alma… y a eso dedicó su vida, sin otro propósito que sentirse plena ayudando a los demás. Alguna vez dijo: “Mientras el sufrimiento de los niños siga siendo tolerado, esa es la prueba de que no existe amor verdadero en este mundo”.

Seguro porque sentía que su meta era servir a muchas personas y no a una sola, la Duncan se sostuvo muchos años con la idea de nunca casarse llegando incluso a decir una frase que se hizo célebre: “Toda mujer inteligente que habiendo leído el contrato matrimonial, lo acepte... ¡merece cargar con las consecuencias!”.

Grandiosa y polifacética actuación de, Vanessa Redgrave, quien se mete en la piel de la eterna bailarina como si se tratara de su propia vida… ¡y sé muy bien que ambas guardan sus semejanzas!

<<ISADORA>>, es una gran película.
Luis Guillermo Cardona
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9
20 de mayo de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que admitir que me cuento entre aquellos hombres que, en su mente y en su corazón, conservan indeleble un romance que nos trajo mucha felicidad… aunque tiempo antes (o después) nos hayamos casado con otra mujer a la que, por supuesto, también amamos. Pero, aquella relación que fuera relativamente efímera, sigue intacta por lo mucho que significó para nosotros y porque se dio en aquellos años cuando el enamoramiento crece y fluye como un torrente.

Me sentí plenamente identificado con el protagonista de, <<10, CALLE FREDERICK>>, no obstante que mi relación fue años antes de que me casara y la suya fue extramatrimonial; pero, como Joseph B. Chapin, también a esa mujer me resultaba imposible perderla… y al final, fui yo quién comprendí que estaba fuera de lugar.

Creo que lo que, el director Philip Dunne, ha hecho, es un filme profundamente romántico donde las cosas se ponen en su justo lugar… aunque para eso haya que perder. Pero, es en cosas así donde, definitivamente, se prueba el carácter de un hombre o de una mujer, pues, no es solo amar, también implica sobriedad, sensatez y equilibrio.

Hay aquí varios tipos de romance: Primero, el que un hombre sostiene con la política, pero ¿podrá el involucrado dejarla de lado cuando advierta que la trapacería siempre entra en juego? Después, una chica se enamora de un trompetista que parece quererla… pero, ¿sabrá desencantarse cuando comprenda que pesa más el dinero que el amor? Y finalmente, hay un hombre enamorado de una chica a la que dobla en edad, ¿sabrá comprender que hay barreras que no pueden franquearse?

Estamos, claramente, ante una historia donde las morales blandengues se tropezarán con muy sólidos criterios de integridad… y de esta manera, <<10, CALLE FREDERICK>>, se convierte en un filme grato y aleccionador. Es fácil sentir cariño por el padre y sus dos hijos, aunque no sea fácil sentirlo por la madre que parece ser la más desubicada, pero, en la historia hay calor humano, ternura en grande, y una calidad de sentimientos que nos tocan bastante adentro.

Fue, John O’Hara, quien, en 1955, escribió la novela, “Ten North Frederick”, en la cual aplicó lo que aprendiera de, Ring Lardner, cuando decía: “Si escribes los diálogos tal como se dicen en la realidad, conseguirás personajes verdaderos”… y es eso, precisamente, lo que veremos: personajes Verdaderos, y por eso, conectar con ellos no nos dará dificultad alguna y lo mismo sentiremos repulsa por los improcedentes, como un gran cariño por los que saben cuándo reconsiderar las cosas para poder sentirse auténticos y honestos.

Philip Dunne, se ocupó también del guion, y el resultado final es un filme de hondo significado, al que mucho ayudan las sólidas interpretaciones de Gary Cooper, Diane Varsi, Geraldine Fitzgerald, Ray Stricklyn, Stuart Whitman… y una magnífica, Suzy Parker, que nos llena de embeleso. Razón tuvo, Ann, cuando a su amiga, Kate, la definió como, “Bella, lista y adorable”.

Título para Latinoamérica: LA MANSIÓN DE LAS VÍBORAS
Luis Guillermo Cardona
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