Si en "Insidious" (2010) James Wan & Leigh Whannell entregaban su particular visión de la "Poltergeist" (1982) de Spielberg & Hooper, en "Insidious, capítulo 2" nos trasladan desde su peculiar prisma a "El resplandor" (1980) de Kubrick. Todo ello en una excesivamente continuista trama, tan continuista que puede llegar a convertirse en un inconveniente, que adelantó un año esa nueva dimensión llamada amor que introduciría Nolan en "Interstellar" (2014).
Pequeña advertencia: para comprender al cien por cien "Insidious, capítulo 2" hay que tener peligrosamente fresco lo acontecido en la primera entrega. Ver a la ligera esta secuela, algo que hará gran parte del público, para que engañarnos, significará entre no enterarse de nada y odiar la peli. Ahí James Wan & Leigh Whannell no han estado muy avispados, las cosas como son. Mucho en el espectador medio no han pensado, y eso lastra la peli siempre y cuando no andes embarcado en una maratón de la saga, como es mi caso.
Aparcando eso, que no es moco de pavo, el dúo Whannell & Wan cierran en "Insidious, capítulo 2", mano a mano, el arco dramático de los Lambert. Cosa que tampoco es baladí ya que en la saga "Saw" no pudieron hacerlo del todo.
Esta secuela, que por supuesto pierde factor sorpresa, es más ese tren de la bruja que quizás quiso ser su predecesora y nunca fue, lo que la hace hasta cierto punto más disfrutable. En contraposición a un drama que se queda por el camino, haciendo de la obra un film menos maduro. Cosa reforzada por la inclusión del factor comedia gracias al show de Tucker & Specs. Un show que explotará en el futuro de la franquicia.
En fin, como ya me pasara con "Insidious", pienso valorar más cálidamente "Insidious, capítulo 2" en este revisionado, a pesar de las imperfecciones mencionadas.