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España España · Barcelona
Voto de Harry Lime:
10
Cine negro. Intriga Un agente de la policía de narcóticos (Heston) llega a la frontera mexicana con su esposa justo en el momento en que explota una bomba. Inmediatamente se hace cargo de la investigación contando con la colaboración de Quinlan (Welles), el jefe de la policía local, muy conocido en la zona por sus métodos expeditivos y poco ortodoxos. Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro. (FILMAFFINITY) [+]
27 de abril de 2006
95 de 121 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1958 Orson Welles retornaba a Hollywood, tras un exilio de 10 años, para certificar el principio del fin del sistema de estudios y rodar el testamento fílmico de un genero emblemático como el cine negro que moría en la cumbre con esta joya absoluta e intemporal del cine que es “Sed de mal”.
Contratado como actor, la insistencia de Heston, que solo acepto protagonizar el film si lo dirigía Welles, le permitió transformar lo que probablemente hubiera sido un mediocre thriller en uno de los films más fascinantes, contundentes y poderosos de la historia del cine. Un Welles deslumbrante y omnipresente en su papel del corrupto policía Hank Quinlan, un hombre marcado por el pasado, domina el film desde las paginas del portentoso guión -del mismo Welles- tanto delante como detrás de la cámara. Desde la magistral grúa que abre el film con ese maravilloso plano-secuencia de casi cuatro minutos de duración -de obligado estudio en las escuelas de cine- hasta el violento, estremecedor y trágico final, de una fuerza visual y un lirismo anonadantes, asistimos a una profunda reflexión sobre la ambigüedad de la conducta del ser humano, la honradez y la corrupción y el dilema moral entre respetar la ley o hacer justicia a cualquier precio.
Film perverso y trasgresor, de una puesta en escena y un barroquismo visual subyugantes "Sed de mal" es un arriesgado ejercicio de estilo sustentado en planos-secuencia con angulaciónes y travellings imposibles, con picados y contrapicados de una eficacia aplastante en su función narrativa, potenciados por las luces y las sombras de la fotografía en blanco y negro de Russell Metty y el desasosegante score de Henry Mancini. La sobrecogedora y escalofriante interpretación de Welles encuentra en la de Heston, en un atípico rol de policía mejicano, el adecuado contrapunto. A destacar la corta, pero estelar, intervención de una fascinante y bellísima Marlene Dietrich como la gitana Tanya, la voz de la consciencia de Quinlan, con algunas de las frases más memorables del film. Una de las mejores películas de todos los tiempos, “Sed de mal” es el brillante de la corona de la filmografía de un genio, que fue siempre un rebelde con causa y a quien los mezquinos y mediocres capitostes de Hollywood jamás perdonaron su osadía y su talento.
Obra maestra absoluta del cine para ver una y mil veces, en obligada VOS.


Francesc Chico Jaimejuan

Barcelona 27 de abril de 2006
Harry Lime
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