Nicolas Widing Refn hace que Drive realmente parezca una muy buena película coreana que seguramente habría firmado el mismísimo Park Chan-Wook. Al principio la película, aunque con algún cambio de marcha, transcurre con un ritmo lento y pausado; pero cuando aparece el marido (Oscar Isaac) de la vecina del protagonista (muy bien Ryan Gosling) de vuelta de la cárcel, Drive cambia radicalmente la marcha, pasando directamente de la primera a la quinta y adquiere un ritmo trepidante que ya no cejará hasta el final.

El morbo de la no relación (y digo no relación, porque nunca llega a conseguirse, se queda en los prolegómenos) a tres, hace que suban las pulsaciones de la película y si a ello añadimos que el director lleva la historia de amor imposible entre el conductor (Ryan Gosling) y su vecina (Carey Mulligan) de una forma ciertamente inusual, prescindiendo de estereotipos baratos (las típicas y aburridas escenas de cama) y encauzándolo más a un amor de sentimientos contenidos, haciendo que la relación sea más afectiva, más mental que el puro deseo de satisfacción carnal. Todo ello aderezado con una muy acertada banda sonora, hacen de esta película un buen thriller, ciertamente original en sus planteamientos y no carente de una acción que a veces se convierte en vertiginosa por la violencia de algunas escenas, que dicho sea de paso, no molestan para nada en la película, más bien todo lo contrario. Aunque no conozco las preferencias cinematográficas de Nicolas Winding Refn, creo que en esta película está claramente influenciado por el cine de acción coreano con ejemplos como "Old Boy", "Crónicas de un asesino en serie", "Encontré al Diablo", etc., etc.

Película dotada de todas las dualidades posibles, dadas por la diferencia que en este caso une y atrae a sus dos protagonistas principales (Elise (Alabama) y Didier (Monroe)), ateísmo y creencia, realidad cruda y fe, lucha y abandono, vida y muerte y como no amor, sobre todo amor, siempre amor, apasionado, desaforado, tortuoso, y … sangrante.

Bellísima película sobre dos seres a los cuales les separan muchas cosas pero los une el amor (y además, en este caso la música), pero el amor une y también separa con tanta facilidad que la relación se vuelve insoportablemente dolorosa; sangra el alma por las diferencias de las almas, que la torpedad de las palabras agrava; pero pasa la tempestad y vuelve el amor a aflorar y así sucesivamente, hasta que… (spoiler).

Estupenda película de este para mi sorprendente Felix Van Groeningen, director de la misma que como hábil navegante dirige al espectador en éste (metafórico) barco en un mar embravecido por todos los vientos enfurecidos de las pasiones humanas y juega con nosotros haciéndonos pasar continuamente de un sentimiento de amor, paz y quietud, de besos, sexo, comprensión, abrazos y melodías a otro de desasosiego y crudeza cargado de reproches, crudeza misma que la vida no escatima ni se priva de enseñarnos.

No quiero dejar pasar la referencia al gran trabajo de todos los protagonistas y actores secundarios, al del propio director, en la forma en que nos narra la película, mezclando pasado presente y futuro y como no, a la banda sonora con bellísimas canciones, como esta fantástica “If a needed you” (Si yo te necesitase ¿acudirías a mí?
¿acudirías para aliviar mi dolor?
…si tú me necesitases, cruzaría el mar a nado para aliviar tu dolor).

Robert Zemeckis con esta “Flight” construye una película para el lucimiento personal de Denzel Washington. El trabajo de Denzel me parece muy correcto, pero no deja de sorprenderme el poco espíritu crítico de los (válgase la redundancia) críticos americanos (véase el mosaico de recortes de críticas que acompañan la película en Filmaffinity), siempre dispuesto a lanzarse a los pies de los grandes “tótems”; caen todos a una en una desmesura de alabanzas excesivas y desmesuradas. La película de por sí, no pasa del aprobado general, pues si bien es cierto que al principio, coincidiendo con el accidente del avión, tiene un muy buen ritmo, después decae aparatosamente llegando por momentos a aburrir (sobra metraje sobre su adicción a las drogas y al alcohol; hay personajes que aparecen mucho y aportan poco, el de Kelly Reilly es un ejemplo y otros que aparecen poco pero aportarían bastante, por ejemplo: su ex y su hijo), solo al final (ver spoiler) vuelve a coger el ritmo suficiente para dejar un cierto buen sabor de boca. No es que sea mala película pero la verdad, si el director quería hacer una introspectiva dentro del sentido de culpa del personaje creo que se ha quedado a medio camino. Al margen de todo lo dicho, debo reconocer que la banda sonora me ha encantado, sobre todo el tema “feeling alright” de Joe Cocker, fantástico y atemporal, siempre suena maravillosamente.

Buena película dramática polaca que narra la relación entre dos hermanos y un hecho que cambiará totalmente la vida de ambos y de todas las personas de su entorno. Esta película de temática actual (agresiones a personas que son grabadas y colgadas en internet) es una reflexión sobre la distinta respuesta del ser humano ante una situación límite, en este caso la agresión de un grupo de jóvenes a una chica en un tren. El director utiliza este hecho para confrontar la distinta respuesta de dos hermanos, uno de ellos sale en auxilio de la chica, mientras el otro queda bloqueado incapaz de reaccionar, lo cual lleva consigo dramáticas consecuencias. La reflexión planteada al principio y visto el resultado final, deja en el aire una pregunta humanamente muy dolorosa ante una situación así ¿intervenir o no intervenir?; esa es la cuestión.

Danny Boyle nos garantiza, con 127 horas, 93 minutos de cine intenso, rítmico y en algunos momentos electizantemente mareante (en el buen sentido). Es una película ágilmente dirigida, moderna y reflexiva, llena de momentos cinematográficos impagables, ¡que maravilla de fotografía!. Boyle nos propone una historia real, donde la lucha por la superación es presentada dentro de un paisaje desoladamente maravilloso y duro (¿metáfora del alma?). La desolación del alma humana en una situación límite sobre la existencia, las ganas de vivir, ¿abandonarse ante lo irremediable o luchar por ella hasta el límite?. Película reflexiva que nos hace valorar nuestra propia existencia; las pequeñas cosas que ya tenemos y a las personas que forman parte de nuestra vida. Mensaje simple y fácil, y, si se quiere "manido", pero enviado aquí como un dardo directo al corazón del espectador.