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Críticas de Soñador compulsivo
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Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
9
5 de octubre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es una sorpresa. Cuarón había dejado muy claro en "Hijo de los Hombres" lo inaudito de su poder narrativo. "Gravity" se intuía como el vehículo perfecto para que este narrador sobredotado desatase su magia, y efectivamente, durante este extraño e insólito viaje, es justamente lo que hace.

Cuarón es un director fascinante, ¿cuál es el mecanismo interno de su narrativa? ¿Cómo logra absorver la atención de sus espectadores con tanto éxito? Si analizan con detenimiento la forma y el estilo de Cuarón, encontrarán un gusto especial por la sencillez, por desposeer a su cámara de gradilocuencia y sumirla en el trazo más naturalista. Es un proceso de lijado narrativo, que arrastra el lenguaje hacia lo esencial, y lo asombroso es, que en ese ejercicio simplificador, encuentra la riqueza que otros directores se afanan por conseguir de las maneras más farragosas.

Otro grande de Cuarón es el tempo, que se traduce en un dominio absoluto de la tensión y una extraña habilidad para conseguir un ritmo ligero; las películas de Cuarón no pesan, si no que implican con la ligereza de ritmo y la credibilidad grave de un documental. Es posible que lo que dote a sus películas de esa textura distinta e hipnotizante sea, precisamente, el casamiento incondicional con la complejidad y la belleza de la realidad. Es el caso del interés de Cuarón por el plano secuencia, que no se limita al ingenio geométrico, si no que funde a los personajes en un mundo vivo, repleto de detalles. En "Gravity" esta capa envolvente se transforma en la amenazadora e infinita oscuridad del cosmos, y el lugar más impensable, es sometido al gusto hiperrealista; la película constituye el primer relato honesto de ese misterioso personaje cósmico que es la gravedad, una fuerza cuyo motor sigue siendo una incógnita para la física cuántica y que es la perfecta alegoría de un universo inabarcable, brutal e indiferente, en el que un objeto (humano) gira sin cesar cuando falta el aire que frene su movimiento perpetuo.

La película puede tomarse como a cada uno le plazca; la carga alegórica es obvia y poderosa, pero el viaje evocador vive enérgico sin necesidad de reflexiones, aunque se beneficie de ellas. Un logro impresionante si consideramos el proceso entorpecedor que suponen las dificultades técnicas. Aún mayor es la sorpresa de que una película que se anuncia como techo técnico, rezume humanidad; "Gravity" habla de seres humanos, que son exactamente eso, aún cuando se enfrentan a la hostilidad antiquísima del espacio. Y es que la película de Cuarón es ante todo un viaje esencial, un recordatorio del cordón umbilical que nos une al planeta azul, a su frágil e improbable equilibrio, un recordatorio de nuestra diminuta presencia en un universo ancestral, de una belleza infinitamente compleja, y tan arrebatadora, como mortífera.
Soñador compulsivo
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8
3 de enero de 2015
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Descifrando Enigma" llega cuando su historia de controversia ya no es, precisamente, controvertida, cuando un homosexual maltratado es motivo de compasión unánime. Hace 10 ó 20 años, la película sí podría haber sido calificada de valiente, pero ahora se siente como la película adecuada a su contexto, a la moral obligatoria, y creo que carece de la importancia que inevitablemente le concederá gran parte del público. Quizás más tonos grises, más ignorancia y maldad en sus secundarios, hubiesen reflejado con mayor justicia la vida penosa del genio. Eso es lo que cabe decir de su dimensión como documento biográfico. Como cine, es vibrante, a la vieja manera, amable, fascinante, un viaje de emociones, un éxito comercial, que aún cuando ilumina con sus convenciones, no puede evitar tocar la oscuridad al adentrarse en el drama del matemático. Enternecedora, delicada, estilizada.

Leo que la crítica aplaude el trabajo de Cumberbatch, y desde luego, es fascinante observar el esfuerzo que hace un actor tan físicamente grande, tan atractivo, de voz grave y penetrante, por interpretar a ese personaje frágil, patético y roto, y hay momentos en los que otro ser parece fluir bajo esa capa glamurosa, bajo ese rostro enigmático. Convive con su compañera Keira Knightley, cuya imagen tan pronto nos remite al Hollywood artificioso (no dudo de su capacidad interpretativa), acrecentando la sensación de observar el mejor de los simulacros, pero simulacro al fin y al cabo. Creo que el acierto es mayor en la elección del Turing niño, más feo, de orejas irregulares, menos simétrico. Este lujoso empaquetado de la factoría, me hace reflexionar sobre el soberbio trabajo de casting de otro biopic con una aproximación muy distinta, "Mr. Turner", en el que Mike Leigh prefiere lo hiperreal, y opta por reunir a unos actores de honesta fealdad, aceptando el deterioro del cuerpo, la infamia de las arrugas, el amor de los feos y viejos, para dar con una melodía verdadera, en la que Turner cobra vida junto con sus coetáneos. Turing puede que viva bajo la piel de Cumberbatch, pero la superficie es la del artificio. Falta más suciedad, más textura para saltar al terreno de lo genial. Prefiere el terreno seguro, la fábula, donde Turing es brillo, nunca sombra, donde no hay sexo ridículo, ni vergüenzas pasmosas. Sabes que ha llegado el momento en el que la polémica que devastó la vida de Turing entra en peligro de extinción, cuando los códigos del biopic clásico, pueden reconciliarse con la historia de un homosexual torturado. Pero no me malinterpreten, la película es un ejercicio de gran cine, de cine soñador, de calidad, con interpretaciones comprometidas, un cine que nunca debería acabarse. No es nunca pretenciosa, expone la belleza de la historia con habilidad. Por razones completamente distintas a la película de "Mr. Turner", “Descifrando Enigma” es un muy buen biopic.
Soñador compulsivo
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6
8 de octubre de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi Fresnadillo me enamoró con su milimetrado corto "Esposados", me inspiró respeto con la rarísima "Intacto" y me revolvió los intestinos y el corazón con la desatada "28 semanas después". Pero no llegué con expectativas a su última película porque la crítica se había encargado de destrozarla a priori.

Intruders tiene un halo de mediocridad, también otro de rareza y otro de gran factura. Fresnadillo desacelera el ritmo envenenado de su "28 semanas después", y funde "Intruders" en un tempo y un sopor que recuerda a "Intacto", aquella película tan atsmosférica y diferente. Intruders es más atsmosférica que terrorífrica. Pero no deja poso; acabo de verla, y ya se desvanece, informe, sin rostro, sin verdadera identidad, como Carahueca, un batiburrillo de formas y maneras, ninguna extraordinaria. Pero hay algo poderoso en esa mirada rara y doméstica de Fresnadillo. En esta búsqueda de culpables, el guión tiene las de perder; la (prometedora) idea parece perdida en un esquema repetitivo y algo falto de ingenio.

Y a pesar de todo, se intuye vida y talento en esta película, aunque estén diluídos entre las páginas de un guión tan desordenado e irregular. Un buen chef, para unas baratas materias primas. Ferran Adrià y jamón cocido.
Soñador compulsivo
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7
23 de septiembre de 2011
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cansa mucho esta película. La metáfora, no sólo es obvia, también es reiterativa hasta la saciedad. Se le ve el plumero a los 20 minutos. En vez de optar por pincelar el trasfondo ideológico, te planta en primer plano una sucesión de demagógicas reflexiones.

Y chirría por más aceite que le hechen. El egoísmo ultraliberal revestido de discurso patriótico se hace con todo. Y donde quiere dibujar a un personaje grandioso, aparece un ser sin escrúpulos. El panfleto es tan descarado que pierde seriedad. Vista en perspectiva, es una película ideológica inocentona, revestida de drama con la torpeza y la estrechez de miras de quien quiere dar un discurso, o peor aún, justificarlo. De tan nobles intenciones no podía salir otra cosa que un guión convencional, diseñado, paso a paso, como plataforma para los planteamientos de Ayn Rand (por Ayn Rand). No hay nada de meritorio en ganar este juego amañado.


Una buena factura, para una película bastante despreciable.
Soñador compulsivo
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8
26 de noviembre de 2017
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me encuentro con un ejercicio impoluto de interpretaciones, guión, alegorías tan conscientes, un cuento enmarcado en el alma humana con la saña y la compasión de la que sólo son capaces las mentes inquietas, me pregunto, ¿qué es lo que corre por la cabeza del que juzga con altivez una película, una obra, la que sea?, ¿qué es lo que su expectativa, su sospecha, su duda le dice que debió haber sido, que no fue, o que fue por equivocación?

Branagh crea un espacio vivo de seres, que se agitan para encajar en un cuento extraño, rodeado de hielo, pero empaquetado en la calidez, en la caricatura más consciente, sin que ello signifique que el coro de personajes pierda por un momento su contradicción, sus texturas, su complejidad perfectamente enmarcada en los límites teatrales de quien domina matices difíciles de verbalizar. Rodado con genio, con belleza, su cerebro (el de Branagh) se mueve con agilidad por el pasado para crear algo que suena y se saborea como cine moderno, sin romper, sin buscar (porque no lo pretende) nada parecido al hiperrealismo (irrazonable si se quería respetar el código artificioso del clásico), pero sin sacrificar nunca las notas que revelan la comprensión compleja y profunda de la psicología de todo este recital de personajes. Un artificio tan consciente, que remarcarlo como error, solo puede poner en evidencia al que juzga. Una palabra, la de error, que habla antes de una racionalización a posteriori, que de cualquier secreto sobre la naturaleza de una narración; ni su supuesta ausencia es lo que hace funcionar al engranaje, ni su supuesta presencia lo que lo perjudica. La realidad, como suele ocurrir, es mucho más compleja que una resta de aciertos menos errores.

No veo razón para obviar la belleza plástica de una película como "Asesinato en el Orientes Express". No veo razón para obviar su montaje rítmico, su fuerza, sus momentos de elegante crudeza, en los que Branagh mira a través del tiempo, permitiéndose remarcar la oscuridad sin necesidad de restregarla. Qué fácil es a posteriori especular con supuestos, pero que difícil habrá sido que un cine como este, con tanto buen gusto, equilibrio, ritmo, corazón y niebla, aparezca entre las ruinas del edificio que se despide o quien sabe, se reinventa, en tiempos de capítulos y cliffhangers infinitos. Qué bien dirige a la orquesta Branagh; que inquietante y convincente con muy poco Depp, tierno Dafoe, magnífico diálogo de sutilezas en la contenida Dench, que bien defendida en un espacio de tantos recovecos y artificios Pfeiffer, y nuestra española recatada, justa y medida. Qué fácil habría sido caer en el más absoluto de los ridículos, y que lejos queda "Asesinato en el Orientes Express" del abismo de los excesos. Qué fácil subestimar al buen relojero y a su talento secreto, bien disimulado en la pura funcionalidad.
Soñador compulsivo
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