Nuestro héroe es un atormentado escritor que transmite en cada escena superioridad moral mientras dedica su tiempo a emborracharse, tirarse a una vecina casada y allanar la morada de su ex mujer para ver cómo esta se tira al musculitos con cerebro de ameba por el cual le abandono. No obstante, nuestro héroe es perfecto y si se comporta de esta manera es porque esta rodeado de malvados no escritores que no comprenden su delicada y sensible alma de escritor.
Para dar de comer a parte son sus retoños, una perfecta hija escritora que se tira a todo lo que se menea porque sólo se vive una vez y a cuyo lado Rust Cohle es el alegría de la huerta, pero es que ¡Qué difícil es vivir rodeada de no escritores! Hasta que conoce a un maravilloso chico, hijo perfecto (y escritor) que cuida de su madre terminal, cómo se puede ser tan perfecto, escritor tenía que ser.
Por otro lado tenemos al hijo pequeño un chico (escritor) sensible, inteligente e incomprendido rodeado de seres inferiores y enamorado de una princesita cocainómana que tiene la desfachatez de dejarle tirado para irse con malvados traficantes.
En definitiva una familia de triunfadores, una hija que ya ha publicado su primera novela y un hermanito que recibe la llamada del mismísmo Stephen King, para decirle que su relato es cojonudo y que va a ser el nuevo Allan Poe. Ah! y al final la ex mujer se de cuenta de su error y vuelve con su maravilloso escritor.

¡Qué dura es la vida de escritor!