No podía haberme aburrido más. No he visto en mucho tiempo un ejemplo tan malo de crueldad con el espectador. Si Jamie Bradshaw y Aleksandr Dulerayn querían hacer una película sobre la interesantísima vida de un maestro del marketing y de cómo se tira a la sobrina de su mentor (o algo así) que la hubieran hecho, pero que no se dediquen a eso durante más de media hora cuando esa parte de relleno en este tipo de películas dura cinco minutos.

Poco espacio quedaba para la imaginación de los minutos finales. Branded es un gran timo, como cuando te venden una hamburguesa del McDonalds diciéndote que es comida mediterránea o algo así. Su trailer es mil veces mejor que la película, y lo hubiera preferido como un corto antes que ver esta película que me hizo sentirme más engañado que otra cosa.