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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
9
Drama. Romance Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella ... [+]
28 de diciembre de 2009
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Once no es otra pastelosa historia de amor. Es una acertada y sensible historia de amistad, de la buena, pura y natural, entre un chico y una chica, cosa que a veces también pasa en la vida real, pero jamás, o muy raramente, en las películas. El amor es muy bonito, y tal, pero suele ir cargado de sentimientos contaminados. La amistad es más auténtica y fiable, y cuando se da entre personas de distinto sexo suele conllevar atracción y, en ocasiones, deseo (sobre todo por parte del chico, he de añadir)

Es una historia muy sencilla, rodada con pocos euros, muchas ganas, las ideas claras y montón de buenas canciones.

La naturalidad de los dos protagonistas, que no son actores pero sí intérpretes, le da un punto único de honestidad a la película, que destila una sensibilidad directa que conmueve, pero no produce vergüenza ajena ni ganas de vomitar. No hay artificio en Once, ni en la cámara, ni en las interpretaciones, ni en las situaciones.

Existe una raza de músicos que son conscientes de que la música no les va a dar de comer, pero no renuncian a su amor por ella, y aunque salgan cansados de su rutinario y anodino empleo, echan la noche tocando en un garito por una miseria, o se ponen a tocar en el metro o en la calle, por el puro placer de tocar. Si eres fan de O.T. ésta no es tu película. Si te gustan estos músicos de los que hablo, te vas a quedar alelado mirando la pantalla.

La secuencia en la que improvisan Falling Slowly me la guardo para la lista de “secuencias con las que casi quemo mi casa por quedarme mirando sin pestañear y con una sonrisilla de imbécil, cigarro en mano, tirando la ceniza al tun tun por no apartar la vista para mirar al cenicero” El cenicero lo tengo muy visto, pero secuencias como ésta hay poquillas.

Pero si no conectas con la música, la película te va a saturar. Ese es el gran fallo de Once. Es honesta, auténtica, sencilla e inteligente… pero abusa de la banda sonora.
VALDEMAR
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