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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
8
Aventuras. Romance En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
7 de marzo de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que muchos de vosotros no esteis de acuerdo con la idea central que rodea mi crítica de Ágora, pero el caso es que este es un ejemplo típico de lo que pasa con el cine español, su industria, y su público. Año tras año, se estrenan en este país muchas películas, y rara vez traspasan el umbral de la taquilla (culpa por supuesto de los distribuidores); mucho menos el de la memoria. Amenábar es un director que es capaz de hacer hablar, reinventándose a si mismo, sus referentes, y jugando con todos los géneros cinematográficos. ¿Es Ágora perfecta? No. ¿Es Ágora su mejor película? No. Pero personalmente encuentro en Ágora más cuidado, más cultura, más emoción y más pasión, que en muchas de las películas producidas en este país. Sin más.

Por eso disfruto de Ágora, porque da un cine más allá de la realidad social y política de la península (que también puede ser bueno), porque es el caso claro de que la ambición no es lo que muchos piensan en esta España querida (un país maravilloso, no obstante, pero con un aprecio por la cultura tan alto como el interés de un koala por la geometría...), sino que la ambición es la entrega total y el esfuerzo absoluto por hacer lo que uno quiere hacer, ama hacer, hacerlo bien, y, que guste o no guste, haya servido de algo...

Y Ágora para mí plantea unas preguntas, que sea hace decenas de siglos u hoy en día, siguen intrigando. ¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos? ¿Cómo estamos? ¿En qué creemos?... y la tesis de Amenábar para la creación de esta película, es más reflexionar ante estas preguntas, que responder a ninguna de ellas. Por ello Ágora no es el tan anunciado biopic de Hypatia, ni es un pemplum histórico, ni es una historia de amor.

Es, en todo caso, una reflexión teológica sobre un episodio de la historia, pero con un fin mucho más reivindicativo que narrativo. Amenábar viene a decir que la creencia es una necesidad humana, sea en un algo englobado en la razón (la astronomía) o más allá de ella (la divinidad). Pero que la religión confiere poderes y estatus superiores a los humanos, que, sigan la que sigan, acabarán pisoteándo al prójimo. Y desde luego, razón no le falta.

Ágora es, en definitiva, un espectáculo inteligente, curioso aunque irregular, en el que aunque falte emoción en el sentido cinematográfico, hay tal arrojo intelectual, que merece la pena no menospreciarla.
jaly
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