...pero creo que esto es un timo.

En serio, un timo. Reconozco que le tengo cierta manía a Brett Ratner porque me da la imagen de un director de cine cobardica y vago que va a por lo fácil, lo menos arriesgado posible y lo más convencional dentro de la moda del momento para sacarse una pasta, y luego sonreír con orgullo y satisfacción ante la cámara. Reconozco que me hacen cierta gracia las películas de "Hora Punta", pero no me acabó de sentar bien lo que le hizo a la tercera entrega de "X-Men" (que ojo, os mentiría si os dijera que no me lo pasé en grande), ni que antes y después de eso anunciara que se iba a hacer cargo de proyectos "aferrados a la moda" como la película de Conan, una película de Joker, otra de "God of War" para luego abandonarlos nada más que su moda pasara.

En especial tengo que lamentar lo de esto, la precuela de "El silencio de los corderos". Tengo que admitir que no me he leído ninguna de las novelas de Thomas Harris, con lo cual a algunos esto les sonará absurdo...
Pero creo que una precuela de aquella película, ya clásica, debería centrarse en cómo capturaron a Hannibal Lecter y cómo éste creó la leyenda que tanto sobrecogería a Clarice Starling. Eso, señores, es lo que había que hacer.

Sin embargo el capullo de Brett Ratner dejó eso exclusivamente a merced del prólogo, en el cual Edward Norton captura a nuestro infame Anthony Hopkins, y de totalmente casual, carente de mérito, un poco absurda (yo pensaba que el bueno de Lecter era más discreto e inteligente) y totalmente cogida por los pelos, sin decirnos nada muy bueno de ambos personajes. Y ya está.

Se nos presentan luego los créditos, que son bastante bonitos. ¿Y luego?

El protagonista tiene que cazar a un asesino en serie, y para atraparlo consultará al propio Lecter en su celda de la pared de cristal. ¡Se han limitado a copiar la premisa de "El silencio de los corderos"! En serio, me parece algo tan cobarde y tan estafador...

Tengo que admitir que como thriller es muy entretenido, se lo pasa uno bastante bien, pero ya. Edward Norton, Ralph Fiennes y Harvey Keitel están simpáticos, pero el propio Anthony Hopkins parece aburrido de repetir, de llevar ya demasiado tiempo en esa maldita celda.
No lo voy a pencar porque no encuentro mayor razón que su relación con las otras dos películas, y no le voy a poner mejor nota precisamente por esa razón.

Por Brett Ratner, por cobarde y por capullo, y porque por gentuza como él está Hollywood como está ahora. ¡Felicidades!