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Voto de cineoptero:
10
Drama Un piloto americano, que vive completamente entregado a la vida militar, sufre un accidente doméstico y se rompe la columna vertebral. Paralizado en una silla de ruedas, comienza una nueva vida como escritor e incluso es contratado como guionista en Hollywood. Tras el bombardeo de Pearl Harbour por los japoneses, es enviado al Pacífico como supervisor de un nuevo y revolucionario prototipo de portaaviones. Su extraordinaria fuerza de ... [+]
6 de julio de 2009
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sigue siendo un misterio para mí el observar que gran parte de la crítica sigue considerando esta película un trabajo menor de Ford. No soy capaz de entender qué puede llevar a ignorar una de las cumbres del cine de Ford y del cine americano, excepto tal vez su proximidad con Centauros del Desierto, realizada el año anterior, o porque mantiene en su primera parte un tono deliberadamente jocoso. Lo que es evidente es el impresionante momento creativo por el que pasaba el director. Sin ir mas lejos, ese mismo año realiza la también maravillosa Rissing to the Moon, un bellísimo film de relatos cortos que sigue siendo un punto referencial en los pequeños formatos (corto y medio metraje). Ford nos presenta en este caso un amargo retrato sobre las relaciones de pareja, la superación personal y ante todo sobre un personaje que por ser alguien en su profesión lo sacrificó todo. Para sacar adelante un personaje tan complejo Ford volvió a contar con su actor más representativo, John Wayne, que realiza un trabajo imponente, cargado de emoción y sutilezas en una de sus grandes interpretaciones. El resto del reparto soberbio, con especial mención a Maureen O’hara y Ward Bond. Aunque en su inicio no lo parece, es una obra enormemente íntima que se centra en pocos personajes perfectamente definidos por el esplendido guión y la impresionante puesta en escena de Ford. El director es capaz de componer planos imborrables, como esa prodigiosa escena nocturna en la cocina de gran carga emocional. Teniendo en cuenta la implicación personal de Ford, dada su vinculación con el personaje, no extraña que deje esa sensación de estar rodada con un especial cariño, y eso se traduce en un extraordinario trabajo del director. Eso no impide que sea un film agridulce, que pasa con gran rapidez de una escena amable o incluso cómica a una de un profundo dramatismo, creando ese equilibrio insuperable propiedad de solo unos pocos en las historia del cine (Satyajit Ray por ejemplo). Un gran clásico a descubrir. Para mí, directa al Top 10 de Ford, y se que eso es decir mucho.
cineoptero
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