Definitivamente "El ladrón de palabras" no será la mejor cinta que haya visto en lo que va de año, pero tampoco pasara a engrosar la lista de las peores; se quedara en terreno de nadie, cosa que tampoco tengo muy claro si es buena o mala.
La película esta dividida en tres partes. La historia original que nos narra el personaje de Jeremy Irons, de lejos lo mejor de la cinta. Luego viene la parte de la trama que abarca al personaje de Bradley Cooper, escritor en plena crisis del folio en blanco que de alguna manera se apropia de la historia de Irons. Tengo la sensación de que el guaperas de "Resacon en Las Vegas" ya hizo un papel parecido a este. Y luego esta la parte de la trama dedicada a los personajes de Dennis Quaid y Olivia Wilde, que sinceramente hablando todavía no he conseguido descifrar que papel jugaban en el film. Como habréis podido comprobar las tres historias que copan la película van de más a menos, lo que hace que al final el espectador no sepa si lo que ve es carne o pescado.
Todo lo anterior se traduce en que "El ladrón de palabras" es una película que mientras se ve se disfruta, sin excederse demasiado. Y una vez que llegan los títulos de crédito se va olvidando poco a poco, y el espectador la almacena en esa parte del cerebro que guarda las cosas que ni odias ni amas. Cosas que simplemente pasan desapercibidas.