Una película basada en una historia real, la de la joven surfista Bethany Hamilton, al que un buen día mientras surfeaba con unos amigos, un tiburón tuvo la genial idea de comérsele el brazo izquierdo. No sé qué hubiera hecho yo en su caso, yo soy zurdo y ya por eso me hubiera costado mucho superar algo así, pero ella, aunque en un principio lo ve todo muy negro, y que no piensa surfear más, ve más allá, que otra gente tiene problemas mucho mayores. Una historia de superación antes una pesadilla, un avanzar en la vida, aunque ya nada volverá a ser como antes. Un buen trabajo interpretativo el de la joven actriz AnnaSophia Robb (vista en Charlie y la Fábrica de Chocolate y Un Puente Hacia Terabithia), a parte de la labor de los de efectos visuales, la chica se defiende muy bien ante el reto de meterse en la piel de la chavala Bethany Hamilton. Junto a ella podemos ver, entre otros, a Dennis Quaid y Helen Hunt como sus padres. Esta película me recuerda a otra cinta con el surf como telón de fondo, titulada En el filo de las olas (Blue Crush, John Stockwell, 2002), hasta hay dos momentos en el film que nos ocupa que me han recordado a áquella. Para los amantes del surf yo creo que les encantará. En mi caso me ha gustado, pero no por eso, sino en todo su conjunto, sus actores, las varias canciones que amenizan la trama, momentos de tranquilidad, momentos de dramatismo, momentos de emoción. De todo un poco. Lo que abunda es lo lacrimógeno. O sea que, mejor que os llevéis el pañuelo, si es que sois sensibles, yo he aguantado, pero casi se me cae una lágrima. Es de las que te tocan la fibra sensible, hasta para el que nunca parezca que la tenga. Para los que os quedáis a los créditos finales, hay varias secuencias de vídeo de la verdadera Bethany.