Buena película de James Wan que por fortuna no es un muñeco diabólico 2. Estamos más bien entre una mezcla entre ese muñeco diabólico, con cualquier otra película de fantasmas de origen asiático.

Porque la estructura de la película es exactamente igual a la de cualquier otra película de ese último género referido. Más que vista historia de fantasma atormentado y con intenciones asesinas que buscan venganza, que inicia una investigación por parte del actor Ryan Kwanten (acertado, sin más) con policías de por medio que entorpecen la investigación. Esa más que masticada fusión de género de terror con intriga que posiciona las piezas para un final predecible... solo que esta vez no es así. Es ese prefcisamente el punto más fuerte de la película, su gran final que, si bien es descabellado y loco, consigue hacer de esta película una experiencia diferente dentro de un género trillado. No sabemos si James Wan se vio obligado a dar un final tan sorpresivo debido a su éxito con Saw, una olbigación moral que hace bien pero que no deja de ser un arma de doble filo para el director, esperando ya de él un final impensable en cada una de sus producciones futuras.

Como película de miedo no es gran cosa, ni siquiera consigue un suspense acertado. Desde luego, si la señora Mary Shaw asesina en el momento en el que gritas con Silencio desde el Mal lo tiene difícil, porque ganas de gritar te darán pocas. Hasta el final no deja de ser una película más de miedo y fantasmas enfadados, pero por lo menos te dejará ojiplático cuando todo llegue a su desenlace, para bien o para mal.