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Voto de CourierNew12:
8
Drama Shun Li, una inmigrante china que trabaja en una fábrica textil de las afueras de Roma, intenta legalizar su situación para poder llevar a Italia a su hijo de ocho años. Inesperadamente, la mandan a Chioggia, una población situada en una isla de la laguna veneciana, a trabajar como camarera en un bar. Allí conoce a Bepi, un pescador eslavo apodado ‘El Poeta’. La relación que se establece entre ellos es una especie de huida poética de la ... [+]
23 de octubre de 2012
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acostumbrados como estamos a creernos el ombligo del mundo, se nos pudiera olvidar que no sólo hay inmigrantes chinos en España, sino en casi cualquier parte del mundo. También los hay en Italia, bien cerca de aquí. Y el choque cultural (un choque siempre silencioso, caracterizado por la desconfianza mutua) es el mismo allí que aquí, más aún tratándose de culturas tan afines como la italiana y la española. Es por eso que el film de Andrea Segre se nos antoja tan cotidiano, y su historia tan potente. El debut de Andrea Segre funciona como si se tratase del reverso humano de las morbosas noticias sobre la mafia china que copan estos días los informativos. Hasta pareciera que dichas noticias forman parte de una calculada (aunque extraña) campaña de promoción.

El film se ocupa de Shun Li, una inmigrante china residente en Italia, que por órdenes del jefe de la empresa (¿mafia?) para la que trabaja, es trasladada a Chioggia (la “pequeña Venecia” del título, siempre lluviosa) para regentar un bar del puerto. Allí Shun Li entrará en contacto con los habitantes del pueblo, y en particular, entablará amistad con Bepi, “el poeta” (Rade Serbedzija), un viejo lobo de mar cuyo apodo nos habla de su especial sensibilidad. Bepi, tan sólo como Shun Li, se esforzará en conocerla, en comprenderla, en darle alguna ilusión entre tanto trabajo. Es así como Shun Li empieza a disfrutar un poco de las pequeñas cosas de la vida: de una conversación sobre sus raíces, de un paseo en barca y un día en la cabaña de la laguna de Bepi. Pero pronto la desconfianza se interpondrá entre ellos. No la de ellos dos, sino la de las gentes del pueblo hacia Shun Li y las “mafias” chinas, y la de los propios chinos hacia la relación prohibida de Shun Li con Bepi. Para ellos, “los italianos no son amigos, sólo clientes”.

Como su melancólico escenario, el pueblo de Chioggia, “Shun Li y el poeta” es un precioso y entrañable film, dirigido por Segre con una sensibilidad especial, nada maniquea, para indagar en el alma de unos personajes y de un conflicto tremendamente cercanos. El conflicto lingüístico, siempre tan cómico, también está presente (aunque en ningún momento se abusa). El contenido duelo interpretativo entre Serbedzija y Zhao Tao hace el resto. El film solo se trastabilla algo en su recta final, en mi opinión, algo confusa y anticlimática.

Esta pequeña joya sólo tiene otra pega: después de verla, podríamos caer en la cuenta de que el camarero del chino de la esquina, el que lleva la frutería del barrio y el del badulaque de debajo de casa, además de unos “currantes” que nos están invadiendo, son también seres humanos con sentimientos, con heridas y con sueños. Y eso podría ser un poco incómodo.
CourierNew12
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