Guión prácticamente inexistente (solo gruñidos y frases sueltas que no transmiten nada), trama simple y tontorrona, actuaciones patéticas, mucho fuego, muchas explosiones, mucho ruido y un tío vestido de rojo tocando una guitarra... No hay más...

He salido del cine flipada por los efectos especiales, pero con una sensación de vacío indescriptible. A mis 39 años me han hecho sentir como una abuela octogenaria diciendo "antes sí se hacían pelís buenas!!!". Esta parte de la saga no tiene nada que ver con las otras, no tiene diálogos ni fondo ni forma. El que quiera ver una crítica a la sociedad actual que la vea, pero para mi solo han sido 120 minutos de arena, velocidad, fuego y gritos.

Acabo de ver esta película y aún resuenan en mi mente los aires de cambio, ese cambio que supone pasar de un año a otro, el cambio de conocer a alguien diferente que ilumine nuestra alma, aunque sea sólo por un día.

Los personajes podríamos ser tú, o yo; esa persona que se encuentra sola y perdida y que busca en otro, un desconocido, lo que no encuentra en su interior, sin saber que lo único que va a encontrar, con un poco de suerte, es tan sólo una palabra amable, un abrazo y algo de cariño. Esa desesperación por hallar otro que esté ahí en un día especial, otro al que mostrarnos como somos o como nos gustaría ser por ese día, se hace tan patente en la película que casi se puede masticar en el aire de la sala.

Algunos diálogos son sublimes y la profundidad de los personajes, insondable. Uno se cree que está delante de una niñata mal criada con aires de grandeza y de repente se da cuenta de que es una persona con una sensibilidad diferente, una alma solitaria y herida que busca un brazo sobre el que apoyarse mientras pasea por las calles de Los Ángeles.

Desde su sorprendente e hilarante principio hasta su melancólico final, todo son constantes emociones que bombardean lo más profundo de tu ser. Una bocanada de aire fresco que engrandece el alma del que la ve y te deja así, "engrandecido" de buenas ondas y con los pies ligeros para seguir flotando un rato más.

Me ha encantado, me ha emocionado, me ha dejado con ganas de que todo les salga bien a los protagonistas, aún sabiendo que no existen (así me han parecido de creíbles y de cercanos). Scoot McNairy y Sara Simmonds hacen posible ese pequeño milagro de hacerme creer, aunque sólo sea por un instante, que Wilson y Vivian son persona reales y que seguirán adelante a pesar del mal momento que están atravesando.

Ojalá hicieran más cine de este calibre.

Esta es una de esas pelis que ves a los 10 años y que se te queda integrada en tu propio ser. Tiempo después la vuelves a ver y te da un buen rollo que te mueres. Ayer volví a verla y me ratifico: me encanta.

Su sencillez y su inocencia hace que me den ganas de llorar. Si no fuera por los momentos cómicos me pasaría el rato como los abuelos: "ais, si es que ya no se hacen películas así", "ais, esto sí que es una comedia"...

Tiene escenas memorables que me hacen desternillarme de risa cada vez que las veo (ver spoiler)

La película nos ha impactado profundamente por todo lo que explicaba y por cómo era explicado. Aún no entiendo cómo han logrado que las personas que han salido a lo largo de todo el documental hayan explicado todo lo que han explicado, con esa claridad meridiana, llamando a las cosas por su nombre y sin tapujos.

Me ha emocionado también muchísimo la dulzura de los rasgos de Mónica cuando no estaba maquillada, esa ilusión con la que nos muestra su casa, de la que está tan orgullosa y en verdad tiene motivos para estarlo porque es su hogar y donde ella se siente a gusto. Me ha tocado el alma.

Esta mujer tiene una fuerza y una vitalidad impresionantes y ha hecho de el oficio más viejo del mundo algo menos sórdido para los que no estamos metidos en ese mundo. Como decía una de las personas que hablaba, Mónica es prostituta por vocación.

Muchas personas pensarán que estas gentes actúan así por falta de cultura o de inteligencia... yo creo que lo sencillo no es lo necio (como dice Serrat) y que ellos son personas que no se complican la existencia y que la viven con las posibilidades que les ha dado la vida de la mejor manera posible... y contentos!!! creo que muchos deberíamos aprender mucho sobre las lecciones que nos han enseñado Mónica y su círculo.

Muchas gracias, Mónica, por enseñarnos tu mundo y ser tan sincera.

A veces una persona puede encontrarse tan mal consigo mismo que la única manera de sobrevivir sea proyectando su existencia a través de otra persona o, como en este caso, a través de una cosa. Todo aquello que no puedes decir, todo aquello que te asusta pensar, que te hace daño, puede aflorar a la superficie a través de otro, a través de una voz que aún siendo la tuya, no reconoces como tal.

Haced la prueba. Poneos una marioneta en la mano y criticad a vuestro jefe. Decid todo aquello que no os atrevéis a decir si sois vosotros mismos los que habláis. Hablad sobre vuestro vecino, sobre vuestra madre, sobre vuestra esposa... sobre vosotros mismos. No lo estáis diciendo vosotros, es la marioneta la que habla así que no debéis sentiros culpables por lo que digáis.

Es un ejercicio liberador, abre la mente y permite verbalizar aquello que se esconde en los recovecos de nuestra alma, y por eso nos cura, nos sana y nos hace ser mejores personas.

Todos aquellos que penséis que lo que digo es una tontería, pensaréis también que la película no vale un pimiento. Los que creáis que el ejercicio es válido o por lo menos creáis que puede ser de ayuda en algunos casos, tendréis más posibilidades de sentiros a gusto con el argumento.

Las interpretaciones no son espectaculares, pero para mi gusto tampoco son funestas.