Esta película nos cuenta la historia de un hombre que pese a las graves dificultades que ha de vivir, -está solo, sin trabajo, lesionado, sin casa ni dinero, ... viviendo como un indigente-, sin embargo no se derrota sino que reacciona sacando fuerzas contra la adversidad. Por esto es una interesante película.

Pero no creo que las fuerzas las sacara ese hombre de su "conversación" con Dios o, en todo caso, no con el dios trascendente que nos enseñaron de Santa Teresa de Jesús ni el de San Francisco de Asís, ... ni del Buda, sino con un dios mas mercantilista, mas anglosajón, donde el dinero es el signo del éxito.

Así por ejemplo nuestro protagonista no tiene reparos en afirmar ante sus seguidores: "Para Dios no existe la separación entre la riqueza material y la espiritualidad, de hecho ambas van de la mano. (y les pregunta acto seguido) ¿No les parece extraño vivir en una sociedad que menosprecia los oficios mas importantes; ... que no tenemos reparo en pagarle a un futbolista 5 millones por temporada o a un actor 10 millones por película, pero si está relacionado con la espiritualidad, su vida debe quedar en torno a la austeridad, el celibato y la abstinencia … y si puede ser, las tres cosas?. No se ustedes, pero yo no recuerdo haber prometido nada de eso". Y como colofón, las gestiones ante el editor del libro que, en vez de interesarse por la difusión del libro, de sus conversaciones con Dios, está solo interesado en el precio para venderle los derechos de autor.

No es que la pobreza sea un signo de divinidad, pero quien persigue al dinero, como es el caso de nuestro protagonista, es que no ha encontrado a dios, no ha conversado con él, o se olvidó de preguntarle por aquella respuesta de Jesús de que era mas difícil que un rico entrara en el reino de los cielos a que lo hiciera un camello por la cabeza de un alfiler. Quien persigue las riquezas del dinero …, es que no ha encontrado la riqueza del espíritu.