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España España · Sevilla
Voto de Isbal:
1
Drama Libremente inspirada en un episodio que marca el fin de la carrera del filósofo Friedrich Nietzsche. El 3 de enero de 1889, en la plaza Alberto de Turín, Nietzsche se lanzó llorando al cuello de un caballo agotado y maltratado por su cochero y, después, se desmayó. Desde entonces, dejó de escribir y se hundió en la locura y el mutismo. En una atmósfera preapocalíptica, se nos muestra la vida del cochero, su hija y el viejo caballo. (FILMAFFINITY) [+]
5 de noviembre de 2011
24 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue por la sinopsis que se nos presenta en esta misma página, y por la puntuación que tiene que me encamine a ver esta película alegremente. ¡Insensata de mí! Ya los créditos nos adelantan la dinámica de lo que será el resto de la película con unos créditos anodinos en una pantalla completamente en negro, la única nota de color es una voz en off que nos cuenta la anécdota de Nietzsche. A partir de ahí la película va de mal en peor. Tras los créditos vemos un carro tirado por un caballo que claramente se encuentra en sus últimos momentos, la escena no sería tan reseñable si no fuera porque el director nos somete a esta escena durante un cuarto de hora, todo esto acompañado por una melodía que si bien en un principio interesante, pronto pasaremos a detestar pues la tonada se repite continuamente durante toda la película. Antes del término de la escena del carro comenzamos a oír el ruido que produce este en lugar de la música. Por fin vemos como el hombre llega a su casa donde lo recibe su hija quien cumple sus tareas de preparar al caballo y después a su padre, lo inquietante resulta de que a pesar de escuchar todos los sonidos producidos durante dicha actividad no escuchamos la más mínima conversación, y esto continuará durante el resto de la película donde apenas oiremos cinco o seis palabras en total.
Comprobaremos como la pelicula está plagada de tomas largas y lentas, centrándose en objetos absurdos que recuerdan a cualquier bodegón, como unas patatas hirviendo y que carecen de sentido alguno.

Si además, como servidora, resultas algo aprensivo a ciertos sonidos y aun guardas la esperanza de que la película mejore, ten cuidado ante la escena del anciano comiendo, pues no solo toda la atención de la cámara se centra en esta actividad durante minutos sino que no habrá ningún sonido que oculte el repertorio del anciano.

Creo que he cumplido con mi deber al describir hasta aquí, si a pesar de esto decides ver la película ya quedas bajo tu propia responsabilidad, aun así, espero que tu si la disfrutes.
Isbal
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