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Voto de Tylercito:
10
7,0
32.181
Drama
París, 1968. Isabelle (Eva Green) y su hermano Theo (Louis Garrel), solos en la ciudad mientras sus padres están de viaje, invitan a su apartamento a Matthew (Michael Pitt), un joven estudiante americano, al que han conocido en un cine. Una vez en casa, establecen unas reglas para conocerse mutuamente, explorando emociones y erotismo a través de una serie de juegos extremadamente arriesgados. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2008
157 de 194 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una "película cinéfila" deliciosa, perfecta para cualquier aficionado al séptimo arte que se precie.
Un triángulo delicioso, sensualidad y sexualidad que rebosa, actores en estado de gracia (Eva Green directamente deviene mítica) y la mirada de Bertolucci, ¿qué mas se puede pedir?
De las mejores películas del 2003, si no la mejor.
Un triángulo delicioso, sensualidad y sexualidad que rebosa, actores en estado de gracia (Eva Green directamente deviene mítica) y la mirada de Bertolucci, ¿qué mas se puede pedir?
De las mejores películas del 2003, si no la mejor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Tiene tantas cosas: la carrera por el museo, el sexo, ese final que refleja la madurez de Pitt/Odiseo, dejando atrás a sus "sirenas", la relación entre los hermanos, el cine, su cinefilia, París, la vida bohemia, Eva Green con guantes negros (1/3 Gilda, 1/3 Lilith, 1/3 escultura y figura mítica), y algunas conversaciones que ponen los pelos de punta; lean:
“(…) Theo: Escucha Matthew...
Matthew: ¿Sí?
Theo: Tú eres un gran cinéfilo.
Matthew: Sí.
Theo: ¿Y por qué no ves a Mao cómo un gran director, haciendo una película con millones de actores, con sus miles de guardias rojos marchando juntos hacia el futuro con el pequeño libro rojo en la mano? Libros, no armas. Cultura, no violencia ¿No crees que sería una magnífica película épica?
Matthew: Supongo, pero… Es fácil decir “Libros, no armas”, y no es cierto. No son libros… Es Libro, un libro… Sólo es un libro.
Theo: ¡Cállate! Hablas igual que mi padre.
Matthew: ¡No, no! No, escúchame. Esos… Esos guardias rojos, a los que admiras, llevan todos el mismo libro, y cantan las mismas canciones y repiten como loros las mismas consignas. En esa gran película épica, todos ellos son extras. Da miedo. Me pone la piel de gallina. Siento decirlo, pero, para mí, hay una clara contradicción.
Theo: ¿Por qué?
Matthew: Porque si de verdad creyeras lo que estás diciendo, estarías fuera.
Theo: ¿Dónde?
Matthew: Ahí, en la calle.
Theo: No sé a qué te refieres.
Matthew: Sí, lo sabes. Está pasando algo, algo que podría significar algo importante, que podría hacer que las cosas cambien, incluso yo lo noto, pero no estás fuera. Estás dentro conmigo bebiendo vinos caros, hablando de cine, hablando de… maoísmo, ¿por qué?
Theo: Ya basta.
Matthew: No, dime por qué.
Theo: Basta.
Matthew: Pregúntate por qué. Porque no crees en ello de verdad. Te compras la lámpara y pegas los posters en la pared, pero no creo que…
Theo: Hablas demasiado (…)”
“(…) Theo: Escucha Matthew...
Matthew: ¿Sí?
Theo: Tú eres un gran cinéfilo.
Matthew: Sí.
Theo: ¿Y por qué no ves a Mao cómo un gran director, haciendo una película con millones de actores, con sus miles de guardias rojos marchando juntos hacia el futuro con el pequeño libro rojo en la mano? Libros, no armas. Cultura, no violencia ¿No crees que sería una magnífica película épica?
Matthew: Supongo, pero… Es fácil decir “Libros, no armas”, y no es cierto. No son libros… Es Libro, un libro… Sólo es un libro.
Theo: ¡Cállate! Hablas igual que mi padre.
Matthew: ¡No, no! No, escúchame. Esos… Esos guardias rojos, a los que admiras, llevan todos el mismo libro, y cantan las mismas canciones y repiten como loros las mismas consignas. En esa gran película épica, todos ellos son extras. Da miedo. Me pone la piel de gallina. Siento decirlo, pero, para mí, hay una clara contradicción.
Theo: ¿Por qué?
Matthew: Porque si de verdad creyeras lo que estás diciendo, estarías fuera.
Theo: ¿Dónde?
Matthew: Ahí, en la calle.
Theo: No sé a qué te refieres.
Matthew: Sí, lo sabes. Está pasando algo, algo que podría significar algo importante, que podría hacer que las cosas cambien, incluso yo lo noto, pero no estás fuera. Estás dentro conmigo bebiendo vinos caros, hablando de cine, hablando de… maoísmo, ¿por qué?
Theo: Ya basta.
Matthew: No, dime por qué.
Theo: Basta.
Matthew: Pregúntate por qué. Porque no crees en ello de verdad. Te compras la lámpara y pegas los posters en la pared, pero no creo que…
Theo: Hablas demasiado (…)”