Es de agradecer que por fin una película de ciencia-ficción haga honor al término, sustentando su historia sobre una razón científica y creando una ficción sobre ella. En este caso, observamos cómo varios astronautas se dirigen a una luna de Jupiter, pero aquí no vamos a ver extratarrestres, ni meteroritos aniquilando a la raza humana, sencillamente observamos la rutina del equipo dentro de su nave y cómo poco a poco se introduce un elemento de misterio para mantener un ritmo muy concreto. La película de Sebastián Cordero, cuyo gancho es curiosamente el actor que menos sale de todos (Sharlto Copley, protagonista de District 9) funciona como una cinta de metraje encontrado que por primera vez en años nos deja ver lo que sucede, sin demasiados cortes locos, amén de desarrollar una película de género pura. Al menos, hasta cierto momento.

El problema de Europa Report, o al menos el que yo tengo, es que no me interesa demasiado lo que cuenta. No es que el film aburra, pero sobre todo creo que desaprovecha la premisa generando secuencias que no hacen avanzar la historia, y ni siquiera puede decirse que la ralenticen: son puro relleno. Este año hemos vivido 'en directo' cómo un astronauta real, el canadiense Chris Hadfield, mostraba cosas tan sencillas como la forma en que las lágrimas actuaban en gravedad cero. Anécdotas, que por si solas aportan más luz y generan más interés que cualquier momento muerto de la película de Cordero. El problema no es tanto de construcción, de desarrollo, como de -insisto: en mi caso- de crear nexos. No me importan sus personajes, ninguno. Me da igual lo que les pase, y el cómo. Por tanto no puedo decir que la película sea fallida porque tiene méritos, y puedo entender a aquellos a los que les apasione porque (¡por fin!) es una película diferente. Le ha faltado ese "algo más" para terminar de engancharme más allá de distraerme durante sus escasos 90 minutos.