Horton ha sido una muy agradable sorpresa para mí. Esperaba otro intento más de un estudio distinto a Pixar por alcanzar la excelencia en películas de animación, y por fortuna no se quedó en intento.

No es que Horton sea mejor que las películas ni mucho menos, porque el nivel que alcanzan dichas películas es inhumano, pero Horton por lo menos no queda como una copia barata como pasa en muchos otros casos. Horton entretiene por sí sola, y es una estupenda película de animación infantil que los grandes también podemos disfrutar sin problemas.

Por raro que parezca, Horton, cuya voz está humanizada por Jim Carrey, es casi el personaje más soso de la obra. No llegó a encantarme en ningún momento, acabó por convencerme, eso sí, pero me costó lo mío. No empaticé en ningún momento con él salvo cuando empezó todo el clímax final. El resto de la película, la que corresponde a los habitantes de Whoville, es bastante más divertida en el comienzo, para tomar el relevo como ya dije previamente Horton cuando se va acercando el final. Los secundarios tienen un papel importante en la película, y destaco a Vlad, cuya aparición en escena me pareció más que formidable, casi mítica.

Una película que gustará a casi todo el mundo pero que tampoco es una obra maestra. Es como ver dos películas en una, cada una correspondiente a cada "mundo" que se ve en pantalla y que se colisionan en un clímax acertadísimo. Nada soporífera, animación decente y lo suficientemente fresca, al menos como para haber gozado de mayor atención de la que se le ha dado.