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Críticas de AlvaroFaure
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Críticas 75
Críticas ordenadas por utilidad
8
10 de diciembre de 2016
80 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo cinco películas favoritas de Jim Jarmusch. A día de hoy, soy incapaz de poner una por encima de otra ni ordenarlas de ninguna forma, pertenecen a universos distintos, generan sensaciones completamente diferentes y se sienten como obras únicas e independientes.

«Dead Man» es un viaje espiritual que a ratos se siente como un viaje físico, una obra cautivadora dirigida principalmente a los sentidos. «Broken Flowers» se mueve en otra dirección, es una cinta conceptual que presenta en sus personajes y sus acciones ideas abstractas que el director busca analizar. Su objetivo es el intelecto, pero es capaz de emocionar.

En «Ghost Dog», al margen de sus hallazgos estilísticos, prima el encanto, poblada de entes jarmuschianos rebosantes de vida. Es una película que cala hondo y llega al alma. «Only Lovers Left Alive» parecía coger un poco de todo: el planteamiento conceptual de «Broken Flowers», la experiencia audiovisual de «Dead Man» y la vitalidad de «Ghost Dog», pero en esencia, su virtud es la fuerza, un torrente cinematográfico que cala hasta los huesos.

Jarmusch ve el póquer de maravillas, y no duda en subir a escalera de color. Su maravillosa filmografía se redondea con «Paterson», una obra delicada, íntima, cotidiana y hermosa, enorme en su aparente pequeñez y compleja en su supuesta sencillez que apunta al fin a aquello que su autor siempre había rozado con mayor o menor fortuna, acertando en esta ocasión de lleno en pleno corazón. Cinco obras maestras, cada una para un estado de ánimo particular.

«Paterson» parece para aquellas noches en que una suave tristeza nos embarga, hace tal vez algo de frío, quizá nos sentimos solos, probablemente echamos de menos a alguien y seguramente necesitamos un abrazo. Es una película tierna, seria, dulce e inteligente con capas y capas para ver una y otra y otra vez y seguir descubriendo cosas al tiempo que nos preguntamos, supongo, al enésimo visionado si preferiríamos ser un pez y por qué no otro animal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AlvaroFaure
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News from Home
Bélgica1976
7,5
623
Documental, Intervenciones de: Chantal Akerman
9
5 de abril de 2016
32 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chantal Akerman filma imágenes de la ciudad de Nueva York. Un paso de peatones, una calle poco transitada, otra abarrotada, un paseo en el metro, el exterior de un negocio, un paso subterráneo, un establecimiento de comida rápida...

Sobre estas imágenes, la cineasta narra las cartas que recibe desde su casa en Europa. En ellas, su madre le cuenta cómo les va en el Viejo Continente, le da consejos, le envía dinero y le pregunta cuándo volverá aunque sabe que no será pronto. "Lo más importante es que estés feliz" dice a menudo.


Imágenes compuestas de asfalto, hormigón, hierro, aluminio, plástico y madera. Grandes y pequeñas construcciones, quietas o en movimiento, frías o calientes, de seres vivos o de objetos inanimados. La imagen es lo concreto, lo tangible, lo instantáneo, la insípida y seca realidad.

Sonidos que forman palabras, palabras en francés que hablan de otra vida, de otra gente en otro lugar. Palabras que hablan de otro tiempo, en otras circunstancias. Palabras llenas de tristeza por la ausencia del ser querido y de infinita alegría por su felicidad. La palabra es lo abstracto, lo intangible, lo esquivo, lo inaprensible, el ilusorio e inalcanzable recuerdo.


La imagen es el presente.
La palabra es el eco del pasado.

Las imágenes de «News from Home», por sí mismas, no valen nada. Las misivas desde Francia, por sí mismas, no tienen mayor interés que el valor emocional pueda encontrar en ellas quien las recibe. No es la grandeza de las partes, es la belleza del conjunto. Pocas cosas más hermosas he podido experimentar como la emocionante reacción que surge de combinar la imagen seca, fría y muerta del presente con la tierna voz del pasado que en la oscuridad de una lluviosa calle de Manhattan susurra:

«Escribe pronto, por favor. Estamos orgullosos de ti».
AlvaroFaure
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7
1 de octubre de 2016
36 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Ella abisma la mirada en el suelo y él en sus ojos, alma adentro con la esperanza del reencuentro»

Suena un tema muy antiguo, «una canción romántica, quizá un poco cursi» en el interior de un local de Madrid. Una luz roja baña el rostro de los protagonistas, a sus espaldas un espejo refleja la figura del cantante brillando en azul y la pobre labor interpretativa de los actores no logra restar emoción a una de las escenas con más vida que he visto en mucho tiempo.

«Diminuto fragmento de una vieja emoción»

Cuando escribí sobre su ópera prima, hablé de la conexión por identificación y de cómo el cine de Jonás Trueba la sortea casi sin proponérselo. Tal vez mucho de esto tenga que ver con el hecho de que su autor hace cine para él y probablemente sobre él, de forma que no plantea situaciones con las que te puedas identificar per se sino que plasma su propia vida con tanta pasión que sus escenas desbordan una emoción real y palpable con la que podemos conectar aunque no hayamos vivido realmente ninguno de esos momentos.

Un joven de 15 años lleno de ilusiones escribe sobre un papel la más bella declaración de amor: el deseo de acompañar a esa persona hasta el fin de sus días, la imposibilidad de imaginar un futuro sin ella al que pronto se tendría que enfrentar. Los viejos cuadernos encierran las emociones desnudas de la juventud, las antiguas cartas albergan los deseos sin materializar, las promesas incumplidas y las ilusiones rotas. Jonás no escribe sobre ellas, sino que las rescata de la papelera y las devuelve a la vida, tratándolas con el respeto y el cariño que merecen aquellos fragmentos de lo que fuimos.

«Palabras borrosas que te hicieron llorar».

En una entrevista, el realizador afirma que le gusta el cine que le genera vergüenza. La incomodidad ante lo cursi y ñoño de los textos del pasado se refleja en la cara del protagonista que relee a su yo de entonces, y es exactamente la reacción que la segunda parte de la cinta pretende generar en el espectador, pues supone la apertura del baúl de los recuerdos que oculta en su fondo las frases edulcoradas nacidas de la emoción del primer amor. Quien sale indignado ante el derroche de cursilería que despide la segunda mitad de la película ha olvidado algo muy importante que Trueba deja caer en la primera parte: la lectura ha de hacerse en el tono adecuado. Nadie recita poesía con la pasividad con que examina un manual de instrucciones, ¿cierto?

Es una tarde tranquila en un parque, hace tiempo que pasó la hora del almuerzo y queda aún para la hora de cenar. Dos jóvenes se abrazan tímidamente y se separan para observarse. Es el reencuentro tras mucho tiempo sin verse, tras una historia de amor con punto final antes de tiempo –o quizá justo en el momento exacto–. Sonríen y la sonrisa es sincera pero en ambos casos se entrevé un leve gesto de amargura: la radiante luminosidad por volver a estar juntos la empaña levemente la suave melancolía por los sueños rotos y el recuerdo de un pasado feliz el uno al lado del otro.

«Y ni siquiera sientes pena sino la pena de no sentir dolor»

Jonás Trueba ha construido una obra que, girando en torno al recuerdo, mira con ilusión hacia el futuro. Su segunda parte es el relato de dos adolescentes enamorados, con la mochila llena de planes, motivaciones y altas expectativas, ilusionados por lo que vendrá, incluso temerosos por lo que se están perdiendo, por lo que les depara el mañana. La primera parte, nostálgica y agridulce, cargada de viva felicidad pero con el corazón encogido, se siente esperanzadora, como echar un vistazo atrás, sonreír por lo vivido y decirse a uno mismo que qué bonito aquello que pasó. Ambas mitades se nutren mutuamente, la una no es nada sin la otra, la otra no tiene sentido sin la una. Las dos encierran e irradian lo mismo.

Él vuelve de madrugada, vuelve de visitar el pasado, de reencontrarse con la chica del recuerdo, la que lo dejó por posibles anhelos, ni siquiera por algo concreto. Ha sido maravilloso volver a estar junto a ella, sentir esas emociones, revivir los viejos tiempos, los momentos que pasaron juntos. Ella le pregunta cuándo se va. Aún queda. «¿Vais a quedar otra vez?» añade. «No» responde él. Al pasado hay que volver para recordar y aprender, no para quedarse, piensa seguramente él cuando baja la mirada en busca de un porqué.

«Duras penas, eso nos depara. Porque nadie sabe nada de su propio amor»

Es difícil hacer una gran película, pero lo más difícil de todo es hacer algo que desborde vida, porque para ello hace falta pasión, hace falta emoción y hace falta valor para hablar de lo que te importa. Y son difíciles de encontrar estas obras. Muy rara vez un cineasta da con el momento adecuado para hablar de lo que quiere como quiere y a quien quiere y cuando eso ocurre la película brilla con luz propia y desde el primer minuto te atrapa entre sus brazos con su irresistible encanto. Pero para eso hace falta sentir verdadero cariño por lo que cuentas y, sobre todo, por la forma de contarlo.

«¿Sabrán repetir después las palabras que se dicen los amantes y ponerlas en los labios como nunca dichas antes? El mundo encierran y el cielo pertenece a quien las diga. Por eso cuestan la vida. Por eso cuestan la vida»
AlvaroFaure
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2
6 de diciembre de 2020
70 de 116 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo nada de la existencia de esta cosa.

Al margen de toda la parida esta de intentar remitir de alguna forma al cine clásico y todos los dejes formales estúpidos que tiene (el peculiar tratamiento del blanco y negro, el sonido, la estructura, etc) y toda esta historia entre Mank y Welles y Kane que no termina de estar muy claro a dónde pretende llevar (aparte de hacia revivir teorías ya desmontadas hace mucho)... para mí esto es simplemente insoportable.

Si ya todo lo dicho comentado de manera un poco más detallada (ya lo habrán hecho otros) seguro que podría dar para justificar ampliamente que esto es una castaña descomunal luego está este montaje incomprensible y aleatorio que recuerda a la cosa aquella de Von Trier que estaba montada literalmente por una máquina o algo de eso, aparte de que plano a plano de por sí sin necesidad de juntarlos ya es una de las cosas más feas que he visto nunca.

Tiene estos diálogos inaguantables de listillo pisándose los unos a los otros de una manera atosigante, la gente habla de cosas, la mayor parte del tiempo me da completamente igual todo, desespera escucharles hablar, cada frase y cada gesto es artificial y ridículo, es imposible creerse nada de esto, es una cosa de plástico completamente inerte, ni siquiera parece que los actores se crean las cosas que están diciendo y haciendo, todo es de mentira todo el tiempo.

Pero lo peor y que nadie me había dicho antes de ver esto es que cuando no es estresante, desconcertante y cansina es además horriblemente aburrida. Me gusta mucho el Fincher contemporáneo en general así que me voy a resistir por un tiempo a creer que ha tomado parte activa en esto. Iba a decir que igual se la dirigió el guionista pero era su padre y sabemos la historia así que ni idea ya. Fue el DOP. No sé. Revisaré las que me gustan, igual siempre fue así. Me ha afectado esto.
AlvaroFaure
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3
20 de septiembre de 2021
67 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que esta es una película que podría haberme gustado mucho en su momento y creo que puedo entender las razones, que son las mismas por las que solían gustarme en su momento las películas de su director, pero por más que le pongo empeño –y cuando has pagado por ver algo puedo asegurar que uno invierte todos sus esfuerzos en disfrutarlo– me es imposible sacar el más mínimo disfrute de esto ahora mismo.

A veces hablando con amigos me preguntan lo típico de por qué no me gusta aquello y sí me gusta esto otro, y me ponen ejemplos que para mí son tan ridículamente opuestos que casi me es imposible articular una respuesta. Porque no tienen absolutamente nada que ver, porque su concepción del medio es para mí antagónica, porque en esto está todo pero todo lo que me puede interesar en el arte y en esto otro simplemente no hay nada de eso.

Hoy estuve intentando entender para mí mismo, para poder explicar luego cuando surja la pregunta –si es que surge–, qué es en esencia lo que no me gusta nada aquí y qué es lo que lo hace tan diametralmente opuesto a todo el cine que me apasiona, a todas las películas supuestamente hermanas, en apariencia intercambiables que sí son para mí increíblemente valiosas y brillantes y de entre lo mejor jamás filmado frente a esto otro que es incapaz de despertar en mí alguna cosa.

Al nivel más superficial posible a mí esto simplemente me parece pesadísimo (en parte por el ritmo casi letárgico que sin ninguna razón le impone la dirección, en parte por la manera de emplear mal y hasta la saturación recursos como la cámara lenta o la martilleante banda sonora), completamente plano a nivel visual y formal y ridículo a nivel de cualquier discurso posible (una cosa muy habitual en Villeneuve es dejar caer una serie de conceptos e ideas por ahí para que parezca que está hablando de temas importantes de actualidad y no trabajar con ellos de ninguna forma a lo largo de toda la obra).

Pero a un nivel más esencial, mi problema con esto y con otras películas del estilo (varias de su filmografía de hecho) es que no encuentro en ella ningún tipo de implicación o compromiso con nada. Yo no necesito que una película emita un discurso de ningún tipo (ni a nivel formal ni a nivel narrativo) ni que explore necesariamente ningún aspecto. No espero nada concreto de una película, no pretendo que se adscriba a alguna cosa o que cumpla ciertos requisitos, estoy abierto a aceptar lo que sea que venga en tanto a que como mínimo haya un compromiso con algo, que la obra exista por alguna razón, que se mueva empujada por un motivo. Y luego, obviamente, que la dirección que tome sea la que a mi parecer es la acertada en cada momento, la que consigue interesarme y cautivarme.

Pero aquí es que de entrada no hay nada, no hay ningún afán lúdico, no se siente que haya alguien detrás disfrutando haciendo esto que está haciendo y compartiendo con un público esa ilusión y esa emoción, no hay implicación emocional alguna con el relato ni con ninguno de los personajes, no hay nadie detrás de esta película que se sienta que tiene la más mínima preocupación por el destino de sus caracteres, por lo que descubren, sufren o viven en el camino o por lo que hay al final del sendero.

No hay un afán estilístico ni a nivel formal ni a nivel narrativo –podrá estar «bien hecha», como se dice, pero creo que podemos coincidir en que es a todos los niveles totalmente arquetípica y predecible en la forma y en el contenido, no hay una sola idea de estilo que no sea típica y no esté manoseada– ni hay tampoco ningún afán discursivo, no cuenta nada sobre nada, todo lo que enuncia tanto de manera explícita como entre líneas se puede resumir en un par de frases sin interés real alguno.

Ni siquiera da la sensación de que esto surja de una genuina motivación por hacer una gran adaptación de la novela, filmar la Dune que nunca pudo ser filmada o algo así. Por qué existe esta película entonces, qué es lo que mueve todo esto, por qué uno querría seguir filmando algo así y qué tipo de disfrute puedo sacar yo viéndola. En esencia, no hay dimensión alguna, y eso es lo que puedo contestar si se me pregunta qué lo diferencia de otras películas ¿parecidas? de otros directores ¿similares? con los que pueda surgir una comparativa.

Obviamente otra persona podrá opinar que si existe una implicación en determinado aspecto, que la película se mueve por esto y en esta dirección y que por tanto es valiosa en ese sentido, y eso explicará por qué hay a quien comprensiblemente le puede interesar e incluso maravillar esta obra y por qué para mí, sin embargo, se trata de un gigantesco artificio tan enormemente vistoso como increíblemente plano y vacío, carente por completo de vida, de interés y de emoción.
AlvaroFaure
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