La habitación de Fermat es la primera película como directores de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña, la idea para realizar el guión de la película nació en un primer momento como el guión para un corto, que pudiesen autoproducir con un puñado de actores y un decorado, y es por esta razón que casi toda la película se desarrolla en una habitación cerrada que va decreciendo a medida que avanza la historia.

La idea es fácil, cuatro matemáticos son citados para resolver un gran problema, una vez en dicha reunión, se darán cuenta de que deben resolver los engimas que les plantean para evitar que la habitación mengüe.

Con una estética cuidada y un reparto que realiza un buen trabajo (sorprendida con Santi Millán que en general no me gusta como trabaja y con el que me he llevado una sorpresa), la película engancha bajo mi punto de vista por lo que para otros puede ser una de las grandes críticas: los enigmas que los personajes han de resolver pueden ser resueltos por cualquier persona del público, no son una sarta de problemas matemáticos con factoriales e integrales de linea sino típicos problemas de ingenio de los que a cualquiera que le guste un poco el tema ha resuelto alguna vez, que enredan la solución con la trama y son un aliciente para ir resolviendo por ti mismo mientras la ves. Bajo mi punto de vista, unos problemas insavables para el público significarían dejarnos, a los no doctos en la materia, fuera de juego.

En resumen, resulta una película muy entretenida, en la que lo interesante realmente está en un guión bien planteado con puntos cómicos, que te hará salir de la sala satisfecho si no esperas ver una gran obra maestra.

Como curiosidad, la habitación se iba reduciendo realmente porque se construyó para el rodaje.

En el momento en que comienza El Prestigio, crees que vas a ver una película interesante, y sin embargo como en un espectáculo malo de magia, pillas el “truco” mucho antes del acto final.

Para comenzar la película tenemos una amplia presentación de los personajes, esta parte te mete de lleno en la historia de ambos protagonistas, sin embargo, en el acto central y debido a un montaje demasiado pretencioso, te llevan a desvelar una media hora antes de que termine, gran parte de un final demasiado previsible.

Este hecho condena a ver un tercio de la película con la más completa desgana, dejando una sensación de aburrimiento pleno.
Lo peor de todo, es que se debe a la falta de recursos del guión: utiliza una idea patética que se le puede ocurrir a cualquier niño de ocho años y que de hecho estropea lo original del guión. Está además planteada de manera que la comprendes antes de tiempo y por eso mismo, el momento clave y decisivo del final se queda sólo en una escena para las mentes planas que no han conseguido atar cabos durante el transcurso o los que por suerte o por desgracia (y no se les puede juzgar visto lo visto) se han quedado dormidos.

De todas maneras, no todo es malo: Christian Bale, Hugh Jackman y Michael Caine hacen unas buenas actuaciones, de las que destacaría al primero.
Parte del desenlace si que resulta impactante aunque por desgracia se mantenga en un segundo plano durante toda la película.
Por último, para los fanes de Bowie, puede que les sorprenda y alegre, verlo en su papel de Tesla.

En resumen, estupenda para ver a las cuatro de la tarde a medias entre sueño y vigilia, para que la película consiga el efecto que pretende mientras que tomándonos el cafelito no logramos esclarecer si es magia o es realidad.