No podíamos ni debíamos esperar demasiado de un thriller protagonizado por Timberlake y Affleck, y no porque sean malos actores, que no lo son, sino porque viendo el guión sobre el que se construye la película, era difícil que dieran más de sí.

Que Timberlake es un actor normal ya lo sabíamos desde hace tiempo. Un actor disciplinado y correcto, que aporta lo justo para ser un secundario aceptable pero al que le falta mucho para ser un respetable cabeza de cartel. sus anteriores trabajos como protagonista ("In time", "Con derecho a roce") no destacaban precisamente por su trabajo a pesar de ser medianamente entretenidos, y chocan con la calidad de los trabajos en los que aparece como secundario ("La red social" o la próxima "A propósito de Llewyn Davis").

Y que Affleck se siente mucho más seguro cuando se dirige a sí mismo ("Argo", "The town") que cuando es dirigido y no lo controla todo. No es capaz de imprimir suficiente personalidad a pesar de que su papel de fraudulento empresario diese mucho más juego, un papel que necesitaba de alguien duro y tenaz, eso sí, construido con la ayuda de un guión a la altura.

Pero ellos no tienen la culpa de encontrarse un guión que profundice menos en las situaciones y en los personajes. Un guión que se queda en lo superficial y que no vale para crear un verdadero thriller de apuestas. Su punto de partida es convincente, pero a partir de ahí se derrumba y pasa por todas las situaciones que plantea como de puntillas. No se involucra en lo que cuenta y deja vendidos a actores y director, que no pueden levantar el proyecto. Ni siquiera la (breve y poco importante) aparición de Arterton merece la pena.

Un thriller más que el espectador verá y olvidará prácticamente al mismo tiempo. Y no es un halago.