Esta cinta es una de aquellas películas que deben verse cada vez que nuestro ánimo decaiga y que sintamos desfallecer nuestra lucha por la superación continua. Como sabemos, la película estuvo muy lejos del éxito de la novela, y eso a pesar de que se hicieron muy pocos cambios en relación al libro. El primer aspecto que hay que ver es que la novela, a pesar de ser un libro que se lee en menos de media hora y que posee una redacción sencilla y accesible, en realidad contiene un profundo mensaje que va más allá de la simple idea original del libro. Este detalle se mantuvo en la cinta, convirtiéndose así en una película llena de metáforas y diversas aristas. Las personas que asisten al cine lo hacen para pasar un momento ameno y diáfano, por lo que el público no asiste al mismo para desentrañar profundos guiones sino sólo para ver una simple y llana exhibición cinematográfica. Este es un error craso de los realizadores, aparte del hecho de que aquí no intervienen seres humanos. Pero, para ser justos, no sería necesario realizar un "remake", pues esta película cuenta con un detalle ya de por sí muy difícil de igualar. Me refiero a la banda sonora, una de las mejores que, sin duda, se han visto en la historia del cine. A no dudarlo, la tan buscada perfección que busca día y noche la gaviota bien puede encontrarla en la música original de esta cinta, la cual es una experiencia verdaderamente fuera de nuestro mundo. Esta es una de las ocasiones en donde la banda sonora de una película destaca inclusive aún más que la película misma. En fin, "Juan Salvador Gaviota" no es una mala película, de hecho se trata de una buena cinta necesaria y aleccionadora pero, de no ser por su inmortal partitura, hoy en día estaría relegada al oscuro olvido por un simple detalle: al consumista público no le interesan este tipo de trabajos en donde hay que utilizar el cerebro y la imaginación, pues las películas que anegan las salas de cine adolecen de este tipo de virtudes y sólo cumplen con los requisitos mínimos que debe cumplir todo éxito de taquilla: sexo, violencia y acción ilimitada.

Hay un aspecto que los espectadores deben tener en cuenta y es explicar a qué se debió el mayúsculo fracaso que esta película cosechó en su tiempo, esto a pesar de contar con un gran gancho publicitario como lo era Broke Shields, la chica más deseada por los adolescentes de su época. El director Franco Zeffirelli al realizar este melodrama sobre amores entre adolescentes debió tener en cuenta si anteriormente existían títulos que abarcasen esta temática con acierto y solidez (ejm: Melody, 1971). No se trata de hacer una película que trate sobre la intensidad de una pasión, del primer amor, de hasta donde es capaz de llegar un hombre por el amor de una mujer (¿qué curioso qué jamás se ha hecho una película donde una mujer se sacrifique por un hombre hasta dar su vida de ser necesario?), sino de hacer una película que convenza al espectador y lo deje plenamente identificado con el tema central de la cinta, aún a pesar de que la misma tenga un final que no satisfaga al público. Hay dos cosas que un hombre jamás desea volver a repetir en su vida y son el primer amor y la primera experiencia sexual, por lo traumáticos que pueden ser. Por lo tanto, carece de fundamento el hecho de decir que esta película es mala solo porque quien hace la crítica está amargado por no haber vivido nunca un amor verdadero. En resumen, si quieren ver películas que desarrollen con maestría el tema del amor entre dos personas pueden ver los siguientes títulos: La edad de la Inocencia (1993), El paciente Inglés (1996), Brokeback Mountain y la ya mencionada Melody, una verdadera obra de arte del género.

Imperecedera. Genial. Deslumbrante. Titánica. Ciclópea. Simplemente, faltan los calificativos para denominar correctamente a esta joya cinematográfica del siglo pasado, tal vez la última película que hace honor a la gran época dorada del cine Hollywoodense, Hay quienes la aman y otros que no la soportan, pero todo esto hace honor en la creación de la leyenda de esta cinta lo cual la hace imperecedera. De sobra es conocido los avatares que rodearon a este filme en su realización: presupuestos altísimos (200 millones de dólares, la película más cara en su momento), críticas constantes y mal intencionadas, incertidumbre en cuanto a su recepción comercial, etc. Y, posterior a su estreno, vino lo demás: la película más taquillera de la historia (injustamente superada por "Avatar", con entradas el doble de caras por los efectos de 3D), once premios Óscar (debieron haber sido trece, ya que la actuación de Kate Winslet fue mucho mejor que la de Helen Hunt ese año), la banda sonora más vendida de la historia, en fin, un fenómeno mundial que ninguna otra película ha logrado conseguir desde entonces. Si hablamos de la película en sí, toquemos sus grandes aciertos: gran dirección cinematográfica (inigualable James Cameron, quien soportó el bombardeo de la prensa previo al estreno, incluso prescindió de su salario convencido de que la película no llenaría las expectativas debido a su alto presupuesto), excelente montaje (con los efectos más innovadores hasta ese momento), vestuario de lujo, inigualable banda sonora (aún hoy, casi 18 años después, hay personas que no pueden escuchar la canción de Celine Dion sin emocionarse), una historia de amor creíble y correcta, sin los tintes melodramáticos de bodrios como "The Bodyguard", "Endless love", "Cincuenta sombras de Grey", etc., y sobre todo, aquél grandioso final (uno de los mejores de la historia desde "El Planeta de los Simios") donde el alma de una anciana pero aún enamorada Rose viaja de nuevo al Titanic y se encuentra con los miembros de la tripulación que fallecieron en el naufragio como diciendo "yo debí morir con ustedes aquí". Sus desaciertos podrían incluir los muchos "clichés" que rodearon la cinta (amor prohibido entre una mujer rica y un hombre pobre, Kate Winslet posando desnuda para ser dibujada por un artista novel, un valet con aires más de matón que de un simple sirviente, un novio rico y arrogante que tiene todo menos a la mujer de sus sueños), pero si nos ponemos a analizar, estos recursos eran necesarios debido a que la intención del director era hacer un homenaje a las grandes producciones de Hollywood que rebosaban de todos estos detalles a principios y mediados del siglo pasado; su astronómica recaudación (que pudo ser mucho más alta sino fuera por su larga duración que limitaba considerablemente la afluencia diaria de público) lo cual llevaría a pensar de que se trata de una película comercial en vez de una película seria; el más o menos limitado guion, lo cual fue la causa de que los actores principales no pudieran aspirar a las estatuillas del Oscar con ventaja, entre otros. Con esta película se cierra, por así decirlo, la época dorada de Hollywood, un verdadero homenaje a aquellos años que ya no volverán. Porque un verdadero filme debe tener seguidores y detractores, al igual que "Lo que el viento se llevó", pues es allí donde las películas cobran vida propia y alcanzan la estatura de leyendas. Para la posteridad quedarán sus momentos oníricos: la fotografía de DiCaprio y Winslet en la proa de la nave, uno de los afiches más famosos de la historia del cine; la valentía y caballerosidad de los que se quedaron a morir en el Titanic, con las escenas de la banda de violinistas tocando hasta el final; una más que convincente Gloria Stuart en el papel más importante de su vida; y aquella magistral banda sonora, de las mejores que se han visto desde la invención del cinematógrafo.