Buena película basada en hechos reales vividos por todos y cada uno de nosotros.
¿Quién no estamparía un bate o descerrajaría unos tirillos en determinados momentos que te hacen perder la calma y la razón, cuándo las explicaciones que te dan son un sinsentido y los ventos a los que te enfrentas una pantomima o una patraña?
Todo este pensamiento mostrado en diferentes secuencias, independientes entre si, con dos hilos de unión, el policia en su último día de trabajo al que nadie quiere hacer caso (Un poco cliché), y la mujer de nuestro protagonista (Michael Douglas) que está "acojonadita" de que éste acuda al cumpleaños de la hija común porque puede armar la de "San Quintín". Al principio parece exagerado el sentimiento de repulsa de la mujer hacia ese chico calmado y bien parecido, pero poco a poco vamos empatizándonos con ese sentimiento y sabemos que como ese día Michael Douglas asome el morro por casa, ya pueden salir todos corriendo.
Pero lo que más gusta son las escenas independientes de las que hablaba antes, la hamburguesería, el ultrmarinos chino con la coca-cola, los chulos de barrio, la currelas arreglando nada en la carretera.....sólo se me ocurrre añadirír una escena más: un tipo entra a un edifico de la administración, y va pasando de ventanilla en ventanilla sin que nadie le atienda, y al final, al cabo de 5 horas vagabundeando por el edificio, le dicen que "le falta un papel" y no le recogen el documento. Ahí, ahí hay que sacar el bate, la mochila, el lanzagranadas y todo el arsenal posible, y mandar "a tomar..." todo el edificio.
Por favor, Sr. Schumacher considerelo si hace una parte 2.