Cuidado con Joseph Kosinski que viene dándolo todo en el poco tiempo que lleva en esto del cine. Después de la maravillosa y sorprendente Tron: Legacy aparece este Oblivion del que no había muchas esperanzas. El resultado, una inesperada película que vale su peso en oro.

Las primeras sensaciones son las típicas de esta clase de películas de acción: qué bonito es todo, qué bien quedaría esa panorámica de fondo de pantalla en el monitor de mi ordenador de chorrocientas pulgadas, qué música tan buena a lo Tron. Luego de todo eso, uno empieza a disfrutar los episodios nostálgicos de Harper hacia su lugar natal. Bueno, el momento ese del touchdown hay que admitir que quedaba un poco raro.

Normalmente es en ese momento, a los 30 minutos o así de la mayoría de estas películas, cuando el espectador empieza a aburrirse. El momento coincide con lo que es el inicio de la trama, cuando se deja atrás la inmersión en el nuevo mundo y aparece la distópica historia de turno con rebeliones y búnkeres subterráneos de defensa. gracias a Dios, Kosinski logra que hasta todo esto sea interesante.

Y es que Oblivion, con todo eso del planeta desolado y las zonas de acceso restringido, es una especie del Planeta de los Simios futuresco (más futuresco todavía, quiero decir), todo ello mezclado con algunas dosis de Moon de Duncan Jones, bajo una capa de espectacularidad (y comercialidad, no nos engañemos) que la convierten en la película ideal para los que buscan además de una historia decente un gran entretenimiento. Ojo, historia decente, que no profunda, pero la ciencia ficción ya sabemos que es casi más de ver que de sentir. Con todo y con eso Oblivion no es una película que se sostenga por su apartado visual únicamente.

Hasta Tom Cruise está medianamente bien. No acababa de verle en el papel, y al acabar la película sigo sin hacerlo, pero no podemos decir que lo haga mal o que empañe mucho la película. Sigue haciendo un poco de él mismo, o bueno, no he tenido el placer de conocerle (aún), así que diré que hace el mismo personaje que el 90% de las veces. No es que sea un actor altamente dinámico que digamos, que por mucho que varíe de género su personaje viene a ser siempre casi el mismo (tampoco es que él tenga mucha culpa).

En Oblivion pasa algo curioso, y es que a pesar de ser una película enormemente entretenida donde siempre pasan cosas y que incluso tiene esas sorpresas que siempre se agradecen, se hace larga. Uno tiene la sensación de haber visto una de tres horas o así. Son dos horas muy bien echadas y no desearás nunca haber tenido un botón de eyección para salir de la sala, pero es algo que llama mucho la atención.

Si la película es ya de por sí buena, lo es más por el hecho de la cantidad de películas del género que se quedan en la primera media hora de escenarios bonitos y nada más. Oblivion es una recompensa para todos los amantes del género, y yo ya me declaro seguidor incondicional de Kosinski. Señor Proyas, pásele el testigo de "mayor esperanza del género" al director de esta pequeña joya, por favor.