El guión de Dudley Nichols es sencillamente maravilloso, con vigor, toda una clase sobre la democracia y la libertad. Renoir la envuelve de una sencillez extrema. El trabajo de los actores es encomiable, desde el fantástico Charles Laughton, pasando por todos los secundarios.

Película que plantea una idea interesante, sacada a flote por el siempre eficaz Don Siegel, con un reparto adecuado, donde destaca sobre todos Michael Caine, sobrio en todo momento. Buen cine realista de los años 70.

La película en sí tiene un planteamiento simple, pero en el fondo puedes ver un doble alegato, por un lado es antibelicista y por otro condena el colonialismo despiadado de las grandes potencias. Las interpretaciones son bastante creíbles y sobre todo mantiene una dirección sobria. Totalmente recomendada.

Es de valorar el resultado contando con los medios al alcance que tiene la producción, se nota la mano de un artesano de la Hammer como Roy Ward Baker, el guión avanza de una forma espectacular con unas pocas presentaciones y nos "sumerge" en la última noche de forma vertiginosa. La adaptación procura ser lo más fiel posible a lo ocurrido, pero en ocasiones se nota que no sólo las buenas maneras de su director y del elenco de actores pueden salvar la ajustada producción. De las películas realizadas sobre el Titanic quizás sea la más digna de ellas.

Harry Palmer es un tipo con gafas, buen cocinero, buen amante, bastante follonero y un discreto espía. Todo esto ahora parecería algo sin importancia, pero en el momento del estreno se estaba produciendo el fenómeno 007, por lo tanto estamos hablando de alguien opuesto al super-agente.
Buena dirección y un buen plantel de actores confieren credibilidad a la historia, un tanto optusa.