Serie que bebe de las noticias de actualidad que desgraciadamente abren nuestros telediarios a la hora de comer y por las noches cuando llegamos a casa después de una dura jornada.

El terror yihadista ha llegado a la puerta de nuestras casas, lo han sacado de los campos de refugiados y el odio al Estado de Israel ha degenerado en odio a todo lo europeo, a ese odio que algunos han logrado introducir en un libro sagrado como el Corán en el que ellos, desgraciadamente, no creen.

Tenemos el terror en Europa, en EEUU, y nos vemos en la obligación de defendernos, de luchar contra él y contra todos aquéllos que quieren destruir nuestra forma de vida. Eso es Homeland, unos servicios de inteligencia o espionaje, como cada uno quiera llamarlo, que combaten el terror con sus mismas armas, donde la justicia es vulnerable y se soslaya, así como los derechos humanos y los convencionalismos sociales.

Y Carrie, y Saul Berenson, una bipolar en busca del amor y un solitario sin amor, son los protagonistas de estas luchas contra el terror, de este perseguir a los malos, a los que nos quieren hacer daño, ella desde su locura inducida o no, y él desde su escepticismo y sobriedad.

Una excelente primera temporada, donde el protagonista es el sargento Brody, interpretado por Damian Lewis, desaparecido en combate, prisionero de una cédula yihadista y cuya actitud ambivalente, tras años de cautiverio, al volver a casa, pone sobre la pista a Carrie, una espía de la CIA con una magistral interpretación de Claire Danes, que bajo la batuta de Saul Berenson/Mandy Patinkin, cree firmemente en que ha sido convertido al Islam y es un terrorista en potencia. Y sobre estos tres personajes y la familia de Brody, con la guapa Morena Baccarin como su esposa, giran las primeras temporadas, para generalizarse finalmente en las situaciones que nos relatan mediatizadamente los medios de comunicación sobre las diferentes guerras en Oriente Medio y la locura del Estado Islámico.

Una gran serie, sin duda. Buenísima. Sobresaliente, 9.