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España España · Madrid
Críticas de Koonery
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Críticas 49
Críticas ordenadas por utilidad
10
3 de septiembre de 2010
149 de 218 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras unos créditos iniciales que sepultan al espectador a pocos metros bajo tierra, llega la más absoluta oscuridad. A falta de iluminación, los demás sentidos se agudizan para empezar a apreciar el sonido del silencio. Durante un instante podemos contener la respiración, antes de que la luz desencadene un torrente de sensaciones angustiosas. La claustrofobia se apodera, inevitablemente, de la sala, que queda reducida a un pequeño espacio entre cuatro paredes de madera. Pero este sufrimiento no da pie a intentar levantar la tapa de la puerta y salir de ella en ningún momento.

El guión que fielmente ha seguido Rodrigo Cortés ("Concursante", 2007) puede presumir de saber mantener el equilibrio emocional en todo momento, algo muy complicado si tenemos en cuenta la extraña naturaleza de este proyecto. Pero también hay que reconocer la escasa verosimilitud que se encuentran en algunos pequeños detalles, como por ejemplo la larga duración del oxígeno, o los motivos por los que el protagonista es enterrado con unos determinados objetos. La estructura queda dibujada bajo la sombra de la llama de un Zippo, generando en ocasiones una pequeña elipsis temporal que interrumpe el tiempo real en el que se enmarca el relato. La luz se convierte así en el hilo conductor, llevando hasta un desenlace que puede considerarse uno de los mayores aciertos de la obra. En él se demuestra que es posible jugar con las dos posibilidades que existen, consiguiendo sorprender en la forma de mostrarlo.

Ryan Reynolds borda la dramatización de cada suspiro, de cada aliento, grito o llanto. Y todo ello a pesar de la dificultad de protagonizar, por cuestiones obvias, prácticamente cada uno de los planos de la película. Y es que, a pesar de la limitación espacial, el director consigue llevar a cabo una gran variedad de tiros de cámara, haciendo que estos no resulten repetitivos. Además, destacan algunos movimientos de 360 grados realizados con grúa. Pero ante una imagen en la que, en muchas ocasiones, solamente podemos intuir figuras, el sonido adquiere una especial importancia. El eco de cada movimiento, unido a una música extradiegética un tanto melodramática, refuerza la tensión de la narración de un modo agradable.

Poco se puede contar del argumento sin estropear esta emocionante experiencia sensorial de noventa minutos. Se trata de una película que debe disfrutarse en una sala de cine o, en su defecto, viéndola en casa (cuando se edite en Blu Ray o DVD) sin interrupciones. Desde luego, "Buried" experimenta con nuevas posibilidades en la gran pantalla, algo poco habitual en las propuestas españolas de los últimos años. Este atrevimiento, por una vez, ha terminado resultando acertado, aunque todo apuntase a la catástrofe en su planteamiento. Espero que el público responda en taquilla y se haga la justicia que no se hizo con la anterior obra de Cortés.
Koonery
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8
28 de agosto de 2011
128 de 196 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una sociedad en la que la ciencia avanza más deprisa que la propia moral, resulta necesario establecer ciertos límites sobre lo correcto e incorrecto. Así, la bioética ofrece una constante vigilancia sobre el desarrollo adecuado de cada estudio científico. Pero, ¿qué sucede con las investigaciones personales? ¿Cómo regular los experimentos clandestinos? Conociendo la respuesta, el Doctor Robert Ledgard busca, bajo la complicidad de las paredes de su hogar, perfeccionar la piel humana. Sin embargo, el proyecto es demasiado ambicioso como para aplicarlo simplemente a unos ratones de laboratorio.

El nuevo trabajo de Pedro Almodóvar mantiene la característica huella del director en cada plano. Pero "La piel que habito" no es una continuación de su estilo anterior, sino más bien una evolución del mismo. Las historias que escribe Almodóvar suelen ser o demasiado alejadas de lo común ("La mala educación", "Todo sobre mi madre") o demasiado corrientes ("Volver", "Los abrazos rotos"). En esta ocasión se presenta un argumento poco habitual escondido en otro más usual. Para conseguir este efecto, juega con una alteración temporal que dosifica la información, equilibrando una tensión narrativa que se perdería si el relato fuese lineal.

Con respecto al reparto, el director sigue obteniendo mejores resultados de sus actrices que de sus actores. Elena Anaya destaca por encima del propio Antonio Banderas, pese a la poco creíble pelea que ambos mantienen. Marisa Paredes, rostro habitual en sus anteriores filmes, demuestra su veteranía en un papel secundario cuyo único problema es soportar demasiado bagaje dramático, sin que su historia personal se termine de desarrollar.

Sería difícil situar esta película en un solo género cinematográfico. Junto a la clasificación de drama, es necesario añadir un matiz: el de terror. Un ambiente de angustia emana del miedo psicológico creado, pero ya no tanto por las acciones, sino por esa estética de un vestuario tan ortopédico. Es el miedo a la deformación, al deterioro, al irremediable paso del tiempo, y también a la pérdida de la autonomía. Por otro lado, hay algún pequeño momento cómico que concede breves respiros de aire fresco.

En "La piel que habito" pueden resultar desconcertantes los puntos de giro de su guion. Algunos son tan bruscos que pueden dar la sensación de que la película va a la deriva. Pero, tras una historia tan bien desarrollada, es imperdonable terminar con un final tan simple, sencillo e incluso vulgar. Tal vez hubiera sido preferible cortar y suturar o antes o después, pero no donde se ha practicado la incisión. Así, la cicatriz ha quedado al descubierto, y ni el maquillaje de la música o de los títulos de crédito podrá disimular esa marca.
Koonery
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1
8 de julio de 2010
72 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se toman todos los elementos necesarios de un género cinematográfico, se combinan y el resultado es desastroso, se suele acudir a la excusa de la parodia. Pero solamente se puede aceptar esta posibilidad cuando no se observa una intención de querer hacerlo bien. Y James Mangold lo intenta sin éxito en varias ocasiones en "Knight and day".

Partiendo de un planteamiento flojo y demasiado precipitado, los personajes de Tom Cruise y Cameron Diaz se adentran en un conflicto desproporcionado. Tras conseguir el aterrizaje forzoso de un avión, deberán esquivar a los que les persiguen de manera intermitente. Persecuciones y descansos que, estratégicamente colocados, completan el resto del metraje. Pero los actores apenas consiguen congeniar, creando varias secuencias de aburrimiento pseudo romántico que resta cualquier expectativa de entretenimiento.

La falta de realismo es exagerada. Casi ninguna situación peligrosa puede resultar creíble en ningún momento. Y como mayor ejemplo, la pobre representación española que presentan. Como a todos nos suele pasar constantemente, cuando nos atrevemos a utilizar una moto en plenos Sanfermines sevillanos, terminamos sin darnos cuenta en mitad de los encierros. Total, esas calles nunca han tenido medidas de seguridad que eviten estas cosas... Por suerte, con esa moto se puede escapar fácilmente, ya que en el recorrido que hacen los toros nunca hay personas que dificulten esta hazaña.

Muy poco recomendable para los amantes del género de acción, y absolutamente nada recomendable para el resto de la humanidad.
Koonery
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8
25 de diciembre de 2010
44 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Borja Cobeaga, director de "Pagafantas" (2009), y su inseparable guionista Diego San José, vuelven a trabajar juntos en la comedia "No controles". Inicialmente, el título iba a ser "Retrasado", porque la historia ocurre gracias a las cancelaciones de vuelos en un aeropuerto, pero se decidió cambiar para evitar malentendidos ofensivos. La canción de Olé Olé, compuesta por Nacho Cano, trae ese punto de melancolía necesario en este género para acercarse más al público.

En la nochevieja de 2010, Sergio tiene que tomar un vuelo para trabajar en Año Nuevo. En otro avión, su exnovia Bea viaja a Alemania para no volver. Pero un temporal de nieve les obliga a pasar una última noche juntos hospedados en un hotel. Un pesado compañero del colegio de Sergio irrumpe en sus vidas, haciendo todo lo posible para que ella no se vaya sin saber que todavía le quiere. Su nombre es toda una tarjeta de presentación: Juancarlitros.

Julián López, conocido sobre todo en España por su participación en "La hora chanante" y en "Muchachada Nui", interpreta a este humorista que parece sacado del programa de Televisión Española "No te rías que es peor". El humor que le aporta a la película no reside en sus chistes u ocurrencias, sino en la vergüenza ajena por la que pasa cualquiera que le escucha. Este personaje es la piedra angular de "No controles", con una construcción de su psicología mucho más desarrollada que el resto. De hecho, parte de la promoción del filme se basa en publicitar a este monologuista tan particular mediante la esperpéntica página web de Juancarlitros. No hay que descartar un futuro spin-off.

El reparto se completa con unos acertados Unax Ugalde y Alexandra Jiménez, un sobreactuado Miguel Ángel Muñoz, y unos extras destacables como Secun de la Rosa o Mariví Bilbao. Muchas caras conocidas que no lo son tanto en otros países, algo que puede ser tan beneficioso como perjudicial para el éxito que coseche fuera de las fronteras españolas.

El género de la comedia está muy infravalorado entre los críticos cinematográficos, pero también muy sobrevalorado entre el público. Probablemente sea uno de los géneros más difíciles de trabajar, ya que el sentido del humor no afecta por igual a la sensibilidad de todo el mundo. En este caso, los gags recuerdan levemente a los utilizados por Joaquín Reyes antes de su patinazo con "Museo Coconut", algo que radicalizará las opiniones vertidas sobre la obra de Cobeaga. Por otro lado, la historia resulta poco original, echándose de menos algún giro que vaya más allá del "chico intenta recuperar a chica". Aun así, resulta entretenida y entrañable para estas fechas. Lástima que su estreno en salas no llegue hasta la víspera de Reyes. Esperemos que, por culpa de esto, la película no tenga que conformarse con un trocito de carbón bajo el árbol de navidad.
Koonery
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8
13 de junio de 2013
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque cueste admitirlo, socialmente existen ciertos temas sobre los que está prohibido, o muy mal visto, pronunciarse. Por ello, en esos casos el pensamiento queda condicionado, cohibido, conduciendo la opinión hacia una espiral del silencio de la que nadie debería salir. Uno de estos tabúes es el del Holocausto. Sin ir más lejos, el diario El País suspendió hace unos años una campaña publicitaria del director Nacho Vigalondo por bromear sobre este asunto.

En "Hannah Arendt", la Solución Final es abordada sin tapujos mediante la interpretación del juicio a Adolf Eichmann en la ciudad de Jerusalén. El artículo que publica esta intelectual judía nada a contracorriente de lo que es considerado como políticamente correcto, a pesar de que lo único que hace es abrir una puerta a la reflexión. Porque, ¿hasta qué punto fueron responsables aquellos que colaboraron con el genocidio, cuando lo único que hicieron fue cumplir con la ley vigente en ese momento? ¿O acaso también se debería culpar a aquellos judíos que colaboraron, con la esperanza de salvar sus vidas? La conclusión a la que llega Hannah Arendt es clara: Eichmann es culpable, pero porque su mayor delito fue el de no pensar.

Con esta atrevida obra, Margarethe von Trotta vuelve a tratar los años del nazismo y las consecuencias que ha tenido en la sociedad alemana, como ya hizo anteriormente con "La calle de las rosas" (2003) o "La promesa" (1994). La directora ha declarado en el 15º Festival de Cine Alemán que su primera intención fue la de abordar toda la vida de Hannah Arendt, pero que descartó esta posibilidad debido a que no hubiese podido profundizar en ningún aspecto. Finalmente decidió centrarse en estos cuatro años tan importantes, que resumen la esencia de su forma de ser. De hecho, el mayor reto fue el de mostrar al mismo tiempo la frialdad que mostraba profesionalmente y la calidez con las personas que la rodeaban.

Von Trotta cree, además, que si la película ha tenido tanto éxito en su país de origen es debido a que la gente puede sentirse identificada con el caso, ya que actualmente se está dejando a un lado el pensamiento, el cual está siendo secuestrado. Citando a la filósofa sobre la que trata esta biografía, lo más importante es pensar por uno mismo, sin nada a lo que agarrarse.
Koonery
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