Encantadora producción donde se mezcla el drama del desamor con prácticamente todas las situaciones posibles donde participa ese preciado sentimiento como es el amor hacia otra persona. Desde el hombre más mujeriego hasta el marido tradicional con mujer e hijos, pasando por el adolescente encariñado de alguien mayor y el típico compañero de trabajo enamorado de la mujer casada.

Todos los casos anteriores son tópicos, y nos encontramos con uno o incluso con varios de ellos en películas románticas de este estilo, pero hasta ahora nadie nos había ofrecido la posibilidad de visualizarlos todos en una misma producción y menos aún el hecho de poder enredarlos y mezclaros entre sí. La película parte como comedia, pero en pocas ocasiones nos hace reír como tal, más bien nos cuenta de una manera despreocupada un conjunto de situaciones dramáticas y considerablemente serias, y lo hace de tal forma que veamos el amor casi como un juego en el que si insistes, acabas ganando.

En el film destaca sobre todo la originalidad para mezclar a sus personajes, para hacer que historias que en un principio parecen totalmente independientes se acaben uniendo en una maraña cómica. En ese aspecto, la película cuenta con una característica de la que pocas producciones pueden presumir, y es la de ser prácticamente imprevisible hasta que queda poco menos de media hora para el desenlace.

Los actores y actrices dan la talla (entre los que destacan por su actuación Steve Carell y Ryan Gosling, dos veteranos en el arte de hacer reír) y las situaciones son suficientemente creíbles como para que el espectador salga satisfecho de ver una bonita historia romántica, con el humor adecuado de fondo.