Raras veces he invertido mejor el coste de una entrada. Sólo encuentro una palabra para describirla: peliculón. Y eso que iba con reticencias. En primer lugar, porque no es extraño que terminen decepcionándome las películas anunciadas a bombo y platillo y ensalzadas por la crítica hasta extremos que huelen (desconfiada que es una) y en segundo lugar, porque lo que conocía de la filmografía de Guillermo del Toro -"El Espinazo del Diablo" me pareció simplemente aceptable y las demás ( "Blade II" y "Hellboy") no dejan de ser las típicas películas comerciales con mucho efecto especial y poca chicha- no me había impactado especialmente.

Pero "El Laberinto del Fauno" es otra cosa, nada que ver. La ambientación es absolutamente perfecta y las interpretaciones, simplemente, se salen. Los decorados, maquillajes, vestuarios y efectos resultan impecables. Y lo mejor, el modo en que Del Toro separa las dos historias que plantea -una realista y otra de ficción-, haciendo que el espectador se enganche irremediablemente a una y otra, pero enlazándolas también durante todo el largometraje, ya que a medida que te sumerge en esa cadencia de realidad-ficción, se va haciendo cada vez más patente que la parte fantástica no es si no una genial metáfora de la parte realista.

De diez.