El primer plano secuencia del lavado de estómago con que arranca la película es impresionante y de tal verismo que parece que en realidad le están metiendo al actor todo ese tubo anaranjado. ¡Cuantos homosexuales se han suicidado porque la sociedad no los aceptaba! Ese son los temas: la homosexualidad y el suicidio. En la República Democrática Alemana, la Alemania comunista para entendernos, no había homosexualidad porque tenía que estar muy escondida, como podemos ver en el control que hay para entrar en los bares de ambiente, o en los centros de educación, porque estaba tan controlada que se hacía imposible la libertad de cátedra. Todos estos asuntos están perfectamente tratados en un buen guión, que seguramente se escribió pensando en las dificultades de su realización y, más aún, en su distribución. Sorprendentemente la película se realiza y se exhibe y ahí radica el mayor logro del equipo fílmico y productor. La historia que sirve de base a todas las reivindicaciones es una sencilla historia de homosexual casado que no se atreve a salir del armario, ni cuando se enamora de otro chico. La interpretación de los actores ayuda mucho a ver esta película y guardar en el recuerdo parte de las intenciones del director.