No le hablo de un breve humedecimiento de los ojos, de una lágrima cayendo por el rostro.
Le hablo de llorar a lágrima viva por ver reflejado en ella su vida, su entorno, su familia, sus sueños o sus pasiones. Le hablo de ver en un personaje a uno mismo, de identificarse con él.
¿Alguna vez le ha ocurrido?. A mí sí.
Y sólo con esa fuerza, con esa emoción, solo me ha sucedido con Que bello es vivir.
Cuando ocurre esto, cuando se toca la fibra sensible de esta manera, uno no puede evitar una explosión interior. Esto es lo que consiguen el director, el maestro Frank Capra, y el actor, el magnifico James Stewart.
Durante dos horas estaremos en la piel de George Bailey.
Pasaremos por la infancia. Iremos montados en un trineo, salvaremos a nuestro hermano.
Nos sentiremos felices soñando despiertos con lo que seremos de mayores.
Creceremos y haremos planes de futuro.
Iremos al baile y bailaremos al borde de la piscina.
Tiraremos la piedra y pediremos un deseo.
Cogeremos la luna, le echaremos el lazo y se la entregaremos a la persona amada.
Nos sentiremos frustrados al tener que... ¡Vaya, ya lo estoy haciendo otra vez!.
Les envidio si están viendo esta critica y van a ver la película por primera vez, pues esta joya intemporal cautivara a todo aquel que la vea, como solo pueden hacerlo las grandes cosas de la vida.
Un servidor se limitara a escribir aquí abajo algunos de esos momentos de los que hablaba al principio de la critica. Así que primero; corran a ver la película.

Atrevida, bestia, controvertida, transgresora, políticamente incorrecta, valiente, audaz, osada, arriesgada, impactante, fresca, alegre, triste, exagerada, realista, lanzada, enérgica, desvergonzada, descarada y sobretodo original y divertida. Así es una de las mejores series que ha dado la televisión americana a lo largo de su historia.
Clara influencia de otras series posteriores, reflejo de la familia de clase media estadounidense. Un matrimonio de esos que parece que van directos a la ruptura, pero en el que aun queda esa chispa que siempre estará encendida y que les mantendrá unidos.
Dos factores resultan clave a la hora de valorar su exito que perdura, el estilo a veces corrosivo de la serie y la buena química entre los integrantes de la familia Bundy. Destacando por encima del resto del reparto, por encima incluso de Christina Applegate, la que para algunos es un icono sexual, el excelente en este caso papel del cabeza de familia Al, interpretado por Ed O'neill. Muy grande.
Una serie por la que no pasan los años y que nos hace reflexionar y cuestionarnos, los fundamentos y las bases en las que se sujeta el concepto de familia, pero siempre con buen humor.

Estamos ante un relato exhaustivo, pero tranquilo y calmado, de la segunda mitad del siglo veinte en Italia.
La historia se centra en una familia si, pero concretamente en dos hermanos, Nicola y Matteo.
Interpretados magistralmente por Luigi Lo Cascio y Alessio Boni.
El carácter difícil de uno, contrasta con la simpatía del otro.
A la historia le cuesta arrancar, aunque lo hace de forma grandiosa con el House of the Rising Sun de The Animals (que a algunos nos recordara inevitablemente Casino), pero una vez nos metemos en sus vidas, ya no saldremos hasta acabar de ver el desenlace.
A través de los dos hermanos y sus inquietudes, los dos muy distintos entre si, iremos conociéndolos. Viajaremos por toda Italia. Brevemente por Noruega con el personaje de Nicola. Y conoceremos a una serie de personas que pasaran por sus vidas. Conoceremos a sus padres, familia, amigos y amores.
La primera parte transcurre entre los sesenta y setenta, mientras que la segunda parte, comienza en la década de los ochenta, hasta nuestros días.
Durante las dos partes habrá momentos de alegrías y de tristezas, como en la vida de cualquier familia. Pero al igual que en la vida, conforme pasan los años, las tristes van haciéndose mas duras de superar.
Nicola tendrá una mujer en su vida, Giulia, Sonia Bergamasco, que recuerda a la Daryl Hannah de sus comienzos, con la que compartirá su vida. Matteo por su parte, conocerá a una fotógrafa, Mirella, Maya Sansa, con la que tendrá una relación.
Pero ninguna de esas personas puede equipararse a la mas especial de todas las que se cruzaran en sus caminos. Esa persona es Giorgia, interpretada por Jasmine Trinca.
Me enamoraría de ella al instante, si mi corazón no perteneciera a otra persona.
Las vidas de los dos hermanos colisionarán con ella, en aquella juventud, y después de ese momento nada volverá a ser lo mismo para ninguno de ellos.
Después de esa canción. A chi, de Fausto Leali.
Después de esa mirada.
Los años pasaran después de aquello, pero nada volverá a ser lo mismo.

Al otro lado de la pantalla habrá alguien que espere ver una crítica que le anime a ver esta película y le de unas cuantas buenas razones para hacerlo o en el caso de haberla visto ya, una crítica que no sea tal y ensalce las virtudes de esta o que si lo sea y la destroce casi por completo. Pero creo que no soy el adecuado para esa tarea en particular.

Si puedo decir algo de esta película. Es pensamiento humano puro y duro, la filosofía del nuevo milenio. Todo concentrado en algo más de dos horas. Mejor que cualquier terapia de grupo o reunión a la que puedas asistir.
Y también puedo decir lo obvio. Obra maestra de David Fincher, con dos actores, Edward Norton y Brad Pitt, demostrando de lo que son capaces, y con la perturbadora presencia de Helena Bonham Carter.
Película en la que se nota la presencia del relato de Chuck Palahniuk, en la fuerza y contundencia de cada frase.

-Lo que posees acabará poseyéndote.

-Únicamente cuando se pierde todo somos libres para actuar.

Frases como estas son las que van despertando algo en el interior de cada uno, que parecía dormido.
El club de la lucha ha salido del subsuelo para convertirse en algo más que una película de culto. Película que quiere ser el símbolo de una generación y que el tiempo nos dirá (si no lo ha hecho ya), si lo ha conseguido.
Película que nos deja con un mensaje claro... Suéltate de una vez.

28 días después me encanta y la he defendido de los ataques indiscriminados de unos cuantos amantes del género.
Lo de que no son zombies ya se ha dicho en múltiples ocasiones y se ha debatido demasiado como para seguir con el asunto. ¿Es un virus?, ¿es rabia?, ¿es ira?, en definitiva una pandemia que asola las ciudades. Sí, es posible que no te muerdan los huevecillos y solo se dediquen a babearte un poco la cara, pero cuando tienes a cuatros locos con mala hostia corriendo detrás de tu culo, ¿cual es la diferencia?.
Ahora en serio, cuando una película de este estilo, plasma con brillantez ciertas situaciones típicas de las películas de zombies y/o apocalípticas en general, hay que decirlo y no cerrarse en banda porque establezca nuevas reglas en el género.
Después de 28 días después, los zombies corrieron en Dawn of the dead. Como he dicho, me encanta esta película y me parece justo que unos cuantos la defendamos. De todas maneras, en otra de mis favoritas, El regreso de los muertos vivientes, ya se pegaban sus buenas carreras.
Además 28 días después resucitó el género zombie, cuando estaba en un "punto muerto" y eso hay que valorarlo, por mucho que la parte final falle un poco, que aun intentándolo, no estropea la primera parte de la película, con el protagonista buscándose la vida en una ciudad desierta.
El reparto ofrece buenas actuaciones, en especial las de Cillian Murphy y el siempre eficaz en personajes secundarios, Brendan Gleeson.