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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.332
Críticas ordenadas por utilidad
6
14 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta podría ser la versión femenina de, “Zappa” (Bille August, 1983), porque ahora se trata de un par de chicas de clase alta que lo tienen “todo”… excepto unos padres-presentes y una sociedad en equilibrio. Su vida marcha entonces a la deriva y cada tanto se reúnen con chicos que se sienten como ellas y que no encuentran una manera distinta de hacer la vida llevadera que consumir droga, tomar licor y tener sexo. Se reúnen en lo que, la sociología, ha dado en llamar tribus urbanas y su soledad les empuja a buscar otras experiencias que de cualquier manera llenen sus vacíos.

Así, estas chicas blancas y hermosas, residentes en el Acantilado (nombre que podría ser alusivo al tenebroso abismo en el que podrían caer), comienzan a interesarse por dos tatuados hermanos de origen latino, habitantes de la calle 16 de Los Ángeles y expendedores de droga… como si otro acantilado las atrajera para castigar a los suyos por ser tan pródigos en lo material y tan austeros en lo afectivo.

La exitosa documentalista, Barbara Kopple (“Harlan County, U.S.A.”, “Wild man blues”…), tiene aquí su debut en el cine argumental, pero, hemos de decir que se mueve mucho mejor en aquel terreno. <<CAOS>> (traducción demasiado ampulosa para unos cuantos chicos haciendo travesuras), no pasa de ser una experiencia bien intencionada, pues, la señora Kopple, no consigue ver claramente las diferencias entre lo documental y lo argumental; y a diferencia de, Bille August, quien nos plantea con precisión el problema sirviéndose de efectivas y muy cuidadas situaciones, ella juega al documental dentro de lo argumental, nos lanza bastantes discursos, y para empeorar las cosas, la historia se estanca en unas pocas aventuras un tanto insustanciales, regularmente planeadas y mucho peor actuadas.

Anne Hathaway como Allison y Bijou Phillips en el rol de Emily, salvan el filme con sus estimulantes presencias, pero, la historia apenas les exige exhibir sus preciosos rostros y algo más de sus atractivas pieles. El resto del reparto poco o nada que aportar, pues, la historia carece de elementos dramáticos, y mucho menos divertidos, que permitan actuar con decisiva exigencia.

Contra todo, queda de presente que, es desde el hogar donde comienza la desadaptación de los muchachos, y la falta de comunicación y la profunda ausencia de manifestaciones afectivas, son algunas de las causales que, más comúnmente, inducen a los jóvenes a trasegar por caminos sin regreso.

Sí, los chicos de clase alta también hacen estragos, pero debe salir a la luz una verdad pesarosa: son los tantísimos progenitores públicamente exitosos, pero, comunes fracasados como padres de familia, quienes les sirven de motor. Porque hay un hecho incontrovertible: por más que lo des "todo", sino te das también a ti mismo, lo que has dado es de poco significado, pues, cien veces vale más el Ser que el poseer.

Título para Latinoamérica: <<PERTURBADAS>>
Luis Guillermo Cardona
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6
24 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue, el 15 de marzo de 1908, que, en el Théâtre des Nouveautes de París, se estrenó la obra en tres actos, “Occupe-toi d’Amélie” que escribiera, Georges Feydeau (1862-1921), en plan de divertir haciendo mofa de las instituciones y de cierta clase privilegiada de la llamada Belle Époque. Inspirado en las obras de Henri Meilhac, Eugène Labiche y otros, Feydeau se dedicó a escribir farsas con las que alcanzó el éxito en francés y luego en muchas otras lenguas. Entre sus más de 60 obras, hubo numerosos aciertos, algunos de los cuales tuvieron más éxito en el exterior que en su propio país: “La Puce à l’Oreille”, “Le Système Ribadier”, “L’Hôtel du Libre”, “Le Dindon”… y pronto fue reconocido como uno de los grandes dramaturgos de Europa.

“Ocúpate de Amelia”, atrajo, pocos años después, el interés de los productores cinematográficos y se hicieron versiones en 1925, dirigida por Telemaco Ruggeri, y en 1932 a cargo de Marguerite Viel y Richard Weisbach, pero, fue en 1949 cuando, Claude Autant-Lara, haría la versión que alcanzó los mejores resultados.

En un estilo muy original y notoriamente decantado, Autant-Lara, entremezcla teatro y cine con una novedosa puesta en escena, y la hábil composición de los planos nos pasa de un set a otro con plena efectividad. El director, quiere dejar bien claro que está haciendo teatro rindiendo culto a la obra de Feydeau, pero, también pretende que se sepa que está haciendo cine con una personalidad que aspira a trascender.

Esto, más ciertos logros argumentales, sobre todo, desde el segundo acto en adelante cuando Marcel comienza a verse entrampado con la linda Amélie mediante la frase clave: “¡Ocúpate de Amélie..!” que le dice su amigo Étienne, son lo mejor de esta alocada comedia que, infortunadamente, baja su nivel con el tono altisonante y excesivo de casi todos sus personajes, el cual nos recuerda las alocadas comedias que luego hizo el cascarrabias, Louis de Fùnes.

El guion, escrito por los muy asiduos colaboradores del director francés, Jean Aurenche y Pierre Bost, conserva los habituales críticos apuntes sobre la altiva y oportunista sociedad que les tocó padecer y, una vez más, se juega a la sátira pretendiendo divertir más que cualquier otra cosa.

Danielle Darrieux, sobresale con su encantadora presencia, como la Amélie Pochet -por un gesto del papa convertida en Amélie d’Avranches- la cual hace parte de un juego que nadie sabe cómo resultará; y, Jean Desailly, es Marcel Courbois, el joven que huye de cualquier intento de tenerlo atrapado… pero ¡una herencia puede ser muy tentadora!

Con relación al original de Feydeau, se cambió la suerte de set donde la escena transcurre, pasándola al vaudeville en un tiempo más contemporáneo, y se modificaron algunos diálogos y unas cuantas situaciones para adecuarla al momento y darle el toque, Aurenche-Bost-Autant-Lara.

<<OCÚPATE DE AMELIA>>, es una irreverente comedia de enredos para pasar un rato entretenido.
Luis Guillermo Cardona
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8
30 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según contaba en sus memorias (A General’s Life, 1983), el general Omar Bradley, en 1944, cada división del ejército estadounidense, requería 750 toneladas de suministros por día (alimentos, productos de aseo, municiones, gasolina…) y había, 28 divisiones, desplazándose por Francia y Bélgica en su firme propósito de acabar con las fuerzas nazis. Bombardeados por Los Aliados, en los meses previos al Día-D -para impedir que los alemanes movieran sus provisiones-, los ferrocarriles estaban prácticamente fuera de uso… y, el general George S. Patton, reclamaba a gritos que necesitaba, combustibles, plomo… y alimentos.

Alguien en el ejército se acordó, entonces, de la famosa táctica ferroviaria usada por los ingleses bajo el nombre, Red Ball Express (Expreso de la Bola Roja)… y no sé si, éstos, usaban una esfera roja ubicada en la parte delantera de su tren para identificar dicho expreso, pero los estadounidenses decidieron utilizar un círculo rojo (con una pentalfa en el centro), pintado en el capó de sus camiones, con lo que lo suyo sería, Red Circle Truck (Camión del Círculo Rojo), pero contra toda lógica idiomática, su operación se llamó también, Red Ball Express, con el significado de ¡Prioridad Absoluta!

Con esta salvedad, estamos ante una agradable película que se propone rendir homenaje a ese grupo de valientes -ignorados por muchos y menospreciados por otros tantos- que, durante algunos meses, se desplazó por largos trayectos enfrentándose a accidentes, fallas mecánicas, bombas… y ataques imprevistos en los que, algunos, perdieron la vida.

También podría decirse, ahora, que la película falta a la verdad porque, en el hecho histórico, el mayor porcentaje de conductores fueron afrodescendientes y, aquí, casi todos son blancos, pero, en la época en que fue rodada, el racismo era pregón de cada día allá y aquí, y si, Budd Boetticher, se hubiese ajustado a los hechos reales, el filme hubiese tenido una pobre acogida. Sin embargo, el director tuvo la valentía de incluir algunos apuntes antirracistas que favorecen, positivamente, el desenvolvimiento de la trama.

Una historia escrita por Marcel Klauber y Bill Grady Jr., sirvió al calificado, John Michael Hayes, para trasladarla a guion, y un buen conjunto de actores encabezado por: Jeff Chandler, Sidney Poitier, Charles Drake, Jacqueline Duval y Bubber Johnson, contribuye al buen resultado de <<HERMANOS ANTE EL PELÍGRO>>, una película en la que, la camaradería, el compromiso, la lealtad… y la autoridad merecida más que impuesta, tienen un sitial, en justicia, privilegiado.

Budd Boetticher, es un director más que interesante.
Luis Guillermo Cardona
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9
18 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los directores de cine son, en cierto aspecto, como las mujeres: Algunos comienzas a conocerlos y te caen un poco mal… pero, cuando los conoces más ampliamente, ¡ya no los soportas ni de lejos! Otros, te son indiferentes desde que los conoces… y así seguirán definitivamente. Y unos cuantos, ¡ah!, los conoces y te agradan de inmediato… y a medida que avanzas en su obra cinematográfica, llegas a amarlos irremediablemente y ¡para siempre!

En este apreciado grupo tengo ya a, Claude Autant-Lara, un cineasta coherente, dispuesto a experimentar en los diferentes géneros a todo riesgo; con una actitud crítica frente a la sociedad que le tocó vivir, planteada con sobriedad y con mucho tacto; hábil en la dirección de actores y en las puestas en escena… y con un amplio historial fílmico que te hace querer ver una… y otra… y otra de sus películas. Como cualquier director, Autant-Lara, también tiene unos puntos más altos que otros, pero, seguirle la huella es realmente agradable: estamos ante un director de esos que nos recuerdan que el cine es un Arte.

Conocía, desde hace algún tiempo, los terribles hechos que inspiraron, <<EL ALBERGUE ROJO>>, y cuando decidí ver la película, estaba preparado para enfrentarme a la escabrosa y terrible historia de Pierre y Marie Martin, asesinos en serie que -con un empleado y un sobrino- fueran descubiertos en su Albergue de Peyrebeille (Lanace, Ardèche), Francia, tras casi 26 años de fechorías (1805-1831), entre las que dejaron una increíble lista de no menos de 50 víctimas mortales (el filme refiere 102), muchas de ellas violadas y la mayoría robadas. Pero, grata sorpresa nos hemos llevado cuando, al ver el filme de Autant-Lara, lo que encontramos fue una regocijante comedia de humor negro, donde se pone en gris a ciertos estratos sociales y a ciertas instituciones, pero todo contado con el más fino y tolerante humor, de tal manera que, al salir de la sala, se siente más regocijo que pesadumbre. De hecho, la apertura y el cierre (con una última escena impecable), incluyen la canción, “La Complaite”, en la grata voz de Ives Montand.

El guion de Jean Aurenche, Pierre Bost y el propio director, abunda en situaciones muy bien plantadas, y un estupendo reparto encabezado por Fernandel (el monje que ha de jugar a ser el ángel salvador); secundado por Francoise Rosay (Marie Martin), la mujer a la que sus muchos crímenes no la han alejado de Dios; Julien Carette (Pierre Martin), el marido que ve brillar las joyas y se le ennegrece el alma… y entre otros, Marie-Claire Olivia, como Mathilde Martin, la chica “buena” decidida a encontrar el amor, confluyen en una película que sigue conservando intacta su frescura, pues, lo que allí pasa, y de maneras no tan distintas, todavía sucede en el mundo de hoy.

Y nunca lo olviden porque es una verdad indefectible:

“Solo aquellos que obedecen a la llamada de la virtud, recibirán la bondad de Dios”
Luis Guillermo Cardona
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8
17 de diciembre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Encontré, <<UNA CITA DE AMOR>>, por casualidad (¿o causalidad?) mientras curioseaba, hace unos días, en retinalatina.org, una página donde están disponibles -para ver online- una buena cantidad de películas latinoamericanas. Saber que la historia partía de una novela del español, Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891), que la dirigía, Emilio Fernández, y que la protagonizaba, Silvia Pinal, me animó a verla repentinamente.

Del escritor, un renombrado autor romántico que defendía la descripción poética de la realidad, solo conocía, “El Sombrero de Tres Picos”, novela que leí -con mucho agrado- en mi adolescencia cuando era un insaciable lector de biblioteca pública, y luego, la vi adaptada al cine en una versión originalmente titulada, “La Bella Mugnaia”, que protagonizaba, Sophia Loren. Pero, ahora me ocurrió al revés de lo acostumbrado: Cuando vi la película, me sentí totalmente absorbido y quedé muy a gusto con la pasional, romántica y trágica historia de amor entre, Soledad, la bella hija de un terrateniente usurero, y Román Chávez, el hijo de un hombre íntegro que fuera, además, un gran patriota, pero que murió casi en la ruina, teniendo su hijo que luchar muy duro para poder ser de nuevo un hombre respetado. Así que, la historia me dio tantas vueltas en la cabeza durante el resto de la noche que, al día siguiente, averigüé el título de la novela: “El Niño de la Bola” (1880) (un título que debe haberla desfavorecido comercialmente), y luego de adquirirla me dispuse a leerla de inmediato.

El arranque comienza hablando de las virtudes y proezas de don Rodrigo Venegas, el padre de Manuel (Román en la película), y también describe los momentos de la infancia y adolescencia que acercaron a su hijo y a Soledad, quienes, sin permitírseles verse a las buenas, llegaron a amarse intensa y desesperadamente. Deliciosa narrativa y admirable gracejo; con unas estupendas lecciones de moral, honradez y carácter que no serán fáciles de olvidar; y con unos complementos argumentales y variaciones con relación al filme, realmente interesantes… todo esto sin demeritar, claro, lo hecho por el indio Fernández que, además de su efectiva traslación a México con una impecable fotografía de Gabriel Figueroa; la inclusión de algunos momentos melodramáticos de gran intensidad… y las muy buenas actuaciones de la Pinal, Jaime Fernández y Carlos López Moctezuma, dio como resultado un filme que cala bastante hondo.

Una frase dicha por, Manuel, en la novela, da cuenta del fuerte carácter de este memorable personaje:
“Defenderé mi derecho y lo haré respetar por todo el mundo. Protegeré la libertad de la pobre niña e impediré que su padre la sacrifique como me ha sacrificado a mí”.

¡Ah!, si se les ocurre preguntar: ¿Cómo fue que Román se hizo la cicatriz que lleva en la mejilla? Será necesario que lean la novela. Ahí encontrarán la respuesta… ¡y se van a sentir muy bien leyéndola!
Luis Guillermo Cardona
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