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España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
3
Drama Cecil Gaines (Forest Whitaker) fue mayordomo jefe de la Casa Blanca durante el mandato de ocho presidentes (1952-1986), lo que le permitió ser testigo directo de la historia política y racial de los Estados Unidos. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2013
50 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The butler” se presenta como la crónica sentimental de un trozo de la reciente historia de los Estados Unidos visto a través de los ojos de su protagonista, un hombre humilde que, sin embargo asiste en primera fila al devenir de acontecimientos históricos que cambian la fisonomía de su país. Algo así como un Forrest Gump negro, vaya, aunque en esta ocasión no se trata de un personaje de ficción sino real. Cecil Gaines entró a formar parte del servicio doméstico de la Casa Blanca en 1952, y permaneció allí hasta 1986 viendo desfilar por el despacho oval a siete presidentes. Esta es su vida, o al menos pretende serlo.

Pronto descubrimos que a Lee Daniels le viene grande contarnos esta historia. Bajo el auspicio y protección, eso sí, de los todopoderosos hermanos Weinstein, el director no acierta en ningún momento con el tono que debe dar a su película. El “nuevo Spike Lee” centra su mirada en la lucha por los derechos civiles de los negros y dedica su obra a quienes pelearon por conquistarlos. Esta subjetividad y este sesgo no hacen sino restarle credibilidad al relato. La cinta pasa de puntillas por episodios cruciales del siglo XX norteamericano como el Watergate o Vietnam (a pesar de que afecta de modo directo a la intrahistoria de la familia protagonista). No es cuestión de que no se puedan condensar tres décadas de historia en dos horas y media de metraje; el propio Zemeckis abarcaba un período mayor en su oscarizada película y con mejores resultados además. Aquí las elipsis no funcionan, están mal construidas; es flagrante el episodio de la Administración Carter que se despacha con un montaje de imágenes de archivo, y ni siquiera aparece un actor interpretando al personaje (¿acaso no encontraron un “doble” como en el resto de los casos?). Tampoco aparece citado el reverendo Jesse Jackson, una figura clave en la lucha por los derechos civiles de la gente de color en los primeros ochenta.

De acuerdo, es una crónica sentimental, lo que importa es la historia de nuestro mayordomo. Daniels decide sacrificar el rigor por la emotividad, que en su caso se torna casi siempre en sensiblería. Hay escenas rodadas con cierto nervio – el ataque al Autobús de la Libertad, la cena con el hijo universitario y su novia- pero no es lo habitual. A destacar la meritoria interpretación de Forrest Whitaker al lado de una a veces sobreactuada Oprah Winfrey. Ambos rodeados por un plantel de estrellas que en algunos casos solo pasan por ahí y escasamente nos dan tiempo a que los reconozcamos. El juego del “who is who” es divertido, aunque en ocasiones puede resultar hasta incluso un poco ridículo.
Juan Solo
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