Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.333
Críticas ordenadas por utilidad
8
18 de mayo de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para Charles -así a secas, porque quienes son como él prefieren mantener oculta su identidad-, la vida es algo que hay que tomar 'a la rápida', y antes que asumir una lucha diaria con constancia y transparencia, está convencido de que, basta un buen golpe para resolver los problemas de varios años. Acaba de salir de la cárcel donde purgó cinco años, y la propuesta que le hace su esposa Ginette de regenerarse y montar un negocio propio, la encuentra absurda… ¡porque ya está pensando en el próximo asalto! Charles, es de esa clase de hombres que jamás se regeneran. Los golpes que les da la vida – ¡y siempre se los da! - los asumen como simples accidentes o errores que “no se repetirán”, y toda experiencia adquirida, apenas les sirve para volverse más tercos y empecinados, pero nunca para redimirse y enderezar el camino. Y su final, suele darse en la oscuridad de una celda con una larga condena… o sobre un asfalto húmedo con su sangre entremezclada con el lodo.

Mucho más joven, Francis Verlot –todavía lleva su apellido porque aún es un principiante-, ya está comenzando a ver la vida con desgano. Es de aquellos muchachos a quienes su hogar no les asegura un ambiente cálido, y huir de él se vuelve un anhelo tan desesperado que, fácilmente, aceptan cualquier propuesta que les permita creer que así abrirán otra puerta más satisfactoria. Si la familia y el Estado no se ocupan de ellos como deberían, pronto serán otros Charles, sin posibilidad alguna de ser útiles a la sociedad.

En cuanto a Louis Naudin, la suerte de hombre que entiende que la vida se gana día a día trabajando honradamente y sirviendo a los demás. Pero, los hombres como Louis, tampoco están exentos de cometer un error, y el suyo ha sido dejarse atrapar en un momento de ligereza. Sin embargo, él tendrá la suficiente responsabilidad para cumplir con la palabra dada, pero, quizás sepa mantener su conciencia en el punto exacto de la no-contaminación. Louis, talvez nos demuestre lo que es saber ligar los deseos con el corazón y la razón, y así, reafirmará a la especial clase de hombres que nuestro mundo necesita.

Conociendo ya, suficientemente bien al director Henri Verneuil, este estudio, al que él concedió mucha más importancia de la que muchos espectadores deseaban –una sinrazón que dio motivo a que, para su estreno, le cortaran varias importantes escenas de diálogo-, es lo más relevante de la película, pues, ahí, hay confrontación moral e intelectual, sensibilidad y aproximación al alma humana, y a Verneuil, más interesado siempre en el arte que en complacer las taquillas, no le importó “robarle” tiempo al asunto del asalto, pues, éste era, digamos, “la carnada”, ya que, el hombre y sus contrarias maneras de percibir la vida, era su objetivo central. En este sentido, para su publicación –y estreno del filme- en los EEUU de Norteamérica, se acertó al cambiar el ligero título que llevaba la novela original de John Trinian (Zekial Marko), “The Big Grab” (El Gran Botín, 1960), por “Any number can win”, pues, alude tanto a una ruleta, como a la insospechada suerte que pueden tomar nuestras decisiones. Verneuil, por su parte, prefirió “Mélodie en sous-sol” (Melodía en el sótano) bastante diciente también, pero de no fácil comprensión.

Michel Audiard y Albert Simonin, han conseguido dar profundidad al guion, manteniendo una gran altura en los diálogos; y Verneuil, se deleita componiendo planos de una eficacia absoluta, en momentos claves como cuando Ginette reprende a Charles y su rostro luce enmarcado con aires de Don, pero cercado por sus ideas y moralmente reducido ante ella. ¿O qué tal ese plano del seductor Francis, captado desde la silueta de una escalera y un agujero en círculo, donde luce altivo rodeado de guapas chicas en bikini?

Jean Gabin y Viviane Romance, impecables como marido y mujer. Maurice Biraud (Louis), con una timidez que brilla cuando pone en alto su moral y su claridad intelectual. Y Alain Delon, el eterno Don Juan, preciso ejemplo del chico machista y ‘desvirolado’ que abunda en las calles de cualquier ciudad.

Título para Latinoamérica: CUALQUIERA PUEDE GANAR
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
24 de abril de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo Max Frank, quien había nacido en el norte de los EEUU y era judío, trabajaba como superintendente en la compañía National Pencil, de Atlanta, Giorgia, empresa en la que también laboraba Mary Anne Phagan, una jovencita de 13 años bastante atractiva. El Día de la Memoria (Memorial Day) por los confederados muertos durante La Guerra Civil (26 de abril de 1913), Mary entró en la oficina de su jefe Frank, esperando recibir el pago por su labor durante la semana. Atraído por la belleza de la chica, a la que llevó a hacer un recorrido por la sala de metales, Frank – quien ya estaba casado-, trató de aprovecharse de su cargo para sobrepasarse con ella, pero la empleada lo rechazó rotundamente mientras trataba de huir y él, entonces, se atrevió a golpearla en el ojo derecho con el puño en el que portaba el anillo de boda. Tras sucesivos golpes, Frank tomó el cuerpo ensangrentado de la muchacha y lo llevó hasta el cuarto de baño donde le subió el vestido y la tomó contra su voluntad. Temiendo, de seguro, muy duras consecuencias si Mary confesaba, Leo Frank tomó una cuerda y la ahorcó con ella. En la madrugada del domingo, el robusto guardia negro, Newt Lee, descubrió el cuerpo de la joven víctima, y de inmediato llamó a la policía, y también a su jefe, pero de éste no obtuvo respuesta alguna. (1)

Esta, de manera muy suscinta, es la principal versión del hecho que cobró la vida de Mary Phagan, aunque, la comunidad judía, aún hoy, sigue alegando que, la acusación contra Leo Frank, fue otro caso de antisemitismo estadounidense, y en su versión, fue el guarda el verdadero asesino de la joven víctima.

Por razones de este tipo, la versión cinematográfica, y muy libre, de este sonado caso -con los posteriores incidentes del hecho-, asume una posición imparcial, dejando en el espectador la decisión final, pero poniendo muy en claro su firme oposición contra los atroces casos de linchamiento que solían darse en las comunidades del sur, donde los prejuicios (contra los yanquis, los judíos, los negros…) no se habían superado en absoluto, no obstante su merecida derrota durante la Guerra Civil.

Una de las personas que asistió al juicio contra Leo Frank, fue el entonces periodista del Diario de Atlanta, Ward Greene (1892-1969), y de esta experiencia surgió el libro, “Death in the Deep South” (1936), siendo, Robert Rossen y Aben Kandel, los encargados de convertirlo a guion para la versión cinematográfica que, con gran pulso, dirigiera Mervyn LeRoy.

La historia comienza de manera mordaz, mostrando a los escasos excombatientes sureños durante la guerra, que, en condiciones bastante seniles y sintiendo ya pasos de animal grande, se aprestan a participar del que, probablemente, sea su último desfile por la memoria de los confederados. Trasladada la historia a un colegio, conoceremos, entonces, al profesor Robert Hale y a su preciosa alumna, Mary Clay (memorable debut en la actuación de Lana Turner)… y lo que se aviene, es una confrontación social donde primarán los intereses individualistas, sobre los de las víctimas y aún sobre los de la colectividad. La clase política, puesta en activo, lucen como lobos al acecho… y la sociedad entera, quizás sea la que pierda con la suerte de decisiones que algunos pretenden tomar.

Claude Rains, tiene sobre sus hombros al fiscal del distrito, Andrew J. Griffin, el hombre que espera lucirse condenando a la pena de muerte a un norteño. Edward Norris, es Robert Hale, el profesor que carga con la grave acusación de violación y asesinato de una preciada niña; y entre otros, Gloria Dickson (guapa actriz que falleciera a los 28 años, asfixiada en el baño tras incendiarse su casa), es Sybil, la esposa que conserva firmemente la esperanza de que su esposo sea inocente.

El filme logra una muy buena recreación de época; LeRoy se luce con algunas composiciones muy significativas, como el plano de Hale ante el espejo asociado al cartel donde se espera que vaya su foto. O ese plano fugaz del cuerpo arrancado de la horca (hecho real) para distanciar el asesinato… También los diálogos de Rossen lucen muy atinados y convincentes, y la historia se desenvuelve con mucha soltura, permitiéndonos participar del resultado de la historia. Esto, quizás, deje inconformes a algunos, pero, es muy del caso, dados los antagonismos que se derivaron, pero, si sabe verse, hay elementos que permiten llegar a atinadas conclusiones.

(1) Bob Frapples. https://www.stormfront.org/forum/t990415/
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
24 de febrero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue, en el año 428 a. de C., cuando se estrenó “Hipólito” (Ἱππόλυτος), otra de esas tragedias de Eurípides con las que levantaba una gran polvareda por su adelantada posición frente a la cultura que le tocó vivir. Esta vez, su alegato es en contra de ‘el destino trazado por los dioses’, a los cuales tradicionalmente se atribuía esta voluntad que, según interpreta Eurípides, iría en plena contradicción con la libertad, hecho que los haría despreciables puesto que, los seres humanos quedaríamos reducidos a simples títeres de su caprichoso juego, y esto, en consecuencia, nos exoneraría de toda responsabilidad. Es entonces, cuando surgía el cómodo argumento de “hagamos lo que se nos antoje que, si los dioses lo permiten, es porque así debe ser”.

El argumento, tiene como protagonista a Hipólito, hijo de Teseo e Hipólita, pero, al morir ésta, el padre contrae segundas nupcias con Fedra, hija de Minos el rey de Creta. Hipólito tiene una actitud despectiva contra la diosa Afrodita, y al rechazar el matrimonio y las experiencias sexuales, ésta, rabiosa, decide castigar la alta virtud que demuestra el muchacho, animando en Fedra que se enamore de él. Lo que se aviene, dará lugar a una cruel tragedia en la que, la voluntad de los dioses, ha tenido un fuerte peso en las decisiones que han tomado unos seres humanos de la más alta idoneidad.

En versión completamente libre -razón por la que se omite el crédito a Eurípides-, y partiendo de ésta -y también de lo que se conoce sobre una segunda obra desaparecida identificada como "Hippolytos Kalyptomenos" (donde Fedra, al parecer resultaba mucho más atrevida)-, pero haciendo reconocimiento al conservar en el título y en el personaje su nombre (los demás fueron cambiados), Margarita Liberaki y Jules Dassin, hacen una puesta al día de esta historia, liberan a los dioses de su intervención en la voluntad humana -con lo que complacen a Eurípides-, pero, recrean también una tragedia donde se demuestra que “tenerlo todo” (en lo relativo a lo material) no es suficiente para encontrar la felicidad.

Fedra cree tenerlo todo: Un hombre muy apuesto que la ama y que, además, es un empresario del más alto éxito -posee una gran flota de barcos-; tiene con él un hijo que ha nacido sano y que no ofrece problema alguno; viaja a donde quiere y es regalada con joyas de gran valía. Habita en una casa donde nada material entra en falta, y cuenta, además, con una doncella que moriría por ella… y hasta luce dispuesta a llenar alguno de sus vacíos (infortunada elección de la actriz para este caso).

Pero, cuando conoce a Alexis, el hijo pintor del primer matrimonio de su esposo, Fedra sentirá que el anillo más valioso carece por completo de significado… y un amor profano va a tener lugar en un entorno donde las nubes grises se avistan en la distancia.

El director Jules Dassin, ambienta su historia en Londres, París y Atenas, dando así una amplia cobertura al conflicto que se plantea; se sirve, en esta ocasión, de la eficaz música de Mikis Theodorakis; y vuelve a tener a su esposa, Melina Mercouri, en un rol que le permitirá lucir su fuerte carácter y su capacidad de seducción. Su papel superará en potencia lo planteado por Eurípides, y para gusto de éste, es la suerte de mujer que asume retos y que, con su vida, defiende lo que la apasiona.

El drama es intenso, tiene momentos de gran fuerza dramática… y "FEDRA" quizás nos permita ver, cómo las estructuras más sólidas siempre se desmoronan por aquellos pilares a los que no se brindó la suficiente solidez.

Σας ευχαριστώ, σ 'αγαπώ! (¡Gracias, te amo!), es una frase que, con la mayor frecuencia posible, deberíamos inspirar en aquellos seres que de verdad nos importan… y para que esto suceda, debemos servirnos de gestos valiosos, palabras amorosas y, sobre todo, acciones constructivas.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
16 de febrero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las carencias económicas de su familia llevaron, un día, al adolescente Max Miller, a abandonar la escuela y a escapar de casa para salir en busca de otras oportunidades en la vida. Ingresado en las filas del ejército durante la I Guerra Mundial, Max descubrió allí que tenía un amplio sentido del humor, pues, los soldados de su división la pasaban de maravilla con sus ocurrencias. Desde entonces, sintió que tenía vena de comediante… y no pasarían muchos años antes de que, el apodado ‘The Cheeky Chappie’, se hiciera famoso como cantante cómico, entertainer y hasta como actor, habiendo aparecido en catorce películas. Pero, tras tres décadas de notable acogida en que alcanzó a ser el comediante mejor pagado de su tiempo, a Max Miller (1894-1963), le llegó su temporada de días grises y cada vez sus presentaciones fueron más, y más, espaciadas… hasta que por fin cayó en el más completo olvido.

Fue, este personaje, el que inspiraría la obra teatral que, John Osborne -el mismo escritor que nos diera “Look back in anger”-, escribió expresamente para el actor Laurence Olivier, quien, ante el reconocimiento social y el éxito que venían obteniendo los denominados “Angry Young Men” (Jóvenes airados), sintió tan profundo deseo de hacer parte de ellos que, por un salario irrisorio y hasta renunciando a una solvente oferta que acababa de hacerle Hollywood, se montó en el cuento de la representación teatral en el año 1958 (tres meses en cartelera en el Royal Theatre de New York), y luego, en la adaptación cinematográfica que escribiría el mismo Osborn (con la colaboración de Nigel Kneale) y con la dirección del controvertido, pero muy necesario, Tony Richardson.

Es evidente que, “EL ANIMADOR”, también rememora el filme de Chaplin, “Candilejas” (inspirada por igual en otro comediante en crisis), pero sus apuntes se alejan sobremanera del personaje de Chaplin, sobre todo en la forma valiente como, a diferencia de Calvero, Archie Rice encara las desgracias y las frustraciones que se avienen en su vida.

También como Calvero, el humor de Rice se ha venido al piso, la sala está cada vez más sola y de ñapa la vida le trae frustraciones y desgracias entre sus más cercanos, pero, el empeño con que éste se las ingenia para preservar su ánimo y mantenerse enhiesto… sería una clase para Calvero a la que nunca asistió.

El filme de Richardson se mueve en dos niveles: De un lado, el tema explícito sobre un hombre del pueblo –personaje esencial del movimiento que conocimos como Free Cinema con el que los más beligerantes escritores y realizadores ingleses se sumaron a la causa de los olvidados- quien, junto a su padre -también un veterano showman en su tercera edad- y con sus hijos, enfrenta la etapa más dura de su vida, frente a una total ausencia del Estado. Y en el trasfondo, se nos va dando pequeños apuntes de la guerra que Inglaterra libra contra Egipto… mientras comienza a entrar en declive como potencia mundial. De esta manera, Richardson apunta de nuevo a demostrarle a sus compatriotas que, el país ideal que les venían vendiendo los medios y el cine de vieja data, era puro maya (ilusión), pues, la realidad escueta da prueba de que las carencias son muchas y de que la felicidad no entra por cualquier puerta.

En estos aspectos, “EL ANIMADOR”, “desanima”, pues, paradójicamente, no alienta entretenimiento, ni risas, ni demás bondades del cine con palomitas, pues, su propósito claro e intencional, no es mantener abiertas las taquillas ni animarnos a enseñar los dientes, sino mostrarnos las carencias y penurias que padecen incontados artistas, aún entre las llamadas potencias que tanto se ufanan de su “grandeza”.

¿Pero esto a quién le importa? También John Osborne y Tony Richardson entraron en relativo olvido, porque, a la gente le interesa más huir de la realidad -de aquí el consumo masivo de tantísimos ‘opios’- que comprenderla y luchar para transformarla. Para esto se necesita entendimiento, coraje y perseverancia, en cambio, para el opio sólo hacen falta unas cuantas monedas… aunque la solución sea apenas por unos pocos minutos.

Título para Latinoamérica: IMPREVISTO PASIONAL
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
23 de diciembre de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con los seudónimos Pierre Pelot, Pierre Suragne y Pierre Carbonari, se conocen las numerosas obras de ciencia-ficción, fantásticas, noir, teatrales, románticas, y otros tantos géneros en los que se ha forjado el muy prolífico escritor francés, Pierre Grosdemange (n.1945), a quien se conoce, sobre todo, por su serie de parodias-western “Dylan Stark”, personaje inmiscuido en la Guerra de Secesión estadounidense, y por sus series de ficción y fantasía con las que llegó a ganar el Gran Premio de la Ciencia-Ficción Francesa y el Gran Premio del Festival de Metz.

“La Dulce Pendiente del Verano” (L’été en Pente Douce) fue una novela que, como Pierre Pelot, publicó en 1980 y en ella se ocupa de una chica que exhala sexo por todos los poros, inspirada, sin duda, en la eterna y frágil figura de la Marilyn Monroe de “Niágara”, quien, como la actriz, se verá envuelta en líos amorosos mientras, cada hombre que la mira, tan sólo pretende usarla y manipularla. Pero, como la gran diva, también Lilas será capaz de tomar decisiones y demostrar que, al final, hace únicamente lo que quiere.

Junto a Lilas, Pelot pone a una suerte de antihéroe, Stéphane Leheurt, un incómodo empleado de un súpermercado con aspiraciones de escritor, quien se hace con la muchacha cambiándola por una carne de conejo con su más reciente amante. Pero, viendo el compromiso que mantiene con un hermano, el cual, tras un accidente con una granada, quedó con un daño cerebral que estancó su desarrollo, y sintiendo que a ella la trata bien, además de que es bastante tolerante con sus devaneos, Lilas aprende a quererlo y Fane -como todos le llaman-, también la ama muy a su manera.

Con todo, “LA DULCE PENDIENTE DEL VERANO”, es otro filme sobre perdedores con alma que lo único que esperan es poder seguir juntos, como tanto anhelaron George y Lennie, los memorables personajes de “De ratones y hombres”. Pero, en la hostilidad del mundo, habrá muchos obstáculos e intereses encontrados. ¿Lograrán Lilas, Fane y Mo, lo que no lograron los personajes de Steinbeck?

El director Gérard Krawczyck, consigue impregnar su filme con un atractivo encanto visual y narrativo, logrando que nos metamos en la historia y que podamos empatizar con sus peculiares personajes que, también a su manera, dan la idea de un western crepuscular. Jean-Pierre Bacri, recrea muy bien a ese hombre apaleado por la vida que, contra todo, no deja apagar sus aspiraciones. Jacques Villeret, nos remite, intencionalmente, al Lennie de Steinbeck con sus apetitos “naturales” intactos y con esa capacidad de defenderse que lo convierte en un hombre peligroso. Y, por otro lado, resulta muy curioso y sugerente, el hecho de que, la linda actriz Pauline Lafont, quien en la película –y al parecer en la vida real- se esforzaba por recordar a la eterna Marilyn, también terminara su vida trágicamente, el 11 de agosto de 1988, cuando apenas cumplía 25 años. Cayó de un barranco en Gabriac, Lozère… y, quizás por buscarla con otras suposiciones, su cuerpo fue encontrado sólo tres meses después.

Pero, su nombre ya ha pasado a la historia, y por esta película, siempre la recordaré como la sensual y coqueta chica de la camisilla rosa.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Más sobre Luis Guillermo Cardona
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow