Tim Burton nos ofrece una obra de animación estructurada como un musical, siendo la primera relacionada con la muerte de las varias en que ha intervenido como director y/o productor (La novia cadáver, Frankenweenie). Surrealista en su planteamiento y guión, pero interesante y digna de ver. Un cuento alternativo sobre la Navidad en la tierra de los no muertos, que se convierte desde el principio en un espectáculo de luz y color. Además, asistimos a una caracterización y detalle de los personajes, aparte del uso del movimiento, de niveles muy altos teniendo en cuenta que la animación por ordenador aún se encontraba en fase inicial. Una vez más, Burton y su equipo se adelantan a todos.

Al margen de la puesta en escena y que los decorados son fabulosos, la historia está bien construida y nos relata las aventuras y desventuras que sufre un protagonista cansado de la monotonía que busca nuevas experiencias. Cree haberlas encontrado con la Navidad y trata de convencer a sus vecinos. Pronto llegarán los problemas. Una película que bajo mi punto de vista la considero apta para todos los públicos, al margen de que tenga algunos tintes de humor negro.

Lo único malo es que si no te van los musicales llegará un momento en que te canses de tanta canción. Y es una pena porque las letras son muy poéticas y sus melodías son atractivas y pegadizas. A mí personalmente no me conquistan demasiado los musicales y de ahí quizás que no le suba más nota. Pero estas canciones portan aire fresco al desarrollo de la historia que, sin tampoco ser muy elaborado, garantiza un buen rato de entretenimiento.