Parece imposible pero todavía a día de hoy en ocasiones aparecen de la nada películas de acción de un nivel inigualable. The Raid es una de esas películas que son simplemente de darse leñazos, pero que se ven como una película de una calidad envidiable. Las peleas son tan largas y tan potentes que pocas veces he visto en el cine una sensación tan manifiesta de luchar a muerte.

Pero no estamos únicamente ante una película de artes marciales ni mucho menos. Los primeros 40 minutos son de una acción bien distinta. De hecho la adrenalina que hay en esa primera parte no se alcanza casi en ningún momento en el resto de la película, que acaba transformándose en una sucesión de coreografías que, eso sí, están genialmente trabajadas.

Una película de acción que ni siquiera es profunda pero que despierta el instinto más animal de cada uno. Violenta, rápida e inesperada. Gareth Evans da en el clavo y probablemente no supo ni cómo. Es posible que cualquier otra pelea que vuelva a ver en una película me parezca de chiste.