La crítica suele ser demasiado poco condescendiente con aquellos actores que se desvían de un supuesto camino serio de la interpretación para protagonizar un papel menos serio o más lucrativo. Creo que la crítica se equivoca, y más si hablamos, como es el caso, de un film echo a la medida del público más joven.

Un veterano ranger se ve obligado a proteger a unas alocadas animadoras universitarias para cumplimentar una misión. Para elllo, tendrá que hacer algo que nunca lo ha hecho bien, ejercer de padre.

Está claro que esta película no esconde nada fuera de lo común y que los que busquen grandes cosas se van a sentir decepcionados. Sin embargo, se trata de una película entrañable nada aburrida. Quien decida setnarse en el sillón a ver este largometraje sin ideas preconcebidas y sin esperarse gran cosa, seguramente se levantará con un buen sabor de boca.

Otro de los puntos a tener en cuenta en esta película es el volver a ver a un Tommy Lee Jones aprovechando su imagen de extrema seriedad para hacer comedia. El papel de las animadoras, es un papel muy sencillo, pero bien llevado por sus intérpretes.

Corría el principio del milenio cuando Ridley Scott sorprendió a todos con una película que nos haría recordar aquellas películas de romanos de la época de Charlston Heston y compañía. Gladiator rescató, pues, el género de Epopeyas históricas que salvo pocas excepciones como "Braveheart" había desaparecido de nuestros cines.

El largometraje cuenta la historia de un general romano que ante la corrupción en el seno político de Roma, es elegido por el Emperador como su sucesor. Esta situación despertará los recelos del natural sucesor que asesinará a su familia y tratará de asesinarle. A punto de morir, será socorrido por un tratante de esclavos que le convertirá en gladiador. A partir de ese momento su vida perseguirá un único objetivo: la venganza.

El largometraje tuvo mucha repercusión por, tal y como se ha comentado anteriormente, de recuperar las películas epopeyas históricas de romanos. Sin embargo, los más puristas lo critican por no seguir fielmente una situación histórica y sus enormes errores históricos. De hecho, esta película cuenta una historia bastante rocambolesca y muy poco creíble. Sin embargo, eso no quita el hecho de que técnicamente esté muy bien hecha, tenga un guión muy potable, que incluya una de las frases más famosas de la historia del cine, que tenga una de las batallas mejor realizadas de la historia del cine, una banda sonora extraordinaria y muy buenas interpretaciones.

En general, el trabajo de los actores es muy bueno. No obstante, es importante destacar la grandiosa interpretación de un muy buen Joaquin Phoenix que en su papel de perfecto malvado, nos muestra a la perfección las causas psicológicas de su maldad. También destacar que el actor Oliver Reed murió durante el rodaje.

A lo largo de la historia del cine, ha habido pequeños detalles que han hecho que varias películas hayan quedado para el recuerdo de todos. Unas gracias a detales de calidad, otras por clamorosas meteduras de pata, y otras por escenas llamativas. Se podría iniciar un debate sobre si es positivo para una película el ser recordada por una o dos escenas en vez de por todo su contenido. Unos opinarán a favor, y otros en contra, pero lo que está claro es que cualquier director de cine hubiera preferido que su película fuera recordada por todo su conjunto.

Átame nos cuenta la historia de Marina, una ex-prostituta y ex-heroinómana que tras un golpe de suerte, su vida cambia para convirtirse en una actriz de éxito. Sin embargo, su nueva estabilidad volverá a cambiar cuando un antiguo ligue obsesionado por ella la secuestra en su propia casa.

Tras leer el argumento, se podría decir que la película presenta un interesante y consistente argumento. Además, la presencia de dos de los mejores actores jóvenes de finales de los 80; hace bastante increíble que no ganara ninguno de los 15 premios Goya a los que optó, y que hoy en día sólo sea recordada por un par de escenas, ambas de fuerte contenido sexual. No obstante, no podemos olvidar que, en aquella época, Almodóvar estaba más por la labor de crear esperpentos que de crear buenas películas. También son bastente criticables varias incoherencias argumentales, y una trama secundaria (la del director de cine) que no pinta nada o se debería de haber desarrollado más.

Respecto a sus intérpretes, descatan de manera sobresalietne cuatro: Rossy de Palma, Victoria Avril, Loles León, y Francisco Rabal. En cuanto a Banderas, ni fu ni fa.

Tener una buena idea para una cinta de intriga no significa, necesariamente, que la materialización de esa idea se convierta en un éxito. Para ello se deben de dar diversos factores como unas interpretaciones decentes, unos buenos escenarios, unos efectos que no desentonen, y sobretodo un buen guión. Esta cuenta con buenas interpretaciones, buenos escenarios, efectos que no desentonan, pero tiene el lastre de un mal guión.

Juliet es una joven médico que tras una ruptura sentimental decide irse a vivir sóla a un apartamento. Por suerte, para ella encontrará a max, un hombre que le alquila una vivienda fantástica por muy poco dinero. Sin embargo, toda su satisfacción se verá al traste cuando empiece a notar cosas raras en la casa.

Como ya se ha indicado, el gran problema que tiene esta producción es la ausencia de un guión decente. Hay tal cantidad de largometrajes con temática parecida que sin algún elemento diferenciador, una película no va a llamar la atención. En este caso particular, la situación de derrumbe personal de la protagonista hubiera sido un buen punto de partida para desarrollar un buen guión. En cambio, el guionista prefiere recurrir a los sustos previsibles, a personajes poco creíbles, y ha hechos inexplicables.

En cuanto a los personajes decir que están tan mal desarrollados que no son creíbles: el personaje de Juliet le falta fuerza, y el de Max es demasiado exaggerado. Sin embargo, hay que reconocer que a pesar de la poca ayuda del guión, los intérpretes no lo hacen mal.

Una de las cosas que más llaman la atención de este film, es que en los tiempos que corren alguien trate de demostrar al público las bondades de la liberación sexual. De hecho, salvando las distancias, la línea que sigue este largometraje me recuerda a las cutre-películas que Almodóvar se empeñaba en realizar a principio de su carrera. Para ello, Rodrigo Ortúzar Lynch se sumerge en la vida de unas mujeres que buscan encontrar la chispa sexual que escasea en su matrimonio.

La historia empieza con una exitosa presentadora de televisión que tras un desafortunado accidente ve como el affair que tenía con el dueño de la cadena es puesto a la luz de su familia y de todo el mundo. Luego aparecen las historias de una mujer necesitada de calor sexual casada con un hombre completamente reprimido, de la investigación de dos detecives privados acerca de una infidelidad, y de una mujer que regresa a Chile tras años viviendo en España con la intención de abrir un sex shop.

Esa simultaneidad de historias bien dirigida puede dar lugar a una obra maestra, de hecho el contenido de las historias da lugar a esa posibilidad. El problema viene por una pobre dirección que no consigue entrelazar lo suficiente bien esas historias; lo que acarrea un pésimo ritmo que logra que en algunas fases el espectador se aburra enormemente. Sin embargo, el director acierta enormemente con la tensión dramática de los momentos más duros de las protagonistas.

Del resto se pueden criticar dos aspectos fundamentalmente: las innecesarias doctrinas sobre las causas de la infidelidad, y el personaje de Lucía Jimenez. Sobre el primero, recalcar lo absurdo que resulta explicar explicitamente una cosa cuando lo estas reflejando en la historia que cuentas. Sobre lo segundo, criticar que usen un personaje únicamente para poner a España como modelo de algo en que España no es para nada modelo.

Respecto a las interpretaciones, destacar la frescura de Lucía Jimenez y la impresionante interpretación de María José Prieto.