Jan Svankmajer dirige con cierta habilidad esta insostenible película donde el fetichismo es el protagonista absoluto.
Lejos de centrarse en una historia en concreto, la película basa sus cimientos en una especie de círculo fetichista entre varias personas con unas necesidades sexuales un tanto peculiares. Las sensaciones al ver está película van desde el surrealismo hasta la enfermedad mental pasando por la sensación de pérdida de tiempo.
La película puede atraer en el momento en el que se dan las pinceladas iniciales en las que todo parece no tener sentido y el espectador se verá intrigado por saber qué ocurre con esos peculiares personajes, pero una vez que la película entra en su nudo y se empiezan a materializar los deseos la película solo puede llegar al calificativo de demencia total. Al final de la película vuelve a agarrar un poco de ritmo pero no deja de ser más que un espejismo en medio de la vergüenza ajena que puede llegar a producir su visionado.
Solo recomendable para aquellos que puedan soportar 75 minutos de depravación absoluta, el resto acabará con la sensación de que ha durado 120 minutos.