Con un argumento aparentemente tan trillado como este y mil veces visto tanto en el cine como en films de sobremesa de Antena 3 pensé que esta película no tendría nada nuevo que ofrecerme. Sin embargo, al ser protagonizada por dos grandes actores como Clive Owen y Catherine Keener, me animé a verla. Y tan grandes son estos dos actores que la película se les queda pequeña. Minúscula.

Schwimmer hace un gran trabajo con los actores y saca unas actuaciones tremendas (incluso la jovencísima Liana Liberato resulta creíble y nada empachosa). Pero poco más nos ofrece.

El trailer nos adelanta aproximadamente la primera media hora del largometraje: regulera y que te deja la sensación de que podrías haberla pasado hacia adelante sin perderte nada importante.

Tras el "encuentro" de la adolescente con su amor del chat llega lo más interesante. El trabajo que realiza Keener y especialmente Owen hacen reflotar la película, logran que no te despegues de la pantalla en ningún momento.

Podía haber optado por un camino más fácil, por un giro final... sin embargo se decanta por el realismo más puro. Deja la historia principal a un lado y se centra en los sentimientos. Y en ocasiones puede llegar a ponerte los pelos de punta. ¿Cuál es el problema entonces? Que resulta todo demasiado predecible y algunos personajes (el hermano, la psicóloga, el agente...) caen en el tópico y restan credibilidad a una propuesta en la que su mayor aspiración parece ser esa misma: resultar verosímil.

Atentos a los créditos, suponen un buen broche final sobre lo paradójica que es la vida... seguro que ya os lo imaginábais pero es que ¡así es la vida!