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España España · Alicante
Críticas de nad_893
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
6
20 de abril de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leemos el título y nos evoca la reacción psicológica que recibe el mismo nombre, “síndrome de Estocolmo”. Esta reacción consiste en sentir amor por alguien que te está reteniendo o haciendo daño.

A muchos esta película les parecerá previsible, austera y sin mucho argumento. Comparada con grandes obras del cine lo es, debo reconocerlo. Pero no debemos ser tan duros con este director, ya que se ha dedicado a colaborar en diversas series mediocres como Frágiles (2012), La pecera de Eva (2010), etc y en dirigir otra película del género de comedia romántica española llamada 8 citas (2008), que es simplemente entretenida pero muy española. Con española me refiero a la típica comedia como 8 apellidos vascos, con la que casi todos los españoles se sienten identificados y se divierten al verla.
Stockholm no tiene nada que ver con todo esto, puesto que en esta ocasión quiere reflejar un problema de la sociedad actual, concretamente de las relaciones entre jóvenes. Nos lleva hasta el extremo para hacernos ver lo que podría pasar si una situación en la que todo parece ser perfecto e incluso irreal derivara luego en una verdadera pesadilla.

El largometraje se divide en dos partes. La primera es casi insoportable, no capta la atención del espectador porque no tiene nada de especial. Es una mala imitación de Linklater en Antes de amanecer. Chico conoce a chica y pretende seducirla. ¿Lo conseguirá? ¿Convencerá al espectador? Ella al principio se muestra esquiva pero al final su actitud da un giro, de la misma manera que la de él. Sorogoyen nos muestra así la visión de un personaje femenino que es embaucado por el masculino, narrándola de una forma tan convincente que nosotros también podemos llegar a caer en sus redes.

El espectador se siente en la piel de la chica, aunque puede llegar a percibir algo que no llega a comprender y que le impide empatizar con ella hasta casi el final de la película. El personaje masculino, interpretado por Javier Pereira, juega tan bien el papel de encantador de serpientes que nos puede llegar a convencer de que realmente sí que quiere estar con ella. Aunque todo se transforma media hora antes de que finalice la película, haciendo que el argumento dé un giro de 360. En cuanto a ella, Aura Garrido, al principio parece que esté sobreactuando pero a lo largo del film nuestra percepción cambia y se convierte un personaje real que siente y padece. Podemos sentir su dolor.

Durante toda la película podemos ver la armonía y los contrastes entre dos colores tan opuestos como son el blanco y el negro. Y diréis ¿armonía entre el blanco y el negro? Sí, armonía. Representan una relación de amor-odio. Por un lado, el negro representa lo negativo de la historia y por el otro el blanco lo positivo o lo purificador, nos transmiten mensajes sin que nos demos cuenta. El blanco, símbolo de la pureza y la castidad, ocupa un papel importante a lo largo de todo el film, identificándose con el día y con el personaje femenino. El negro, por el contrario, no toma parte importante en la pantalla y se vincula con la noche y con el personaje masculino, como símbolo de negatividad, engaño.

Por último diré que desde el primer momento la banda sonora me cautivó por la sensibilidad con la que transmite lo que está sucediendo en cada momento. Los silencios también son importantes y crean tensión en el espectador.

A pesar del final predecible, la forma en la que aparece expuesto es chocante; la armonía de blancos y el posterior contraste con el negro de la ausencia de imagen que se produce en la última escena me parece sorprendente.

http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es/2015/04/stockholm-una-pelicula-modesta-y-bien.html
nad_893
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4
19 de septiembre de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras cinco años desde su última película, Habitación en Roma, Julio Medem vuelve a la cartelera con un dramón lacrimógeno que no me acaba de convencer. A diferencia de los temas presentes en films anteriores, entre los que se encuentran Ardilla Roja, Los amantes del círculo polar y Lucía y el sexo, entre otros, esta vez se ha decantado por explorar el universo de la mujer madre hasta la muerte y el amor por compasión. Una lástima que esta película, pese a destilar el buen gusto y la delicadeza que le caracterizan y pese a reivindicar la belleza y la fortaleza del sexo femenino (otro de sus rasgos distintivos), no esté a la altura del resto de su filmografía.

En efecto, desde el principio del largometraje se percibe el dramón que vamos a presenciar: Medem le da mucha importancia a la cuestión del cáncer y a la gran función de madre que ejerce la protagonista, Magda (Penélope Cruz), a la que no me la llego a creer para nada, ya que es un continuo quiero y no puedo. Si hubiese sido otra actriz os aseguro que me hubiese conmovido. Pero es que en muchos momentos tiene más cara de demente que de enferma de cáncer, y que su personaje tome decisiones ilógicas con tal de aumentar el drama no ayuda.

Por otro lado, me hace gracia el papel que interpreta Luis Tosar, ya que, a pesar de lo tópico-épico que resulta, el actor es capaz de desplegar una interpretación excepcional, haciendo gala (una vez más) de su versatilidad: lo mismo se mete en la piel de un preso o de un maltratador que encarna a un entrañable padre protector.

Otro personaje que no me acaba de encajar (y cuya actuación, en este caso, no le excusa) es el del ginecólogo de Magda, Julio (Asier Etxeandia) hoy conocido por la serie Velvet (2014) de Antena 3. Este es un frustrado cantante que no sabe cantar, puede parecer gracioso en un principio, pero acaba resultando ridículo. Por no hablar de la relación inverosímil que mantiene con la protagonista, puesto que rara vez un médico puede llegar a esos niveles de confianza con su paciente.

Para terminar, Medem también ha querido incrustar el personaje de Natasha, una niña angelical que fluctúa entre la fantasía y la realidad, ya que la presenta como un espíritu pero en realidad sí que existe. Y aunque esto puede sonar muy “Medem”, puesto que en otras de sus películas vemos personajes que se desdoblan o personajes que mueren en condiciones muy extrañas, en este caso no encaja por ningún lado.

En fin, está claro que el propósito de Julio Medem con esta película ha sido hacer un canto a la vida y un elogio a la maternidad y a la fortaleza de las mujeres, pero la forma y los personajes echan a perder lo que podría haber sido un gran film.

http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es/2015/09/ma-ma.html Twitter: nad_893
nad_893
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7
26 de junio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar es un título simple y conciso. Parece que nos lo diga todo, pero no es así: “hablar” no es un simple verbo con unas cuantas acepciones, "hablar" es comunicar, es expresar, es sentir, es todo para los seres humanos. Somos los únicos capaces de comunicarnos mediante la lengua. Nuestra forma de expresarnos puede reflejar si estamos viviendo en positivo o en negativo, también podemos detectar si estamos cabreados o estamos de buen humor. Hablar es, en definitiva, vivir, un reflejo de los errores que cometemos al no comunicarnos o al comunicarnos demasiado.

Al comienzo de la película se nos introducen diferentes personajes que comparten con nosotros historias sin sentido aparente y sin conexión alguna entre ellas, simples conversaciones cotidianas, que cualquier espectador podría presenciar en su ciudad o pueblo. Pero conforme se desarrolla el relato cinematográfico nos damos cuenta que Joaquín Oristrell nos quiere mostrar algo más profundo que un conjunto de parloteos anodinos. Nos hace reflexionar sobre la relevancia del lenguaje en nuestra vida, la importancia de la comunicación en cuanto a la relación que establecemos con los otros.

Joaquín Oristrell nos presenta una película hecha en un solo plano secuencia, dándonos una pista acerca de lo arriesgada que puede llegar a ser su apuesta. En efecto, pocos son los directores que se han entregado a un formato que parece reservado a los grandes (Orson Welles, Stanley Kubrick, Paul Thomas Anderson, Quentin Tarantino…). También tenemos otro aspecto renovador, y es que la película es el resultado de un proyecto de la escuela de teatro de Cristina Rota, en la que se pidió a una serie de actores que improvisaran a partir de unos personajes confeccionados con anterioridad. Como resultado, tenemos unos caracteres reflejo de las inquietudes de los actores, que reflexionan sobre la situación actual de España y se preocupan por la crisis social y política que atraviesa el país.

Es difícil que la gente acuda a las salas para ver este tipo de cine tan “experimental”, ya que además de no tener mucha publicidad, puede causar rechazo o bien por, directamente, ser español, o bien por ser un drama y no una comedia de esas que tanto nos gustan porque nos permiten evadirnos de este mundo de mierda, sin restar importancia al hecho de que se estrenaba un “peliculón” ese mismo día: Jurassic World. En definitiva, no ha salido en el mejor momento. Como dice el refrán: “más vale caer en gracia que ser gracioso”, y esta peli ni una cosa ni la otra.

Por Nadia Lillo

http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es/2015/06/hablar.html
nad_893
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