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España España · Ad Petrum, Madrid
Voto de astimegoesby:
5
Drama Una crónica de los tiempos de Max Perkins (Colin Firth), el editor de libros más admirado en el mundo, que presentó al público a los más grandes escritores de este siglo, revolucionando la literatura americana. Incasablemente comprometido con el fomento del talento, fue la fuerza detrás de grandes estrellas literarias como F. Scott Fitzgerald (Guy Pearce), Ernest Hemingway (Dominic West) y Thomas Wolfe (Jude Law). (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran ocasión perdida, un auténtico fiasco. Podría haber sido peor, sin embargo, pues podría haber sido una película de Trueba.

La obra, focalizada en la figura del excelente escritor sureño Thomas Wolfe (Jude Law) que marcha a Nueva York para encontrar la fortuna literaria de manos de un destacado empleado de la veterana editorial Charles Scribner&Sons, correctamente interpretado por Colin Firth, gira alrededor de la intensa y psicoanalítica relación que se produce entre ambos.

El film no empieza mal pero conforme va transcurriendo el metraje percibimos su carencia de fuerza y sus defectos, en gran medida de guión. La “búsqueda del padre” en el cine norteamericano contemporáneo, ayuno ya de referencias psicoanalíticas medianamente coherentes, suele ser una llamada a la más profunda somnolencia. Otro precio que hay que pagar por la ignorancia mostrenca de quienes no ven en Freud otra cosa que un varón blanco, peligrosamente patriarcal, que fumaba inmensos puros.

Los elementos de ambientación son de cartón piedra, televisivos, como en muchas producciones que se supone tratan de reproducir entornos históricos “recientes” o, más bien, entornos que ya conocemos por documentales o por cine de la misma época y que son mucho más verosímiles que estas grisáceas y afectadas reproducciones. Cuando la mirada fílmica al pasado de una sociedad adquiere cualidades taxidérmicas en cuanto a las apariencias, o absolutamente impostadas en cuanto a los contenidos, algo grave está pasando. Muchas veces, afortunadamente, es pura incompetencia de aquellos que tienen la fortuna de poder “hacer cosas” en la corrosiva atmósfera del “capitalismo de amigos”.

Y hablamos, con relación al momento histórico en que se desarrolla gran parte de la acción, de una Nueva York en el umbral de la Gran Depresión e inmersa en plena era del jazz. Pero ni así: la escena de la visita al club de jazz es patética y grisácea, digna de los deleznables hipster de ahora. Llegados a este punto ya está todo dicho, se impone abandonar la sala y buscar aire fresco en el exterior para no tener que asistir a escenas involuntariamente caricaturescas; como la de la inserción de Hemingway, hablando solemnemente de la “guerra de España” y fotografiándose con el editor junto un pez espada recién cazado.

El trabajo de los actores, especialmente Jude Law y Nicole Kidman, es profesional pero inútil. De Max Perkins, encarnado por Colin Firth, acabamos hasta las narices. El aroma a naftalina teatral, que tanto daño ha hecho en el cine, va volviendo casi irrespirable el visionado.

Vivimos en una época posliteraria, o quizás más bien sea que los aduladores de la cultura a nivel global están consiguiendo lo que buscaban: cargarse una de las raíces básicas de la vida civilizada occidental. Y hasta nueva orden no hay ya otra vida civilizada que esta, lo demás son canibalismos de uno u otro signo (de minarete, distópico científicos, chusmas jesuitizadas, poscomunismos con capitalismos mafiosos, etc…)
astimegoesby
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