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España España · Madrid
Críticas de Alberto
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
2
22 de diciembre de 2009
21 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película rodada en más de 20 países con gran solvencia técnica, con localizaciones en parajes de ensueño y con un presupuesto que permitía todo tipo de lujos para conseguir secuencias preciosistas y una estética deslumbrante. Esta podría ser la esencia de lo que me ha trasmitido la película, que por otro lado no tiene mucho más, porque la historia es muy plana y parece arrancar tan solo en el tramo final, pero para entonces ya es demasiado tarde. Es posible que al señor Tarsem le interesase más el envoltorio del producto que la historia en sí.

Sobre la película se ha escuchado que es un derroche de imaginación y fantasía sin embargo
uno no puede dejar de preguntarse qué sería de ella sin un rey Midas que derrochara tanta plata en el proyecto y, como consecuencia de ello, sin 20 países a donde viajar en apenas dos horas, como si tuviéramos el don de la ubicuidad. Sin todo esto realmente la película se queda en una historia muy floja que funciona por momentos y que pretendiendo ser el cuento más fascinante jamás contado, sin todo el aparataje montado, se queda en una obra carente de imaginación y fantasía, por mucho que se empeñe el rey Midas viajero.
Alberto
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3
4 de enero de 2012
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La temperatura la dicta el tiempo y además, en el caso de las adaptaciones, el original adaptado. En ambos casos dos serios inconvenientes para que el celuloide de esta película escape de sus voraces llamas. Vaya por delante afirmar que Truffaut me parece un buen director, pero no por ello cabe rendirse a cualquier cosa o película que haga.

Sobre el paso del tiempo, si bien los decorados tienen cierta gracia al recordar los destellos de la moda sesentera, sin embargo incluso para la época resultan poco creíbles, demasiado acartonados y delatan la falta de medios pero también de imaginación para resolver la ambientación que propone el universo de Fahrenheit 451.

Sin embargo, el gran lastre de la película es la adaptación de la novela de Ray Bradbury que si levantara la cabeza acusaría a Truffaut de alta traición. Dicho sea de paso, el libro me parece fascinante y hoy día conserva su plena vigencia, resultando ser una retrato muy acertado de la sociedad actual en la que vivimos. No voy a entrar en el debate, absurdo por otra parte, sobre si las adaptaciones al cine de obras literarias son casi siempre inferiores porque hay muchos ejemplos que ponen en duda tal afirmación. De cualquier modo este no es el caso.

En una adaptación por muy libre que sea siempre tiene el reto de conservar la esencia de la obra, aquello que el original pretende trasmitir. Y Truffaut, no sabría decir si por intereses de producción o presiones comerciales, desnaturaliza la obra literaria.

Tan sólo anotar dos de las traiciones más destacadas, de las muchas que podrían enumerarse. La primera es con respecto al tratamiento que en la película se hace de Clarisse, pieza esencial para entender el espíritu de la novela. Si bien, la composición del personaje respeta su espíritu idealista, creativo y vitalista, excelentemente interpretado por la cautivadora Julie Christie, Truffaut decide divorciarse con respecto al desarrollo y evolución de Clarisse en la historia que propone R.Bradbury. Insisto en mi desconocimiento sobre las razones que llevaron a dicho divorcio pero el tratamiento final que el guión hace de Clarisse cambia totalmente el tono del relato.
La segunda traición, es que el final de la película nos ofrece una edulcorada versión al más puro estilo “Hollywood ending”, en ese feliz mundo paralelo de libros y educción, frente a la desoladora y brutal visión que la novela ofrece de la raza humana.

En cualquier caso si estas traiciones hubieran servido para dar mayor fuerza y vigor al relato, o al menos igualarlo que no sería poco, se hubiera ganado el indulto de las llamas. Pero tampoco es este el caso.

Que arda pues, que arda el celuloide.
Alberto
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8
1 de septiembre de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez terminada la proyección de la película comenzó la mesa redonda, que contaba con la presencia del propio director. Tras una breve presentación del moderador y una explicación del director sobre aspectos técnicos y anécdotas de rodaje se dió paso al turno de preguntas y así iniciar el debate. El primero en intervenir fue un hombre de mediana edad, enjuto y con aspecto descuidado. Con una voz ciertamente teatral dijo: "Juan, de mayor quiero ser como tú. Quiero ser director de cine. De hecho si lo fuera hubiera hecho exactamente la misma película. Es la película que hubiera hecho" El director sonrió y la sala de cine parecía celebrar la gracieta. El señor enjuto prosiguió en tono más serio y con aire preocupado. "Bueno, hay algo que no es cierto. No es la película que me gustaría hacer, en realidad esa película ya la he hecho yo antes. Entiendes Juan, esta película ya la había terminado de rodar hace varios años y en celuloide. Esta es míííía" Y con una ira inusitada se acercó a las primeras filas sacó una pistola y le disparó a bocajarro, descerrajándole siete disparos. El director calló de la silla y sin que nadie puediera reaccionar, el señor enjuto se abalanzó sobre el baleado y buscó en sus bolsillos. De forma rápida, encontró algo y de un salto súbito se subió a la mesa que hasta hace unos segundos había sido redonda. De pié agitaba en una mano lo que parecían ser unos rollos de celuloide y en la otra seguía amenazante con la pistola mientras que gritaba excitado: "Esta es la prueba, esta es la prueba " refiriéndose al celuloide. Al instante llegó el notario que tras analizar al tras luz el celuloide, certificó que efectivamnete el verdadero autor, no digital, de la película era el señor enjuto. A continuación levantaron el cadaver y el público de la sala pudo respirar tranquilo. Todo el mundo volvió a sus asientos y el señor enjuto continuó con la mesa, de nuevo transformada en redonda, sobre su película.

No sé si esta escena cabría en la película de Juan Cavestany, pero si alguna vez me lo encuentro me gustaría decirle esto, pero sin pistola. Esta es la película que me hubiera gustado hacer, si fuera director, pero como soy panadero me tengo que conformar con la harina. Pero esta película tiene mucha harina, mucha y de la buena. Y me sorprende la ira que ha despertado en algunos escribientes la película de Juan Cavestany. Quizás el desconcierto, lo inconcluso y lo incomprensible provoca mucha crispación. En cualquier caso nunca justifica los insultos lamentables que leído de algunas "críticas" en esta web, por parte de algunas personas, por llamarlas de alguna manera. Lamentable!!

Siguiendo a lo que nos toca. La ventaja que tiene ser director de cine es que puedes sugerir historias, dejarlas inconclusas, trazar unas pequeñas líneas para que cada uno rellene el resto, o no o simplemente se queden en la memoria vagando, sugiriendo, inquietando. Decía que era una ventaja porque yo no puedo sugerir un croissant, no lo puedo dejar a medias y sacar del horno a media cocción. tampoco puedo decirle al cliente, imáginate el croissant, aunque algunos con la cocina "creativa" lo intentan. Pero en el cine estamos habituados que nos cierren demasiado las historias y se nos da mascadita la "solución" como si la vida fuera tan fácil 2+2= 4. A lo mejor es 2+2=.....(//??/%··%$%&/).

Es de agradecer esta película que sugiere, inquieta, divierte, desconcierta y por qué no, invita a ser protagonista, a vernos en un espejo reflejados en alguna sitios, a vernos desorientados entre mensajes y compotamientos que no terminamos de entender, como la vida misma.
Alberto
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10
21 de diciembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre que mató a Liberty Valance es una de esas películas que resulta difícil catalogar e incluso escribir sobre ella, porque cualquier frase escrita puede quedar ridícula, nimia al lado de esta compleja obra.

Son muchos los ecos que deja la película, pero quizás, de todos ellos, el último poso que más me resuena es el de la profunda nostalgia que desprende. Nostalgia en los protagonistas amados y en los no correspondidos, en los queridos y los odiados en lo más hondo. Nostalgia del tiempo perdido y ya irrecuperable, en los paisajes trasformados, donde el progreso aparece como un depredador de recuerdos.

También nostalgia de los tiempos de la primera civilización de la victoria de los libros de leyes sobre las balas y las pistolas, pero que no supusieron el fin de la violencia sino tan solo un cambio en el modo de ejercerla. Sin embargo uno no puede dejar de ver con nostalgia aquellos primeros pasos ingenuos de abogados y periodistas de ética impoluta, viendo en esa incipiente democracia un remedio a todos los males de la sociedad.

La nostalgia, en fin, parece que lo empapa todo y la fuerza de la historia nos hace implicarnos y emocionarnos en todo aquello que les va sucediendo a los personajes. Por ello siento, cada que veo la película, un deseo profundo, casi irrefrenable, de llorar sin apenas discernir una razón clara, quizás porque sea demasiado compleja.
Alberto
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7
15 de enero de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Isaak, llena de guiños y referencias bíblicas, es un homenaje a los pioneros y a los buscadores de tierras de abundancia y prosperidad. Rodada en espacios naturales, la narración engancha y resulta muy interesante durante buena parte del metraje, flaqueando en la parte final con algunas de las historias secundarias menos desarrolladas y que tienen menor interés que la principal. Quizás esto se deba a que faltan de 20 minutos del original, que pudieran afectar a dicho desarrollo.

Esta película noruega de 1921, estuvo desaparecida durante varias décadas hasta que primero en 1971 y posteriormente en 1991 se encontraran sendas copias de la película. La primenra en EEUU tan sólo recuperaba 60 minutos de metraje; la segunda hallada en Holanda, copia tintada, conservaba gran parte del metraje. Después de una restauración (1992) no muy rigurosa y de la posterior recuperación el guión original, se decidió restaurar la película, con unos intertítulos más rigurosos, limpiando las manchas y restaurando los negativos uno a uno.

Sin duda una de las joyas de la película es la banda sonora, fue la primera banda sonora original para una pélícula noruega, que dota a las imágenes de mayor fuerza expresiva.

Así que los aficionados al cine estamos de enhorabuena y agradecidos por recuperar la memoria y salvar del olvido las fuentes y los orígenes del séptimo arte.
Alberto
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