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España España · Rivas-Vaciamadrid
Voto de Quinto Sertorio:
6
Comedia Phillippe Abrams (Kad Merad) es un funcionario de Correos al que destinan, en contra de su voluntad, a Bergues, un pueblecito en la frontera con Bélgica. Aunque, cuando llega allí, se encuentra con un lugar idílico y gentes encantadoras, a su mujer (Zoé Félix) le asegura que vive en un auténtico infierno. Obtuvo un enorme éxito de taquilla en Francia y fue la cinta francesa más taquillera de Bélgica. (FILMAFFINITY)
24 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película ambigua en sus objetivos y logros, Bienvenido al Norte es un film que trata de reírse de los tópicos que se tienen sobre las zonas periféricas en un estado tremendamente centralista, pero curiosamente polilingüístico como es el francés, aunque acaba cayendo en aquello que pretende criticar, y flaco favor le hace a los habitantes de la zona de Dunkerque, por mucho que la familia del guionista, director y actor sea de allí.

En Francia se hablan idiomas como el alemán-alsaciano, bretón, catalán, italiano, occitano, flamenco, corso y numerosas variedades dialectales, aparte del francés, siendo éste el único idioma oficial y que se enseña en los colegios. Triste reflejo de una grandeur trasnochada y homogeneizadora, basada en despreciar a las otras culturas propias diciendo que hablan "mal francés". Este trasfondo es el que se respira en el filme, siendo esa la idea inicial del protagonista pero también la del espectador medio francés.

El filme tiene buenos gags, aunque casi siempre basados en la ridiculización del norteño o ch'ti, puesto que el idioma que entendemos es el del francés sensu stricto, o en las presuntas diferencias culturales que no son tal: queso apestoso, alcohol a porrillo, y demás tópicos. Curiosamente, el engaño que pretender perpetrar a la mujer del protagonista nos lo están haciendo a nosotros desde el principio de la película.

Digamos que el trato que le dan a los ch'tis es como el trato que los estadounidenses les dan en sus películas a todos los franceses en general, con sus camisetas a rayas azules, boina, pastis, croissants, música de acordeón, chicas fáciles sino prostitutas, comiendo queso untado e intentando seducir a las turistas con romanticismo de botellón. Esa misma visión maniquea y falsa, es la que acaban aplicando a este film, con la presunta excusa de la crítica en clave de comedia. Y encima lo arreglan con la idea del "nativo bueno" como si los ch'tis fuesen los pieles rojas de "Bailando con lobos".

Reconozco que pasas un buen rato si te abstraes de lo mencionado, y hasta ríes con sus gags, pero cuando acaba la película y reflexionas, te que una extraña sensación de reírte de los demás por ser como son. Y no me gusta.
Quinto Sertorio
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