Cuando intentas subirte al carro de un genero en boga que funciona perfectamente (el del falso documental) has de tener muy claro que debes tener una visión mucho más amplia que la estrictamente local. El género del falso documental es un genero universal porque va mas allá de lo que cuenta ya que la universalidad radica en el espectador (por la primera persona en que se narra) y ese es el nexo entre espectador y espectáculo. El principal problema de "La cueva" no es lo que cuenta (que es bastante escaso), tampoco como está rodada (es un ejemplo más que digno de falso documental), el problema de "La cueva" es que los personajes que utiliza son poco creíbles, exagerados y están (mal) interpretados. Un género que basa su encanto en dramatizar en primera persona no puede permitirse el lujo de desperdiciar sus personajes. "La cueva" naufraga estrepitosamente porque al final la sensación que le queda al espectador es que lo que ve no es creíble, que está viendo a unos actores esforzándose por representar algo que no creen ni ellos mismos. Y eso es lo peor que le puede pasar a una película de este estilo: la falta de credibilidad. Pese al esfuerzo por ir más allá de lo que se espera de un actor (hay que reconocer que se esfuerzan) al final la historia se resume en un puñado de descerebrados gritando dentro de una cueva porque no encuentran la salida. No hay más. Pocos mimbres para un buen cesto (y un cesto mal construido). Hay que reconocerle sus méritos como que la dirección tiene destellos de buen cine o el atrevimiento con un género que (a excepción de la saga REC) es bastante desconocido en España. Pero de eso a tirar cohetes... pues no. "La cueva" no da miedo (que es uno de sus objetivos) y acaba sacando de sus casillas al espectador más paciente.